Culpas compartidas

 





Don Bosco en Ucrania

 


El 16 de agosto el mundo católico estaba celebrando la fiesta de natalicio de San Juan Bosco, ocurrido en 1815. Pero en Ucrania esa fiesta tiene un especial relieve, pues en una pequeña ciudad de ese país se consagró la primera iglesia en honor al gran fundador salesiano.

El nuevo templo se ubica en Korostiv, al oeste de Ucrania. La consagración fue realizada por el obispo-coadjutor, Mons. Grygoriy Komar.

 “Es un acontecimiento muy significativo no solamente para los salesianos –expresó el P. Andriy Bodnar, salesiano de Don Bosco– sino también para todos los fieles de nuestra Iglesia. Esta es la primera iglesia en Ucrania dedicada a Don Bosco. Nosotros como salesianos estamos muy contentos, porque la pedagogía del santo y su sistema preventivo en la educación de la juventud se difunda no solamente en la Iglesia Católica, sino también en la sociedad ucraniana”.

La nueva iglesia se ubica junto al Centro Salesiano Domingo Savio, donde se acogen huéspedes y se realizan retiros espirituales.

La ubicación del templo es estratégica, pues está en inmediaciones de varios itinerarios turísticos hacia los Cárpatos, por lo que el templo podrá convertirse en lugar de peregrinación para muchos que estén rumbo a la escalada de las montañas.

La consagración de la iglesia contó con la participación de miembros de la Familia Salesiana, representantes de las autoridades civiles y algunos habitantes.

“Lamentablemente debido a la cuarentena, no hemos podido organizar algo más amplio, como las conferencias internacionales que habían sido previstas para esta celebración. Entretanto hemos preparado un librito impreso sobre la vida y la misión de Don Bosco. Esto nos ayudará a difundir entre la gente la información sobre el fundador de nuestra congregación”, dijo el P. Bodnar.


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Exhortación Post Sinodal Querida Amazonía

 

 

Texto completo del documento:

http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20200202_querida-amazonia.html

 

Firmada el 2 de febrero de 2020, la Exhortación Post Sinodal “Querida Amazonía” constituye el primer fruto del Sínodo para la región Panamazónica celebrado en Roma entre el 6 y el 27 de octubre del año anterior, si bien el Pontífice reconoce que el documento no desarrolla todas las cuestiones tratadas en el Documento final del Sínodo, que concluyó con un texto titulado “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

Los 111 puntos del documento están distribuidos en cuatro capítulos, a los que el papa Francisco se refiere como “sueños”: cuatro visiones  que  él propone, narradas con el sello específico de haber sido orados y reflexionados desde el discernimiento comunitario y que por ello, no son suyos, si no del Espíritu que ilumina los corazones de todos los fieles.

 

Del sueño social (Capítulos 8 a 17) se desprenden la actitud de indignación que surge cuando se constatan las reiteradas injusticias cometidas contra quienes se les ha despojado de su riqueza familiar, social, comunitaria y cultural. Sólo promoviendo la defensa de los más débiles mediante el sentido de comunidad y la práctica de la fraternidad y del diálogo social, avanzaremos hacia la recuperación de la dignidad de cada persona y de cada territorio.


El sueño cultural (capítulos 28 a 40) invita a una cultura del encuentro, tan presente siempre en el pensamiento del Papa desde el inicio de su pontificado. Sólo el encuentro fraterno y abierto permite recuperar la cultura original que da sentido de vida e identidad; pero este encuentro intercultural necesita la apertura solidaria a dejarse enriquecer por lo “otro”. Este sueño es la propuesta contraria a la globalización y al paradigma tecnocrático que pretende anular lo diverso para alentar el consumo de lo igual.

 

El sueño ecológico (capítulos 41 a 60) parte de la necesaria interconexión entre todo lo creado en donde el ser humano es creatura que tiene el deber de cuidar de la casa común y permitir que el hombre pueda llegar al fin para el que ha sido creado: Dios, que le ha dado su existencia gratuita y por puro amor.  Por esto, la relación que debe existir entre la persona y su ambiente debe ser de sumo respeto, y contemplación, superando la mirada superficial y frívola de la simple productividad.

 

Finalmente, el sueño eclesial (capítulos 61 a 110) propone “nuevos testimonios de santidad con rostro amazónico”.  Esto significa encontrar nuevos caminos para la Iglesia en esa región, desafíos que comprometan la acción de todos, laicos y religiosos que entiendan que lo que distingue a la acción de la Iglesia es el esencial kerygma, es decir, el anuncio del infinito amor de Dios por cada uno y, de modo preferencial, por los más pobres y débiles.

 

La exhortación culmina con una invocación a la Madre de Dios:

 

Madre de la vida,

en tu seno materno se fue formando Jesús,

que es el Señor de todo lo que existe.

