Aguinaldo 2015





por Julio Ortega - Salesiano Cooperador

Como Don Bosco, ¡con los jóvenes, para los jóvenes!

El Aguinaldo de cada año, pasa a ser una propuesta de comunión para toda nuestra Familia Salesiana en el mundo.

1. UNA HERMOSA HERENCIA ESPIRITUAL
Califico de «hermosa herencia espiritual» nuestra tradición familiar del Aguinaldo porque ha sido algo que siempre ha estado muy en el corazón de Don Bosco. Los primeros mensajes que, a modo de Aguinaldo, están recogidos en nuestra tradición se remontan a la década de 1850. En las Memorias Biográficas leemos que una estrategia de Don Bosco era la de escribir, de cuando en cuando, un papelito haciéndolo llegar a quien quería darle un consejo. Algunos mensajes fueron conservados y son muy personales: invitan a una buena acción, o a remediar algo que no va bien; además desde los primeros años del Oratorio, Don Bosco entregaba, al final del año, un Aguinaldo a todos sus jóvenes en general y otro a cada uno en particular. El primero, el general, solía consistir en indicar algunos procedimientos y aspectos a tener en cuenta para la buena marcha del nuevo año. Y casi cada año continuó dando tales aguinaldos. El último Aguinaldo que Don Bosco dedicó a sus hijos. (Memorias Biográficas). Sintiendo Don Bosco que llegaba el momento final, hizo llamar a Don Rua y a Monseñor Cagliero y, con las pocas fuerzas que le quedaban, les dio unas últimas recomendaciones para ellos y para todos los Salesianos. Bendijo las casas de América y a muchos de los Hermanos que en esas tierras estaban, bendijo a todos los Cooperadores italianos y a sus familias y, finalmente, les pidió que le prometieran que se amarían como hermanos…, y que recomendaran la frecuente comunión y la devoción a María Santísima Auxiliadora. Recogiendo estas palabras, Don Rua describe en su tercera circular ese momento y esas palabras, y añade que «estas podrían servir como Aguinaldo del nuevo año para enviar a todas las casas salesianas. Deseó que fuesen para toda la vida y dio su aprobación para que sirviesen realmente como Aguinaldo para el nuevo año».


2.EL AGUINALDO… QUE QUIERE SER PALABRA DE UNIDAD PARA TODA NUESTRA FAMILIA SALESIANA
Nuestra Familia se distingue y caracteriza por ser, en primer lugar, una familia carismática en la que el Primado de Dios-Comunión es el corazón de la mística salesiana. Esto es así porque nos remite al origen de aquel  «carisma» del Espíritu que se nos ha transmitido a nosotros desde Don Bosco para «ser vivido, custodiado, profundizado y desarrollado constantemente en sintonía con el Cuerpo de Cristo en perenne crecimiento». En tal comunión de carisma reconocemos la diversidad y, al mismo tiempo, la unidad que tiene su fuente en la consagración bautismal, en el compartir el espíritu de Don Bosco, y en la participación de la misión salesiana al servicio de los jóvenes, y especialmente los más pobres. Por eso en cada Aguinaldo subrayamos este aspecto de la comunión que es prioritario en nuestra Familia. En la medida en que el Aguinaldo ayude a las programaciones pastorales de las diversas ramas y grupos, es bienvenido, pero sabiendo que su finalidad primaria no es la de llegar a ser un programa de pastoral para el año, sino la de ser un mensaje creador de unidad y comunión para toda nuestra Familia, en un objetivo común. Después veremos en cada «rama» cómo concretarlo en vida, cómo hacerlo operativo. De ahí la propuesta de Aguinaldo, para nuestra Familia Salesiana, para este año que el Señor nos regala: COMO DON BOSCO, ¡CON LOS JÓVENES, PARA LOS JÓVENES!


3. COMO DON BOSCO… DESDE SU CORAZÓN PASTORAL Y SU ACCIÓN EDUCATIVA, ENVUELTOS EN LA TRAMA DE DIOS
Decir COMO DON BOSCO, hoy, es ante todo volver a encontrar y descubrir de nuevo en toda su plenitud el espíritu de Don Bosco que, hoy como ayer, tiene y ha de tener toda la fuerza carismática y toda actualidad. De entre todo lo que se podría explicitar sobre esta realidad carismática, voy a subrayar dos aspectos:
I. La Caridad pastoral (o el corazón del «Buen Pastor»), como elemento movilizador del ser y el hacer de Don Bosco.
­II. Su capacidad de leer «el Hoy» para preparar «el Mañana».


