Persona y Sociedad (II): Los Grupos sociales


Siendo el hombre un ser social por naturaleza, los grupos son lo primero en que las personas y familias buscan canalizar sus necesidades e inquietudes. La sociología aporta una distinción útil para clasificar los diferentes tipos de agrupaciones humanas, que se resume en el siguiente cuadro.

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    COMUNIDADES▼                                 SOCIEDADES▼
                                                           Sector Privado       Sector Público
      Familia                                    Centro Vecinal
      Tribu                                        Club                              Municipio
      Etnia                                        Sindicato                     Provincia
      Nación                                     Partido Político          Estado
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                                         SOCIEDAD POLÍTICA
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Comunidad: es el grupo social formado espontáneamente, por vínculos unitivos entre sus miembros, que no dependen de su voluntad.

Sociedad: es una unión estable de personas, físicas o jurídicas, organizada para procurar un fin propio y común.


La sumatoria de todas las comunidades y sociedades que conviven en un mismo territorio, constituye una sociedad política, que puede contener más de una comunidad nacional (como en Bélgica y en Canadá). De allí la importancia de no confundir los conceptos de sociedadnación estado. Como ejemplo podemos remitirnos al documento de la Conferencia Episcopal Argentina “La Nación que queremos”, de setiembre de 2002. En el mismo se define con precisión:

“Sabemos que una Nación es una comunidad de personas que comparten muchos bienes, pero, sobre todo, una historia, una cultura y un destino común.” (p. 5)

En otros párrafos de dicho documento se expresa:

“Debemos pasar del deseo de ser Nación a construir la Nación que queremos.” (p. 4)

“Sólo buenos ciudadanos, que obren con inteligencia, amor y responsabilidad, pueden edificar una sociedad y un Estado más justo y solidarios.” (p. 6)

De acuerdo a la clasificación sociológica, sólo la sociedad y el Estado pueden construirse y reformarse, por decisión de sus integrantes. La “nación”, al ser una comunidad, no puede construirse ni reconstruirse, por un acto de voluntad, sino que se forma a través de los siglos, por la convergencia de muchos factores, y a veces, se desdibuja -como está ocurriendo en la Argentina- e incluso puede desaparecer.

El Estado es un órgano de conducción de una sociedad determinada, no de una nación, que siempre es acéfala. De allí que sea motivo de confusión denominar al Estado Argentino como Nación Argentina; expresión que según el artículo 35 de la Constitución Nacional sólo corresponde emplear en la sanción de las leyes.

La nacionalidad es un sello indeleble que recibimos al nacer en el seno de una comunidad determinada. No debe confundirse con el concepto jurídico-político de “ciudadanía”. En la sociedad argentina, conviven personas que son argentinos, por su nacionalidad, con otras que, aunque adquieran la ciudadanía argentina, pertenecen a otra nacionalidad de origen. El Estado debe regir y proteger a todos los habitantes, por lo que es un grave error no distinguir la “nación” del Estado.


A su vez, muchos argentinos nativos -se estiman en más de un millón-, viven fuera del territorio argentino, y en algunos casos han adquirido otra ciudadanía. Si bien el Estado no puede desentenderse de ellos, de hecho, están fuera de su jurisdicción, y subordinados a la jurisdicción de otro Estado, en cuyo territorio viven.


Cuerpos intermedios

La Iglesia reconoce la misión que  poseen los denominados cuerpos intermedios, llamados así porque son grupos sociales que se encuentran entre la familia y el Estado. No ocurre lo mismo con las ideologías modernas.

El individualismo liberal se opone al reconocimiento de los cuerpos intermedios, (en especial, los que cumplen un rol en la economía como los sindicatos). Las ideologías totalitarias reivindican para el Estado toda actividad social. Por ejemplo, en los países gobernados por el marxismo, el sindicato es un órgano del Estado; también el fascismo niega la personalidad jurídica de los gremios. Es que toda concepción totalitaria identifica sociedad con Estado.

Pío XI, expresa la doctrina católica al afirmar: “los que profesan un mismo oficio pueden igualmente constituir unos con otros asociaciones libres con fines en algún modo relacionados con el ejercicio de su profesión. (...) Y esa misma libertad ha de reivindicarse para constituir asociaciones que se salgan de los límites de cada profesión.” (QA, p. 87)
La realidad muestra que el tejido social es un conjunto de asociaciones interrelacionadas, que cumplen o deberían cumplir un papel eficaz para sus miembros, y también como defensa para los desbordes del Estado.


Clases sociales

En la sociedad, es posible identificar vínculos entre personas que, aunque no se conozcan, poseen afinidades o intereses comunes; el conjunto de dichas personas no constituyen comunidades ni sociedades particulares. La sociología lo denomina categorías sociales: por ejemplo, los aficionados al mismo deporte. Pero la categoría más importante es la llamada clase social: conformada por un determinado nivel o estrato de personas, con una similar posición económica, social y cultural.
Existen sociedades con sistemas de estratificación rígida, donde quien nace en una familia de ciertas características no puede cambiar de clase. Un caso típico es de la India: quien nace en la clase de los intocables, no puede abandonar la clase respectiva, que está destinada a trabajos de poca importancia. En otros países, por el contrario, el sistema de estratificación social es flexible: quien nace en una familia pobre puede, merced a su esfuerzo a la suerte, progresar y pasar a integrar otra clase.

Debe diferenciarse entre la existencia de diferencias sociales entre las personas, que es un hecho de la realidad, del manejo ideológico del concepto de clase. En efecto, algunos pensadores llegan a afirmar que las diferencias son efecto de una especie de selección natural -como en la teoría de Darwin, ocurre entre los animales-, en la que sobresalen los más aptos, y los ineptos deben conformarse con condiciones penosas de vida. Otros consideran que la solución de esas diferencias está en la lucha de clases, hasta que la clase de los menos favorecidos que constituyen la mayoría, se imponga y logre una sociedad sin clases.

La DSI distingue entre la igualdad esencial de todos los hombres, y la desigualdad accidental -por el talento, la salud, el éxito profesional, etc.- que, en una sociedad regida por el bien común, no debe ser motivo de enfrentamientos, ni impedir la justicia. La oposición de intereses resulta inevitable, pero puede equilibrarse con la intervención de los cuerpos intermedios y del Estado, sin recurrir a la lucha violenta.
“Es evidente que no todos los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad física y a las cualidades intelectuales y morales. (...) aunque existen desigualdades justas entre los hombres, sin embargo, la igual dignidad de la persona exige que se llegue a una situación social más humana y más justa.” (GS, 29)