Resucitado, Él te transformó con su luz

y te hizo Reina de toda la creación.

Por eso te pedimos que reines, María,

en el corazón palpitante de la Amazonia.

 

Muéstrate como Madre de todas las creaturas,

en la belleza de las flores, de los ríos,

del gran río que la atraviesa

y de todo lo que vibra en sus selvas.

Cuida con tu cariño esa explosión de hermosura.

 

Pide a Jesús que derrame todo su amor

en los hombres y en las mujeres que allí habitan,

para que sepan admirarla y cuidarla.

 

Haz nacer a tu Hijo en sus corazones

para que Él brille en la Amazonia,

en sus pueblos y en sus culturas,

con la luz de su Palabra, con el consuelo de su amor,

con su mensaje de fraternidad y de justicia.

 

Que en cada Eucaristía

se eleve también tanta maravilla

para la gloria del Padre.

 

Madre, mira a los pobres de la Amazonia,

porque su hogar está siendo destruido

por intereses mezquinos.

¡Cuánto dolor y cuánta miseria,

cuánto abandono y cuánto atropello

en esta tierra bendita,

desbordante de vida!

 

Toca la sensibilidad de los poderosos

Porque, aunque sentimos que ya es tarde,

nos llamas a salvar lo que todavía vive.

 

Madre del corazón traspasado

que sufres en tus hijos ultrajados

y en la naturaleza herida,

reina tú en la Amazonia

junto con tu Hijo.

Reina para que nadie más se sienta dueño

de la obra de Dios.

 

En ti confiamos, Madre de la vida

no nos abandones

en esta hora oscura.

Amén.


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La solución para una peligrosa disminución de la población


Por el P. Shenan J. Boquet

Presidente de Human Life International


Durante las últimas décadas, la élite mundial ha estado tan excesivamente obsesionada con encontrar formas de detener el crecimiento de la población mundial, que parece que nunca ha considerado seriamente lo que sucedería si tuviera éxito. Bueno, si podemos confiar en un nuevo informe que ha surgido, estamos a punto de averiguarlo, mucho antes de lo que muchas predicciones anteriores nos hicieron creer.

Según un nuevo estudio publicado en la revista de medicina The Lancet, el mundo está a punto de experimentar lo que uno de los autores del estudio describió como una disminución de la población “nunca antes vista”. Según los investigadores, es probable que la población mundial alcance su máxima cantidad de alrededor de 9.7 mil millones de habitantes en 2064, pero que esta cifra luego comience a disminuir rápidamente hasta llegar a 8.79 mil millones para 2100.

Estas proyecciones son muy diferentes a las proyecciones oficiales de la ONU, que proyectaban un máximo demográfico de 11.2 mil millones de habitantes para alrededor de 2100. Entre las muchas y sorprendentes predicciones de los autores, está la que proyecta que a menos que haya una inversión dramática de las tendencias de la fertilidad mundial, 23 naciones, incluidas España, Japón y Tailandia, probablemente verán que sus poblaciones se reducirán a la mitad para el año 2100. Los autores también estiman que para el año 2050, 151 naciones tendrán una tasa de natalidad que estará por debajo del nivel de reemplazo (aproximadamente 2.1 niños nacidos por mujer).

 

Esfuerzos a gran escala para aumentar la fertilidad

En los últimos años, numerosas naciones han comenzado a implementar varios paquetes de incentivos, alentando a los matrimonios a tener más hijos. Si bien durante décadas solo hemos escuchado sobre los peligros de la “explosión” demográfica, muchas naciones ahora se están dando cuenta de que el verdadero peligro es una implosión de la población. Esta implosión plantea enormes desafíos en términos de cómo lidiar con una fuerza laboral cada vez menor, ingresos fiscales reducidos, una marcada disminución de los índices económicos, y una población de ancianos en rápido crecimiento.

La BBC informa que, en los últimos años, “dos tercios de los países de Europa han introducido medidas para aumentar las tasas de fertilidad, desde bonos para bebés e incentivos fiscales hasta una licencia parental remunerada, con varios niveles de éxito”. En general, los resultados de estos programas de incentivos han sido menos que espectaculares. En 2015, por ejemplo, Italia lanzó un programa de incentivos que ofrecía un pago en efectivo de 800 euros por bebé por cada matrimonio. El programa parece no haber tenido un impacto notable en la tasa de natalidad, que sigue siendo una de las más bajas del mundo (1,34 hijos nacidos por mujer).

Incluso el gobierno chino, que recientemente se despertó ante las amenazas existenciales planteadas por una tasa de natalidad en sus niveles más bajos, una población que envejece rápidamente y el creciente problema de una desproporción entre los sexos – más hombres que mujeres – impulsado por el aborto selectivo de niñas, ha comenzado a modificar algunas de sus medidas draconianas de control de la población e incluso, en algunos casos, a alentar a los matrimonios a tener más bebés.