3.1. Don Bosco, con el corazón del «Buen Pastor»
El corazón de Jesús, Buen Pastor, marca todo nuestro hacer pastoral y es referencia esencial para nosotros. Al mismo tiempo, la concreción, «al modo salesiano» la encontramos en Don Bosco (plasmado en el espíritu de Valdocco,... o en lo que de más propio tienen los grupos de la Familia Salesiana). Por lo tanto, en nuestra Familia Salesiana, el punto de confluencia primero y para todos es el carisma de Don Bosco suscitado por el Espíritu Santo, para bien de la Iglesia. Es esto que llamamos carisma salesiano y que nos abraza y acoge a todos. En Don Bosco «la feliz expresión (que fue su programa de vida), “me basta que sean jóvenes para que los ame”, fue la palabra y, todavía lo es hoy, la opción educativa fundamental» por excelencia. Sabemos que por sus niños y jóvenes desarrolló una grandísima actividad con palabras, con acciones educativas, con presencia, con escritos, con asociaciones o compañías, con viajes, con fundaciones, y en encuentros con todo tipo de autoridades civiles y religiosas y con el mismo Papa. «Por ellos, sobre todo, manifestó una atención muy cuidada, dirigida a sus personas, a fin de que en su amor de padre los jóvenes pudiesen acoger el signo de un amor más alto». Esa predilección por los jóvenes, por cada joven, fue la que lo llevaba a hacer lo que fuese, a romper «todo molde», todo estereotipo con tal de llegar a ellos. Como atestigua don Francisco Dalmazzo al «proceso de santidad» de Don Bosco, bajo juramento en 1892, «Yo vi un día a Don Bosco abandonarnos a don Rua y a mí, que lo acompañábamos, para ayudar a un muchacho albañil a transportar una carretilla muy cargada, que se sentía incapaz de mover y que lo demostraba llorando; y esto sucedía en una de las calles principales de la ciudad». Esa predilección por los muchachos llevaba a Don Bosco a entregarse del todo en la búsqueda de su bien, de su crecimiento, desarrollo y bienestar humano y de su salvación eterna. Ese era su horizonte de vida: ¡ser todo para ellos, hasta el último suspiro! Lo expresa una de nuestras hermanas estudiosa de Don Bosco: «El amor de Don Bosco por estos jóvenes se manifestaba en gestos concretos y oportunos. Se interesaba por toda su vida, enterándose de las necesidades más urgentes e intuyendo las más ocultas. Afirmar que su corazón se entregaba totalmente a los jóvenes significa que toda su persona, inteligencia, corazón, voluntad, fuerza física, todo su ser estaba orientado a hacerles el bien, a promover su crecimiento integral, a desear su salvación eterna. Por tanto, para Don Bosco ser hombre de corazón quiere decir estar totalmente consagrado al bien de sus jóvenes y gastar a favor de ellos todas sus energías hasta el último aliento». Esto lo llevó, con criterios similares, y con el mismo espíritu, a buscar una solución a los problemas de las jóvenes, con la cercanía de la Cofundadora María Mazzarello y el grupo de mujeres jóvenes unidas a ella y dedicadas, en el ámbito parroquial, a la formación cristiana de las chicas. Su corazón pastoral lo animó, a contar con otros colaboradores, hombres y mujeres, «consagrados con votos estables, cooperadores asociados en el compartir los ideales pedagógicos y apostólicos». A esto se suma su condición de gran promotor de una especial devoción a María Auxiliadora de los cristianos y Madre de la Iglesia, y su cuidado y afecto permanente por sus exalumnos. Y en el centro de todo este hacer y de su visión ha estado, como verdadero movilizador de su fuerza personal «el hecho de que Don Bosco realiza su santidad personal mediante el compromiso educativo vivido con celo y corazón apostólico», la caridad pastoral. Esa caridad pastoral que para Don Bosco, por sentirse envuelto en la Trama de Dios significaba que Dios tenía la primacía en su vida, era Él la razón de su vivir, de su hacer, de su ministerio sacerdotal, hasta el punto de abandonarse en Él hasta la temeridad.
Este sentirse envuelto en la Trama de Dios significaba, amar al joven, a todo joven, cualquiera que fuese su estado o situación, para llevarlo a la plenitud de ese ser humano, que se ha manifestado en Jesús y que se concretaba en la posibilidad de vivir como honrado ciudadano y como buen hijo de Dios. Y esta ha de ser la clave de nuestro ser, vivir y actuar el carisma salesiano. Si llegamos a sentir en lo más profundo de cada uno de nosotros, esa pasión educativa que llevaba a Don Bosco a encontrarse con el joven en el tú a tú, creyendo en él, confiando en que en cada uno siempre hay semilla de bondad y de Reino, para ayudarlos a dar lo mejor de sí mismos y acercarlos al encuentro con Jesús, entonces estaremos haciendo realidad, lo más bello de este nuestro carisma salesiano.


