¿Derechos de la Tierra?




 La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, el 22 de abril de 2009, la propuesta del presidente boliviano Evo Morales de celebrar el Día Mundial de la Tierra, como el Día Internacional de la Madre Tierra.

 Evo Morales, en el discurso que dirigió a la Asamblea después de la aprobación, explicó: “No sólo los seres humanos tienen derechos humanos, sino la Madre Tierra (Pachamama) debe tener derechos, debemos apelar a nuestra razón y sensatez, porque la vida humana no es posible sin la Madre Tierra”.

El discurso propone que la ONU estudie la posible creación de una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Treinta años después, el 15 de octubre de 1978 fue aprobada la Declaración Universal de los Derechos de los Animales.  Después de otras tres décadas, inicia un camino de reflexión para aprobar los Derechos de la Madre Tierra (Pachamama, en idioma quechua).

Ahora bien, si se considera la posibilidad de unos supuestos  “derechos” de la Pachamama, se podría pensar también en llevarla al banquillo de los acusados ante un Tribunal Internacional por sus “fechorías”: la “Madre Tierra” habría originado el devastante terremoto de Abruzzo, Italia, causando cientos de muertes en abril de 2009; en 2004 más de veintisiete mil  personas en Indonesia; y dieciocho mil  en Sri Lanka murieron a causa de otro terremoto y un tsunami.
Y así, se podrían presentar contra la Madre Tierra cientos de cargos por “crímenes contra los hombres”. Seguramente nadie pensaría que esta forma de razonar es correcta. Sin embargo, es la conclusión lógica de atribuir derechos a la Madre Tierra.

Entonces, ¿pueden existir derechos de la  Tierra? No. Únicamente los seres libres son portadores de derechos, porque son responsables de sus actos y, por lo tanto, se les pueden imputar. Por ello, llevar a “Pachamama” ante un Tribunal sería un desatino, al igual que otorgarle derechos.

Oigamos nuevamente el discurso de Evo Morales aquel 22 de abril: “La Madre Tierra es algo sagrado. Ha llegado el momento de reconocer que la Tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a la Tierra. Estoy convencido de que la Madre Tierra es más importante que el ser humano”.

En esta visión del mundo, -bastante difundida actualmente-, se absolutiza y diviniza la naturaleza; el hombre ha pasado de ser hijo de Dios, a ser hijo de la Madre Tierra. Ha cambiado la oración a un Dios personal por los antiguos ritos y cultos paganos a Pachamama, cayendo en una nueva forma de panteísmo.


Con el fin de llegar a una reflexión seria sobre los “derechos” de la naturaleza es importante esclarecer los siguientes aspectos:

 La naturaleza no tiene una autonomía propia. La Madre Tierra (Pachamama) no es un ser vivo, ni un ser personal. Por lo tanto, no es un ser libre que pueda gozar de derechos propios. Las cuatro acciones presentadas por Evo Morales como los cuatro derechos de la Madre Tierra: derecho a la vida; derecho a la regeneración de su biocapacidad; derecho a una vida limpia; y derecho a convivir, no pueden ser considerados como derechos de la Madre Tierraal no ser un sujeto personal, libre y responsable.

 Pero tampoco la naturaleza puede ser vista únicamente como un instrumento que se convierta en el laboratorio experimental del hombre. El hombre, dotado de inteligencia y libertad, es sujeto de derechos, pero al mismo tiempo tiene una responsabilidad moral frente al uso correcto de los bienes naturales. El poder que la técnica ha dado a la persona humana ha hecho que el hombre cuente actualmente con medios suficientes para destruir el mundo. Por ello, el hombre debe ser consciente de la grave responsabilidad que tiene frente a los recursos naturales puestos a su disposición por Dios Creador y que son patrimonio de todos los hombres.

 La condición infrahumana de la naturaleza, puesta al servicio del hombre no es motivo para que éste  la destruya, sino una oportunidad para presentarse como un administrador responsable de los bienes que le han sido encomendados.

 Así lo recordaba el Papa Benedicto XVI en su Discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre de 2008.

 “En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra responsabilidad con la tierra. No es simplemente una propiedad nuestra, de la que nos podemos aprovechar según nuestros intereses y deseos. Es más bien don del Creador, quien ha diseñado los ordenamientos intrínsecos y de este modo nos ha dado señales de orientación que debemos respetar como administradores de su creación [...] La Iglesia tiene una responsabilidad con la creación, tiene que defender la tierra, el agua, el aire, como dones que pertenecen a todos. Tiene que proteger también al hombre contra su propia destrucción. Por ello es necesario que exista una ecología del hombre entendida en el sentido justo”.