En 2016, el gobierno chino relajó su política de hijo único, permitiendo que la mayoría de las familias ahora tengan dos hijos sin sufrir sanciones gubernamentales. Sin embargo, la política no ha tenido un impacto notable en las tasas de natalidad, incluso parece que las ha empeorado. Como informó el New York Times en marzo del año pasado [2019]: “Prácticamente todas las familias ahora pueden tener dos hijos, pero el baby boom anticipado no se materializó. En los últimos dos años, los nacimientos han disminuido precipitadamente, cayendo un 12% en 2018. La tendencia ha provocado advertencias cada vez más graves de que China enfrenta una población envejeciente y una fuerza laboral cada vez menor en las próximas décadas”.

 

La población disminuye a pesar de los incentivos

Incluso, los países escandinavos, que hasta hace poco se consideraban protagonistas de una historia de “éxito” en cuanto a alentar a sus poblaciones a tener más hijos, ahora están experimentando una disminución de la fertilidad. Un informe de la BBC de enero de este año [2020] señaló que en Suecia la tasa de fertilidad ha sido de aproximadamente de 1.9 niños por mujer, por debajo del nivel de reemplazo, pero aun significativamente más alta que la de muchos países europeos. (Italia, por ejemplo y como ya habíamos señalado, tiene una tasa de natalidad de solo 1.34 hijos nacidos por mujer).

Para mantener su tasa de natalidad, Suecia ofrece a los matrimonios beneficios extremadamente generosos, que incluyen un total de 480 días de licencia parental, pagos mensuales en efectivo a los padres, cuidado infantil subsidiado y horas de trabajo relativamente bajas. Y, sin embargo, la profesora Anne Guthier, de la Universidad de Groninga en los Países Bajos, señaló que ahora se cuestiona la idea de que los países escandinavos sean un ejemplo de cómo aumentar con éxito las tasas de natalidad. “Pensamos que los países escandinavos lo habían hecho bien”, le dijo a la BBC, “hasta aproximadamente el año pasado [2019] cuando sus tasas de fertilidad comenzaron a disminuir”. El hecho es que, según ella, el tipo de incentivos en efectivo que está implementando un número cada vez mayor de países, “generalmente tiene muy poco impacto en la tasa de fertilidad”.

 

La cultura, no el dinero, dicta la fertilidad

Muchos de los expertos citados en varios artículos noticiosos sobre el inminente invierno demográfico parecen estar extrañamente perplejos ante el fracaso de los incentivos económicos para aumentar las tasas de natalidad. Digo “extrañamente”, ya que me parece que no hay nada desconcertante al respecto.

En el resumen de uno de sus libros, el demógrafo Jan Hoem señala lo que a mí me parece que es el punto más evidente de que la fertilidad es “mejor vista como un resultado sistémico que depende más de atributos más amplios, como el nivel de una buena actitud hacia la familia que tenga una sociedad, y menos en la presencia y establecimientos detallados de beneficios monetarios”.

En otras palabras, los padres tendrán hijos no porque alguien les dé dinero, sino porque tener hijos es visto como algo bueno y deseable. Sin embargo, la cultura en la mayoría de las naciones desarrolladas en este momento, incluidas las que han introducido incentivos en efectivo, constantemente les dicen a los padres exactamente lo contrario.

Durante décadas, la propaganda en nuestras escuelas, medios de difusión y gobiernos ha enfatizado que casi cualquier objetivo, excepto tener hijos, es un buen objetivo. A las mujeres, especialmente, se les ha dicho prácticamente desde el momento en que nacieron que, si bien la maternidad podría no ser una idea terrible a los 30 años, en realidad solo deberían considerarla después de haber logrado algo realmente importante, como el ascenso corporativo o ganar un título académico o profesional avanzado. Y, aun así, lo importante es no dejar que la maternidad tome demasiado de su tiempo. Ser una madre que se queda en casa es ser un fracaso como feminista, es ser una mujer que permitió que sus deseos biológicos se interpusieran en el camino de un verdadero logro.

Como si eso no fuera lo suficientemente malo, a cada vez más jóvenes adultos se les dice que tener hijos es, de hecho, egoísta. Se les dice que tener hijos causará daños ambientales a gran escala, posiblemente contribuyendo a un Armagedón ambiental que causará una gran devastación, hambre e incluso extinción. Si bien los matrimonios pueden sentir la necesidad de formar una familia, lo importante es, según los ideólogos del ambientalismo antivida, resistir esa necesidad, por el “bien” de la humanidad.