3.2.En la historia de Dios y de los hombres
Yo creo, y muchos de nosotros creemos que Don Bosco tenía una capacidad especial para saber leer los signos de los tiempos. Supo hacer propios tantos valores que su tiempo le ofrecía en el campo de la espiritualidad, de la vida social, de la educación… y fue capaz de darle a todo ello una impronta tan personal que lo ha distinguido y diferenciado de otros grandes de su tiempo. Esto le permitía leer el hoy como si viviese ya en el mañana. El hoy de Don Bosco era contemplado por él con los ojos del «historiador de Dios», con los ojos de quien sabe mirar la Historia para reconocer en ella los signos de la presencia de Dios. Historia presente, no pasada. Historia contemplada con una lucidez que a la mayoría nos resulta posible únicamente con la relectura -en Dios- de los acontecimientos, para poder dar así respuestas a las necesidades de sus jóvenes. Por su estilo de vivir y de actuar, nosotros también estamos llamados hoy a pedir a Don Bosco que nos enseñe a leer los signos de los tiempos para ayudar a los jóvenes. Esta misma convicción la expresa el Capítulo General Especial cuando dice que «Don Bosco poseyó en alto grado la sensibilidad a las exigencias de los tiempos… Sus primeros colaboradores se formaron en este espíritu… Y la sociedad moderna, con sus cambios rápidos y profundos exige un nuevo tipo de persona, capaz de superar el ansia provocada por dichos cambios y de proseguir buscando, sin anquilosarse en soluciones hechas… capaz de distinguir, sin extremismos, lo permanente de lo mutable». En este deseo de actualizar el carisma, el camino que nos queda es, el de buscar para nosotros ese su corazón pastoral, junto con esa capacidad de movilidad, de adaptación, de lectura creyente del aquí y ahora.


4.¡CON LOS JÓVENES! PARA LOS JÓVENES… EN ESPECIAL LOS MÁS POBRES

4.1.¡Con los JÓVENES! estando con ellos y en medio de ellos
Y decimos Con los JÓVENES, porque el punto de partida de nuestro hacer carne y sangre (encarnar) el carisma salesiano, es el de ESTAR CON LOS JÓVENES, estar con ellos y entre ellos, encontrarlos en su vida cotidiana, conocer su mundo, amar su mundo, animarles a ser protagonistas de sus vidas, despertar su sentido de Dios, animarlos a vivir con metas altas. El mundo de los jóvenes es un mundo de posibilidades. Para poder ser fermento en el mundo de los jóvenes, debemos conocer y valorar positiva y críticamente aquello que los jóvenes valoran y aman. El desafío de nuestra misión en medio de los jóvenes pasa a través de nuestra capacidad profética para leer los signos de los tiempos, como anteriormente decíamos de Don Bosco; es decir, ¿qué nos está diciendo y pidiendo Dios a través de estos jóvenes con los que nos encontramos? Este desafío comienza por tener la capacidad de escucharlos, y por tener el valor y la audacia de entablar con ellos un diálogo «horizontal», sin posicionamientos estáticos, sin creernos los dueños de la verdad. Adoptemos la actitud del «aprendiz», y mucho aprenderemos de ellos y de la imagen de Iglesia que proyectamos hacia ellos. Los jóvenes, con su palabra, su presencia o su «indiferencia», con sus respuestas y sus ausencias, nos están reclamando algo. Y también el Espíritu en ellos, y a través de ellos, nos está hablando. Del encuentro con ellos nunca se sale indemne, sino recíprocamente enriquecidos y estimulados.


