En el año 1862 la Virgen se aparece a San Juan Bosco y le comunica que desea que la honren con el título de “Auxiliadora”. Luego le señala el terreno donde se le debe construir un gran templo y le dice: “Ésta será mi casa, de aquí saldrá mi gloria”. San Juan Bosco escribe al papa Pío IX esta idea y al Pontífice le parece tan sumamente buena que a vuelta de correo le envía el dinero para comprar el terreno para el templo.
El día que empieza la construcción, Don Bosco no tiene siquiera el dinero para mandar el correo. La gente cree que este sacerdote está loco, pero María Auxiliadora se encarga de hacer tantos milagros a quienes ayudan a construir su templo, que en sólo tres años estuvo terminado. Don Bosco afirmaba que cada ladrillo era un milagro de la Virgen.
Durante los 25 años que van desde 1863 hasta su muerte, Don Bosco difundió la devoción a la Santísima Virgen bajo la advocación de “auxiliadora”. Actualmente hay unos tres mil quinientos templos dedicados a María Auxiliadora, y el Concilio Vaticano II reafirmó solemnemente esta advocación.
María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros
La frase del mes: El que confía en la Virgen nunca se verá defraudado.