Los padres que tienen más de dos o tres hijos a menudo son avergonzados por aquellos que han creído en las teorías del desorden ambiental, o simplemente son tratados como “extraños” por personas bien intencionadas que simplemente no pueden entender por qué alguien podría querer tener más de uno o dos niños. Mientras tanto, aquellos jóvenes adultos que optan por priorizar el matrimonio y los hijos, incluso comenzando una familia cuando tienen entre 20 años y 30 años de edad (que solía ser la norma histórica), a menudo se encuentran aislados, ya que sus amigos de más o menos la misma edad, continúan enfocando todas sus energías en sus carreras, viajes, y citas en serie. Y debido a que tan pocos matrimonios ahora tienen bebés, muchos jóvenes adultos no tienen la experiencia de conocer a matrimonios cuyos esposos son jóvenes como ellos que ya tienen bebés ni tampoco de matrimonios de más edad que tengan más de dos o tres hijos. En muchos casos, la primera vez que estos jóvenes adultos sostienen a un bebé en sus brazos es cuando es el de ellos, cuando ya se han casado. Todo lo cual contribuye a que comenzar una familia parezca una propuesta muy solitaria y aterradora.

Así es como la falta de hijos se convierte en un ciclo de que se perpetúa a sí mismo, uno que, en última instancia, solo puede invertirse mediante un cambio a gran escala de actitud y cultura, y no de dinero.

 

Primero, cambiar actitudes

Si bien formar una familia es, históricamente, lo más común que una persona puede hacer, también es una de las más difíciles y audaces. Implica el equivalente de saltar de un trampolín bien alto hacia el fondo de una piscina, sin estar seguro de saber nadar. En otras palabras, requiere un salto de fe.

Si a los jóvenes adultos solo se les han dado motivos para creer que este salto de fe resultará en sufrimiento, miseria, la supresión de sus deseos e identidad, y que causará daño al resto de la humanidad, entonces ningún miserable incentivo económico los convencerá de casarse y tener hijos. Los incentivos económicos son insuficientes porque su argumento de venta es tan dolorosamente superficial y poco convincente: les dicen, “necesitamos que den a luz a más productores económicos para que nuestro país no se declare en bancarrota y nuestra calidad de vida no se deteriore”. ¡Qué razón tan mezquina y poco convincente para tener hijos!

Compare ese mensaje con este otro de la Exhortación Apostólica Familiaris consortio (no. 14) de San Juan Pablo II:

“En su realidad más profunda, el amor es esencialmente un don y el amor conyugal, a la vez que conduce a los esposos al recíproco ‘conocimiento’ que les hace ‘una sola carne’ no se agota dentro de la pareja, ya que los hace capaces de la máxima donación posible, por la cual se convierten en cooperadores de Dios en el don de la vida a una nueva persona humana. De este modo los cónyuges, a la vez que se dan entre sí, dan más allá de sí mismos la realidad del hijo, reflejo viviente de su amor, signo permanente de la unidad conyugal y síntesis viva e inseparable del padre y de la madre”.

Este mensaje de San Juan Pablo II sí es algo que le habla al corazón y al alma de una persona: ¡es un mensaje que coloca todas las dificultades y privaciones que caracterizan a la paternidad y a la maternidad bajo una luz diferente! Los niños no son solo “unidades” de producción de las que necesitamos más para la salud económica de la sociedad. Más bien, son “el mejor regalo posible”, el reflejo más profundo y natural del amor de un matrimonio, ¡un signo de la cooperación de los esposos con el poder creador de Dios!

 

¿Por qué comenzar una familia?

Comenzar una familia no es solo algo que podríamos hacer a regañadientes en respuesta a un programa de incentivos del gobierno. Es algo intrínsecamente significativo que podríamos hacer, es de hecho, una de las cosas más significativas y gratificantes que cualquier ser humano puede hacer con su vida. Una persona que inicia una familia se está abriendo al amor, a derramar amor sobre sus hijos y a recibir amor a cambio, y a presenciar uno de los mayores milagros del universo: la creación y el crecimiento de un ser humano completamente único e irrepetible.

Con esta comprensión de la vida familiar, un matrimonio joven puede estar dispuesto a rechazar el espíritu dominante de la época, a arriesgarse a ser visto como “extraños”, a estar dispuesto a abrazar las noches sin dormir y las ansiedades de la paternidad y la maternidad, sabiendo que todo esto vale la pena en un 100%. Los incentivos gubernamentales para alentar al nacimiento de más niños pueden ser una buena idea, pero hasta que no cambiemos los mensajes de la sociedad y, lo que es más importante, la cultura, podemos esperar que las tasas de natalidad no hagan nada más que continuar bajando.


Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de agosto de 2020

Traducción de José Antonio Zunino (Ecuador)

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El utilitarismo en el amor


 Por Alicia Beatriz Montes Ferrer


A veces podemos pensar que actuamos en plena libertad y siendo conscientes de lo que hacemos. Sin embargo, pudiera estar ocurriendo que nos estamos dejando utilizar como unos zapatos viejos y ni lo sabemos. 