4.2.¡Con los JÓVENES! mostrándoles predilección pastoral
Y decimos Con los JÓVENES, porque si lo que llena nuestro corazón -desde el momento de la llamada vocacional de Jesús a cada uno de nosotros-, es la predilección pastoral por los jóvenes, esta predilección se manifestará en nosotros, como en Don Bosco, en una verdadera «pasión» buscando su bien, poniendo en ello todas nuestras energías. Y nuestras comunidades, sea cual sea el grupo de nuestra Familia (comunidades de vida religiosa, de oración y compromiso, de testimonio…), han de intentar adquirir «visibilidad» entre los jóvenes de su propio ambiente. Esta visibilidad exige discernimientos, opciones y renuncias. Significa ante todo gratuidad en el servicio, relaciones fraternas alegres y detallistas, en un proyecto comunitario de oración, encuentros y servicio. Se requiere, más que nunca, una «casa abierta», con pluralidad de iniciativas convocantes, y con propuestas oportunas para los problemas de los jóvenes del entorno. Hagamos que los jóvenes se percaten del valor que tiene el poder disponer de un «hogar salesiano», poder contar con un grupo de personas amigas. La significatividad exigirá que nuestras comunidades vivan en una saludable tensión que se transforma en búsqueda, discernimiento y toma de decisiones que han de ser continuamente revisadas, llevadas a la oración y contrastadas en la vivencia fraterna y en la praxis pastoral.


4.3.¡Para los JÓVENES! en especial para los más pobres
En diversas ocasiones he comentado que cuando el Papa Francisco habla de ir a la periferia, dirigiéndose a toda la Iglesia, a nosotros nos interpela de manera muy viva y directa porque nos está pidiendo que estemos en la periferia, con los jóvenes que están en la periferia, lejos de casi todo, excluidos, casi sin oportunidades. Al mismo tiempo digo que esta periferia es para nosotros algo muy propio como Familia Salesiana, porque la periferia es algo constitutivo de nuestro ADN salesiano. ¿Qué fue el Valdocco de Don Bosco sino una periferia de la gran ciudad? ¿Qué cosa fue Mornese sino una periferia rural? Será necesario que nuestro examen de conciencia personal y de Familia se confronte con esta fuerte llamada eclesial, que es a su vez de la esencia del Evangelio. Es necesario examinarnos acerca de nuestro estar con los jóvenes y para ellos, para los más pobres, necesitados y excluidos…, pero no será necesario buscar nuestro norte, nuestra «estrella polar de navegación», porque en los últimos, los más pobres, en los que más nos necesitan está lo más propio de nuestra identidad carismática y con esta identidad es con la que hemos de confrontarnos al buscar nuestro sitio, nuestra manera de responder hoy a la misión, en el aquí y ahora.


4.4.¡Para los JÓVENES! … porque tienen derecho a encontrar modelos de referencia creyentes y adultos…
Cada vez se hace más evidente que nuestro servicio a los jóvenes pasa también, y en gran medida, a través de la existencia de modelos de referencia creyentes y adultos. Los jóvenes buscan y desean encontrarse con cristianos audaces pero «normales», a los que no sólo puedan admirar, sino también poder imitar. Nuestros jóvenes, como en otras dimensiones de su persona «en construcción», necesitan mirarse en otros, quieren reconocerse a sí mismos y aprender a vivir su fe, más por contagio (por testimonio de vida) que por adoctrinamiento. Por eso nuestra acción pastoral no puede ser una tarea uniforme y lineal, dado que las situaciones de de los jóvenes son tan variadas. Esto implicará, sobre todo en nosotros educadores, actitudes profundas como estar dispuestos a «perder la propia vida» para darla por el Reino, aceptar la pobreza, la austeridad, la sobriedad como opción de libertad pastoral personal e institucional, estar dispuestos a reconvertir nuestras obras cuando sea necesario, poniendo siempre en primer lugar a las personas, el encuentro con ellas y el servicio a las mismas.


4.5.¡Para los JÓVENES! … para quienes el encuentro personal será oportunidad única para sentirse acompañados
Trabajar con los jóvenes y por los jóvenes, ha sido y es, no sólo un privilegio por estar en contacto con personas vitales, llenas de potencialidad, de sueños y frescura… sino, sobre todo, es una oportunidad que se nos ofrece de caminar junto a ellos para volver a Jesús, para recuperar su vida y su mensaje, sin filtrar su radicalidad, sin eludir incómoda confrontación con nuestras escalas de valores y estilos de vida. Estamos convencidos de que el Evangelio, tanto hoy como ayer, cuenta con todas sus posibilidades de ser escuchado, oído y aceptado de nuevo en el mundo de los jóvenes, como una Buena Noticia. En este ser escuchado y aceptado el Evangelio, se nos presenta el desafío de cultivar con empeño el encuentro personal, el acompañamiento espiritual personal, donde cada Salesiano educador, pueda proponer caminos, sugerir opciones. A ejemplo de Don Bosco, tenemos una gran necesidad de educadores abiertos a la novedad, ágiles para innovar, ensayar, arriesgar y ser personalmente testimonio veraz en la vida de los jóvenes. Se nos pide acercamiento personal en el encuentro espontáneo, interés por «sus cosas» sin pretender invadir su intimidad.
Un acompañamiento centrado en la consideración positiva y afectuosa del otro, y que ha de materializarse en las tareas de «facilitar», de «valorar» y de «orientar». Poner en marcha «itinerarios de educación a la fe» no consiste tanto en introducir cosa alguna del exterior al interior de los jóvenes, sino en ayudarlos a dar a luz su intimidad más radical habitada por Dios, a desarrollar las potencialidades y capacidades que llevan dentro de sí mismos. Se trata de acompañar sus vidas, de ayudarlos a descubrir su identidad más íntima y su proyecto personal de vida.


4.6.Porque los JÓVENES… especialmente los más pobres, son un don para nosotros

Fue el mismo Rector Mayor Juan Vecchi quien escribió que «los jóvenes pobres han sido y son todavía un don para nosotros». Y ciertamente no podemos pensar que don Vecchi esté defendiendo la pobreza, pero es cierto, que si estamos con ellos y en medio de ellos, son ellos, los primeros que nos hacen el bien, que nos evangelizan que nos ayudan a vivir verdaderamente el Evangelio desde lo más propio del carisma salesiano. Me atrevo a decir, como ya he manifestado en alguna otra ocasión, que son los jóvenes, y especialmente quienes son más pobres y necesitados, quienes nos salvarán ayudándonos a salir de nuestras rutinas, de nuestras inercias y de nuestros miedos, a veces más preocupados en conservar las propias seguridades, que en tener el corazón, el oído y la mente abierta a lo que el Espíritu nos pueda pedir. Por ellos y ante ellos no podemos eludir las urgencias que desde la misma realidad juvenil nos están golpeando a la puerta. Colaboramos con nuestras obras y servicios múltiples en promover la acogida de los jóvenes, escuchar los gritos del alma: jóvenes solos, acosados por la violencia, con conflictos familiares, con heridas emotivas, con confusión, con sufrimiento y dolor. La Buena Noticia empieza por escuchar y acoger de forma incondicional sus necesidades, deseos, miedos y sueños. Urge también recuperar su capacidad de búsqueda, de indignación ante las oportunidades que se les cierran por ser promesas vacías, estimular sus sueños para promover la acción, la colaboración, la búsqueda de unas sociedades mejores. Aceptar el «abrazo de Dios» como un regalo, aprender a llorar en Él, a reír en Él.