Por eso hoy te traigo unas palabras en el que reflexionaremos sobre el utilitarismo en una relación de amor.

 

Pero antes de comenzar quizás te interese saber a qué tipo de amor me refiero en estas líneas.

Todo lo que gira a nuestro alrededor nos influye, nos va haciendo ser lo que somos, y claro, lo hace para bien o para mal. La familia, las amistades, los estudios, los programas de televisión o el cine que veamos nos van calando.  Los libros que leemos, incluso, las canciones que cantamos, todo se nos va introduciendo.

Nuestro cerebro lo va asimilando y aprendiendo como algo normal.

Si a un niño desde que nace le enseñas a decir palabrotas, eso es lo que hará en un futuro. Si le enseñas a que termine todo lo que empiece, igualmente lo aprenderá. 

Pero también hay otras maneras de ir aceptando ideas y conductas, de forma muy sutil, son PENSAMIENTOS Y HÁBITOS QUE ESTÁN EN EL AMBIENTE y van modelando nuestra escala de valores.

 

¿Qué valor le damos a las cosas? 

Con el transcurrir del tiempo y pasada la adolescencia y juventud, eso que hayamos aprendido y asimilado, difícilmente podremos cambiarlo en un futuro, formará ya parte de nosotros, de nuestro ser, para bien o para mal, insisto.

De nosotros muchas veces dependerá, por lo tanto, que tomemos una actitud crítica, filtrando lo bueno o lo dejemos pasar a nuestro interior, haciendo de esta manera que tengamos un futuro más tranquilo o arrastremos serios problemas.

El utilizar las cosas de un modo responsable o no, dependerá en gran medida de esto.

Muchas veces depende de cómo enfoquemos el valor de las cosas, de los demás y de nosotros mismos.

Si nos fijamos, por poner un ejemplo, en apenas 30 ó 40 años atrás, nuestros padres y abuelos no tenían tantos zapatos como ahora tenemos; los que tenían los cuidaban con esmero; y si se rompían no iban a la basura, si no al zapatero. Nuestras madres y abuelas cosían la ropa por las noches mientras los hijos dormían, eran todas unas expertas en costura. Y ahora apenas sabemos coser un botón; si algo se estropea, rápidamente puede ser remplazada esa prenda por otra.

Las cosas no eran de usar y tirar, se reutilizaban y se arreglaban.

Parece una tontería, pero es un aspecto más profundo de lo que suponen unos simples zapatos viejos.

Todo depende del valor que le demos a las cosas. Para uno que esté acostumbrado a tener muchos zapatos, no tendrá ningún valor y no los aprecia. Pero para otra persona que ande escaso, seguramente los valorará más por el bien que les hace tenerlos.

Piensa por un momento ¿Tú qué harías en ese caso? ¿Buscarías el modo de arreglarlos o directamente irías a comprarte unos nuevos?

El valor de las cosas materiales es algo relativo en muchas ocasiones dependiendo de nuestras circunstancias personales. Sin embargo, como veremos a continuación, hay otras cosas que directamente se relacionan con las personas y que tienen que tener a la fuerza un valor absoluto sin utilitarismo.

 

El utilitarismo en la sociedad y sus consecuencias

En el ambiente de hace unos años, como te he mostrado en los ejemplos anteriores, había un claro sentido, no sólo del ahorro, si no del respeto por las cosas. La conservación y cuidado de lo que se tenía, el uso adecuado con responsabilidad, era lo normal. Actualmente no suele ser así, ¿por qué?

En nuestras sociedades del progreso, hemos ganado en muchos aspectos: sanidad, educación, medios de transporte… pero nos encontramos con fuertes barreras ideológicas perjudiciales que nada de progreso suponen:

Hay todo un conjunto de pensamientos perjudiciales que nos están haciendo entrar en un círculo inagotable de utilitarismo, consumismo y materialismo.

A esto hay que sumar la vida cómoda, fácil y placentera… es decir, una vida irreal, a la que se nos invita constantemente tener. Pero la realidad por mucho que nos fastidie, no puede ser así, no todo es bienestar.

¿Somos conscientes de esto o nos dejamos arrastrar sin más? 

Y no sólo empleamos las cosas sin apreciar su importancia, sino que también, y esto es lo más grave, lo hacemos con las personas. Sin darnos cuenta, en bastantes ocasiones usamos a los demás o nos utilizan a nosotros, con fines utilitarios. Es decir, usamos a las personas según nos interese, nos venga bien o nos complazca… ¡Cuántas veces hemos creído tener un amigo y cuando menos lo esperábamos nos da la espalda por otros!

Esta situación no es difícil de encontrar. No sólo está presente entre amistades o compañeros: también y por desgracia, entre novios, parejas y matrimonios. Son relaciones llenas de intereses, muchas veces egoístas y ocultos, que terminan en rupturas y divorcios, siendo más pronto o más tarde, reemplazados por otros.