5.EN EL BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE DON BOSCO

5.1. Hubo un Primer Centenario
Como es natural hubo un primer Centenario, aquí una pequeña reseña histórica. En 1915 concurrían dos centenarios, ambos muy salesianos. El nacimiento de Don Bosco y la determinación del 24 de mayo como celebración en honor de María Auxiliadora. Esta fue decidida por decreto del Papa Pío VII, para dar gracias a la Madre de Dios por su liberación del cautiverio, estableciendo la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo, día en que entró de nuevo en Roma. La idea de celebrar el primer Centenario del nacimiento de Don Bosco comenzó con mucha antelación. Don Pablo Álbera quería darle a la celebración un doble carácter: extender la devoción a María Auxiliadora y dar a conocer la figura y obra de Don Bosco, y también con el fin de acelerar la causa de beatificación. En 1914 la organización de las celebraciones del primer Centenario estaba muy avanzada. La prensa había dado a conocer los actos principales; las autoridades que iban a intervenir; se habían seleccionado también los planos del monumento y de la nueva iglesia; la Santa Sede había aprobado el cambio de fecha del Capítulo General, y la renuncia de los miembros del Capitulo Superior a un año de sus respectivos cargos; el cardenal Gasparri, en calidad de Protector de la Congregación Salesiana había escrito una carta, en nombre del Papa. Pero las circunstancias que vendrían fueron adversas. En 1914 y 1915 sucedieron trágicos acontecimientos: un terremoto sacudió una parte de Sicilia, con graves daños materiales, pero sin pérdidas de vidas de SDB y FMA; un fuego destruyó completamente la casa chilena de Valdivia; la muerte de Pío X, muy cercano a los Salesianos. Un nuevo terremoto que, a inicios de 1915, asoló la región de los Abruzos, ocasionando la muerte de tres FMA. Dos SDB, fueron rescatados de entre los escombros. Y llegó el acontecimiento más trágico: el estallido de la Primera Guerra Mundial, que dividió el mundo en dos grandes bandos, dejando millones de muertos. Italia, al principio neutral, entró en guerra el 23 de mayo de 1915, justo un día antes del comienzo de la celebración del centenario de la fiesta de María Auxiliadora. El conflicto bélico afectó gravemente a las obras salesianas en diversos países. Unos 2,000 jóvenes Salesianos fueron llamados a las armas, en uno y otro bando. La guerra impidió el contacto y la comunicación con las casas salesianas. También disminuyó en gran medida la ayuda de los Cooperadores. Don Pablo Álbera hizo continuos llamamientos a la oración, insistiendo en la conmemoración del 24 de cada mes, dedicado a María Auxiliadora. Era evidente que en esta situación los programas del Centenario tendrían que ser suprimidos, reducidos o esperarían mejores circunstancias. Se suspendió los actos festivos, se redujo los programas y sed dio un carácter más religioso e íntimo, aunque siempre con la esperanza de que la paz llegara pronto y se pudieran vencer los obstáculos. Pero la paz tardó en llegar y muchos de los actos no pudieron celebrarse nunca. Con todo, y si bien el día anterior a la fiesta, el 23 de mayo, Italia declaró la guerra a Austria, y entró a formar parte del bloque de los aliados, el 24 de mayo se celebró en el abarrotado santuario un solemne pontifical presidido por el cardenal arzobispo de Turín. También hubo festejos en Valsalice y Castelnuovo. Para cerrar el aniversario, el Rector Mayor invitó a todos los amigos de Don Bosco a una doble peregrinación: la primera, el día 15 de agosto, para visitar su tumba y la segunda, el día 16, para visitar I Becchi, donde había nacido y en Castelnuovo, donde había sido bautizado. En Valsalice la asistencia fue tan numerosa que fue necesario levantar un altar en el pórtico que está delante de la tumba. Miles de personas se agrupaban ocupando todos los espacios del patio y sus alrededores. Cantos, oraciones y ofrendas precedieron a la bendición eucarística impartida por don Pablo Álbera desde la terraza situada ante la tumba de Don Bosco. A los presentes se les entregó un recuerdo con la imagen de Don Bosco y algunas de sus máximas. La segunda jornada, el 16 de agosto, concentró en torno a la casita de Don Bosco en I Becchi a numerosos grupos de jóvenes y adultos, eclesiásticos y laicos, que venían de Turín y de los pueblos aledaños. Lo esperaban don Pablo Álbera y todo el Capítulo Superior. Don Pablo Albera celebró la Santa Misa y después se procedió a la colocación de la primera piedra de la nueva iglesita que se quería levantar allí en honor de María Auxiliadora como recuerdo del doble centenario. En Castelnuovo se descubrió una lápida conmemorativa. Después de una comida popular, siguió el homenaje oficial del pueblo. Don Pablo Álbera fue nombrado ciudadano de honor. En América pudieron celebrarse ambos centenarios. En todas las naciones americanas donde estaba implantada la obra salesiana se celebraron actos masivos en honor de Don Bosco y de María Auxiliadora. En varios lugares se dio su nombre a las calles y se levantaron centros e iglesias en perpetua memoria del acontecimiento. Argentina y Brasil fueron las que más se distinguieron en esta circunstancia.