¡Cuántos matrimonios se salvarían de esta lacra de separaciones si se intentase entre los dos arreglar los desperfectos para lucir de nuevo una relación en armonía, como un zapato nuevo que se ha reparado!

Y ni qué decir de cómo mediante las relaciones sexuales pueden estar utilizándote y ni te des cuenta de ello. Piensas que eso es amor, que es un modo de estar más unidos… sin embargo, en bastantes ocasiones, en el fondo lo que hay es una búsqueda de placer. ¿Crees que eso te da más felicidad? Aquí te explico lo que es la verdadera felicidad y aquí dónde está el origen de la felicidad.

Como unos zapatos viejos de los que te cansas y te compras otros, pudiera ser que te utilicen así y te cambien cuando las circunstancias no sean tan favorables como al principio.  Prueba a plantearle, por ejemplo, a tu pareja, que no quieres mantener relaciones hasta llegar al matrimonio para ver cómo reacciona… si te respeta esa decisión, entonces eso sí que se puede llamar amor y no te está utilizando.

 

¿Cuánto te valoras?

El valor de las personas, que valemos por quienes somos cada uno por nuestro propio ser, no por nuestros títulos, dinero, cuerpo o fama, está viciado y confundido. De manera que esto último provoca muchas discriminaciones, esclavitudes y tristezas profundas.

El utilitarismo va unido al individualismo. Una persona que utiliza a otra es porque busca un fin egoísta que satisfacer. Su vida asentada en su yo, una vida individualista, le hace usar a los demás.

A veces, las buenas enseñanzas que recibimos en la familia, con el paso de los años parecen como si se perdieran o diluyeran en favor de otras ideas que nos pueden parecer más auténticas y atractivas. Algunas pueden tener repercusiones esporádicas, otras, sin embargo, nos pueden dejar marcados en nuestro interior para siempre, como pudiera ocurrir al dejarnos manejar por otros sin hacernos de valer y de respetar por miedo a decir no, a dar nuestra opinión, a perder esa amistad… o muchos otros motivos.

Creernos que actuamos libres de ataduras, que lo hacemos en base a nuestras propias decisiones, puede hacernos perder el sentido de la realidad. Y esas rejas que nos puedan estar oprimiendo por medio de ideologías, (como es el caso de la ideología de género) o pensamientos (consumismo, materialismo, individualismo) pasan inadvertidas, mientras nos dictan lo que debemos o no debemos hacer y nos hacen pensar que así somos realmente felices y libres.


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En compañía de María, la Madre de Jesús

Bradi Barth: Madre de la Iglesia

 

N° 105: “La Virgen María es una presencia maternal en el camino de santidad. Ella, junto con José y Jesús, supo transformar el hogar de Nazaret en una verdadera comunidad que educa, casa que coge y escuela de vida, donde se aprende a dialogar, comprender y amar. A su lado y con su ayuda Jesús creció en esa disponibilidad al Padre y a los hermanos que llegará a su máxima expresión en la hora del calvario. A imitación suya, las amas Salesianas nos esforzaremos para que nuestras estructuras sean siempre ambientes de convivencia, de crecimiento y de irradiación amorosa.”.

 

 

Influencia de María en la vida de la Iglesia

Juan Pablo II

Audiencia General del miércoles 22 de noviembre de 1995

 

1. Nos disponemos ahora a poner de relieve la inmensa riqueza espiritual que María comunica a la Iglesia con su ejemplo y su intercesión.

Ante todo, deseamos considerar brevemente algunos aspectos significativos de la personalidad de María, que a cada uno de los fieles brindan indicaciones valiosas para acoger y realizar plenamente su propia vacación.

María nos ha precedido en el camino de la fe; al creer en el mensaje del ángel, es la primera en acoger, y de modo perfecto, el misterio de la encarnación. Su itinerario de creyente empieza incluso antes del inicio de su maternidad divina, y se desarrolla y profundiza durante toda su experiencia terrenal. Su fe es una fe audaz que, en la anunciación, cree lo humanamente imposible, y en Caná impulsa a Jesús a realizar su primer milagro, provocando la manifestación de sus poderes mesiánicos.

María educa a los cristianos para que vivan la fe como un camino que compromete e implica, y que en todas las edades y situaciones de la vida requiere audacia y perseverancia constante.

 

2. A la fe de María está unida su docilidad a la voluntad divina. Creyendo en la palabra de Dios, pudo acogerla plenamente en su existencia, y mostrándose disponible al soberano designio divino, aceptó todo lo que se le pedía de lo alto.

Así, la presencia de la Virgen en la Iglesia anima a los cristianos a ponerse cada día a la escucha de la palabra del Señor, para comprender su designio de amor en las diversas situaciones diarias, colaborando fielmente en su realización.

 

3. De ese modo, María educa a la comunidad de los creyentes para que miren al futuro con pleno abandono en Dios. En la experiencia personal de la Virgen la esperanza se enriquece con motivaciones siempre nuevas. Desde la anunciación, María concentra las expectativas del antiguo Israel en el Hijo de Dios encarnado en su seno virginal. Su esperanza se refuerza en las fases sucesivas de la vida oculta en Nazaret y del ministerio público de Jesús. Su gran fe en la palabra de Cristo, que había anunciado su resurrección al tercer día, evitó que vacilara incluso frente al drama de la cruz; conservó su esperanza en el cumplimiento de la obra mesiánica, esperando sin titubear la mañana de la resurrección, después de las tinieblas del Viernes Santo.

En su arduo camino a lo largo de la historia, entre el ya de la salvación recibida y el todavía no de su plena realización, la comunidad de los creyentes sabe que puede contar con la ayuda de la Madre de la esperanza, quien, habiendo experimentado la victoria de Cristo sobre el poder de la muerte, le comunica una capacidad siempre nueva de espera del futuro de Dios y de abandono en las promesas del Señor.


4. El ejemplo de María permite que la Iglesia aprecie mejor el valor del silencio. El silencio de María no es sólo sobriedad al hablar, sino sobre todo capacidad sapiencial de recordar y abarcar con una mirada de fe el misterio del Verbo hecho hombre y los acontecimientos de su existencia terrenal.

María transmite al pueblo creyente este silencio-acogida de la palabra, esta capacidad de meditar en el misterio de Cristo. En un mundo lleno de ruidos y de mensajes de todo tipo, su testimonio permite apreciar un silencio espiritualmente rico y promueve el espíritu contemplativo.

María testimonia el valor de una existencia humilde y escondida. Todos exigen normalmente, y a veces incluso pretenden, poder valorizar de modo pleno la propia persona y las propias cualidades. Todos son sensibles ante la estima y el honor. Los evangelios refieren muchas veces que los Apóstoles ambicionaban los primeros puestos en el Reino, que discutían entre ellos sobre quién era el mayor y que, a este respecto, Jesús debió darles lecciones sobre la necesidad de la humildad y del servicio. María, por el contrario, no deseó nunca los honores y las ventajas de una posición privilegiada, sino que trató siempre de cumplir la voluntad divina, llevando una vida según el plan salvífico del Padre.

A cuantos sienten con frecuencia el peso de una existencia aparentemente insignificante, María les muestra cuán valiosa es la vida, si se la vive por amor a Cristo y a los hermanos.

 

5. Además, María testimonia el valor de una vida pura y llena de ternura hacia todos los hombres. La belleza de su alma, entregada totalmente al Señor, es objeto de admiración para el pueblo cristiano. En María la comunidad cristiana ha visto siempre un ideal de mujer, llena de amor y de ternura, porque vivió la pureza del corazón y de la carne.

Frente al cinismo de cierta cultura contemporánea, que muy a menudo parece desconocer el valor de la castidad y trivializa la sexualidad, separándola de la dignidad de la persona y del proyecto de Dios, la Virgen María propone el testimonio de una pureza que ilumina la conciencia y lleva hacia un amor más grande a las criaturas y al Señor.

 

6. Más aún; María se presenta a los cristianos de todos los tiempos, como aquella que experimenta una viva compasión por los sufrimientos de la humanidad. Esta compasión no consiste sólo en una participación afectiva, sino que se traduce en una ayuda eficaz y concreta ante las miserias materiales y morales de la humanidad.

La Iglesia, siguiendo a María, está llamada a tener su misma actitud con los pobres y con todos los que sufre en esta tierra. La atención materna de la Madre del Señor a las lágrimas, a los dolores y a las dificultades de los hombres y mujeres de todos los tiempos, debe estimular a los cristianos, de modo particular al aproximarse el tercer milenio, a multiplicar los signos concretos y visibles de un amor que haga participar a los humildes y a os que sufre hoy en las promesas y las esperanzas del mundo nuevo que nace de la Pascua.

 

7. El afecto y la devoción de los hombres y la Madre de Jesús superan los confines visibles de la Iglesia y mueven a los corazones a tener sentimientos de reconciliación. Como una madre, María quiere la unión de todos sus hijos. Su presencia en la Iglesia constituye una invitación a conservar la unidad de corazón que reinaba en la primera comunicad, y en consecuencia a buscar también los caminos de la unidad y de la paz entre todos los hombre y mujeres de buena voluntad.

María, en su intercesión ante el Hijo pide la gracia de la unidad del género humano, con vistas a la construcción de la civilización del amor, superando las tendencias a la división, las tentaciones de la venganza y el odio, y la fascinación perversa de la violencia.

 

8. La sonrisa materna de la Virgen reproducida en tantas imágenes de la iconografía mariana, manifiesta una plenitud de gracia y paz que quiere comunicarse. Esta manifestación de serenidad del espíritu contribuye eficazmente a conferir un rostro alegre a la Iglesia. 

María, acogiendo en la anunciación la invitación del ángel a alegrarse, es la primera en participar en la alegría mesiánica, ya anunciada por los profetas para la “hija de Sión”, y la trasmite a la humanidad de todos los tiempos.

El pueblo cristiano, que la invoca como causa de nuestra alegría, descubre en ella la capacidad de comunicar la alegría que nace de la esperanza, incluso en medio de las pruebas de la vida, y de guiar a quien se encomienda a ella hacia la alegría que no tendrá fin.

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Las nuevas Letanías Marianas revelan el corazón de la Madre de Dios


por Jose Antonio Varela


Las Letanías Marianas, que han ido brotando desde la antigüedad, a modo de súplica, rogativa o alabanza, no son otra cosa que los títulos con que la Iglesia fue reconociendo la grandeza y predilección de Dios por su Madre. 

Han transcurrido poco más de dos mil años y la Iglesia sigue añadiendo nuevos títulos y su gratitud a la Virgen María. En esta oportunidad, lo hace a través del Papa Francisco, quien, mediante la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha pedido al mundo entero que se añadan tres nuevas letanías para destacar aún más las características misericordiosas y consoladoras de su máxima patrona. 

Fue así que mediante una carta firmada por el prefecto de dicho Dicasterio vaticano, el cardenal Robert Sarah, cuyos destinatarios fueron los presidentes de las conferencias episcopales del mundo entero, se establece la incorporación de las fórmulas “Madre de la Misericordia” (Mater misericordiae), “Madre de la Esperanza” (Mater spei) y “Alivio de los Migrantes” (Solacium migrantium). Según el mismo documento, fechado

el 20 de junio último, la primera invocación se colocará después de “Madre de la Iglesia”, la segunda después de “Madre de la Divina Gracia” y la tercera después de “Refugio de los pecadores”.

Si bien la Iglesia contaba ya con 52 letanías, el pontificado actual ha querido plasmar en nuevas súplicas, lo que ha sido el eje del magisterio del Papa Francisco en estos siete años.

La primera, “Madre de la misericordia”, refleja las enseñanzas del Santo Padre desde el inicio, esto es, de que “Dios nunca se cansa de perdonar, sino que somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”. Por ello, tiende ese puente hacia el perdón divino que es la Virgen, quien como madre solícita movió por primera vez el corazón de su hijo, al interceder por los novios en las Bodas de Caná.

En el caso de la segunda, “Madre de la esperanza”, el papa confía a María todas la grandes tareas y proyectos que ha emprendido, algunos de las cuales requieren de una férrea confianza de que esperar, es creer en las promesas de Dios. Allí están sus insistentes llamados a una cultura del encuentro, a la vivencia de un Evangelio de la alegría, a la protección del medio ambiente y hasta la misma reforma de la curia y otras estructuras eclesiales —léase parroquias, congregaciones religiosas, escuelas, medios de comunicación.

Y es la tercera, “Alivio de los migrantes”, con la que se ha completado la modificación prevista. Dicha letanía es una muestra de confianza en la intercesión de la reina del cielo, frente a un problema creciente y de mucho sufrimiento que ha demandado la intervención directa y continua del Papa. Nos referimos a esta dura realidad de desplazamiento y de falta de oportunidades, como es la migración a escala mundial.

Los cambios realizados por el Papa Francisco no han sido los únicos que han modificado el listado de Letanías Marianas Lauretanas, término este último que hace referencia al lugar donde se habrían escrito la mayoría de estas, es decir la Casa de Loreto (hoy convertida en santuario en Italia). Fue hasta este lugar, donde según la tradición, fue trasladada la morada de María, en la que recibió la visita del Arcángel Gabriel.

Con el fin de destacar más este reconocimiento, los diversos papas incorporaron nuevas letanías. Fue así que tenemos el caso del papa Pío V, quien introdujo en el siglo XVI la invocación “Auxilio de los Cristianos”. Aunque ya aparecía desde el siglo XVIII, después  de la definición dogmática de 1854 el Papa Pío IX le dio carácter absoluto a las letanías “Madre Inmaculada” y “Reina concebida sin pecado original”.

Algunas de las que se incorporaron en el siglo XX fueron “Reina de la Paz” (Benedicto XV), así como “Madre de la Iglesia” (Pablo VI) o “Reina de la Familia” (Juan Pablo II).

Para muchos, es usual rezar las letanías al final del rezo del Santo Rosario, a modo de completar los “piropos” que se han elevado a la madre de Dios en cada cuenta. Sin embargo, las letanías no tienen que formar parte de una ceremonia o de un rosario, para poder expresarlas, sino que se las puede enunciar de modo personal o grupal en cualquier ocasión.


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