5.2. En la celebración del Bicentenario
Hasta aquí fue la historia de la primera celebración. Son también muchos los actos, en gran medida muy sencillos, que están teniendo lugar en todo el mundo. Pretendo subrayar, como lo hice el 16 de agosto en I Becchi al inicio del Bicentenario, el sentido del mismo. Hoy nosotros, mientras celebramos el Bicentenario de este hecho histórico, damos profundas gracias a Dios por lo que ha hecho con su intervención en la Historia, y en esta historia concreta aquí, en las colinas de I Becchi. Varias veces digo en esta carta, que el carisma salesiano es el regalo que Dios, a través de Don Bosco, ha hecho a la Iglesia y al Mundo. Se formó en el tiempo, desde las rodillas de Mamá Margarita hasta la amistad con buenos maestros de vida y sobre todo en la vida cotidiana con los jóvenes. El Bicentenario del nacimiento de Don Bosco es un año jubilar, es un «año de Gracia», que queremos vivir en la Familia Salesiana con un profundo sentimiento de gratitud al Señor, con humildad pero gran alegría, porque ha sido el mismo Señor quien ha bendecido este hermoso movimiento espiritual apostólico fundado por Don Bosco bajo la guía de María Auxiliadora. Es un año jubilar para los 30 grupos que ya formamos esta gran Familia, y para otros muchos que, inspirados en Don Bosco, en su carisma, en su misión y espiritualidad, esperan ser reconocidos en esta Familia. Es un año jubilar para todo el Movimiento Salesiano que, hace referencia a Don Bosco en sus iniciativas, acciones, propuestas, camina compartiendo espiritualidad y esfuerzos por el bien de los jóvenes, en especial los más necesitados. Este Bicentenario quiere ser, para todos, y en todo el mundo salesiano, una ocasión preciosa que se nos ofrece para mirar el pasado con agradecimiento, el presente con confianza, y para soñar el futuro de la misión evangelizadora y educativa de nuestra Familia Salesiana con fuerza y novedad evangélica, con coraje y mirada profética, dejándonos guiar por el Espíritu que siempre nos acercará a la novedad de Dios.
El Bicentenario está siendo una oportunidad para una verdadera renovación espiritual y pastoral en nuestra Familia, una ocasión para hacer más vivo el carisma, y hacer tan actual a Don Bosco como siempre lo fue para los jóvenes, en nuestro camino hacia las periferias físicas y humanas de la sociedad y de los jóvenes.
El año del Bicentenario, y el camino posterior que hemos de recorrer, han de ser para nosotros, un tiempo para aportar lo que humildemente forma parte de nuestra más viva esencia carismática.

Este Bicentenario ha de ser, y está siendo también, la evocación de tantas mujeres y hombres que en este proyecto apasionante han dado su vida por este ideal de manera heroica, en las condiciones más difíciles y extremas del mundo, y por eso son un triunfo, un tesoro inestimable que solo Dios puede valorar. Con esta convicción, nos sentimos más animados no solo a admirar a Don Bosco, no solo a percibir la actualidad de su figura, sino a sentir fuertemente el irrenunciable compromiso de imitación de quien, desde las colinas de I Becchi llegó a la periferia de Valdocco, y a la periferia rural de Mornese, para implicar consigo y con otras personas a todo aquel que buscara el bien de la juventud y su felicidad en este mundo y en la eternidad.




REFLEXION (Grupal o personal)

1. ¿Qué pidió Don Bosco en su último Aguinaldo?

2.  ¿Cuál es el corazón de la mística salesiana?

3. Por nuestra comunión de carisma reconocemos la __________ y, al mismo tiempo, la __________.

4. Nuestra Unidad tiene su fuente en:
4.1
4.2
4.3
5. ¿Cuál es la finalidad primaria del Aguinaldo?

6. Para todos los integrantes de la Familia Salesiana, el punto de confluencia primero es __________ de Don Bosco suscitado por _______________, para bien de _______________.

7. El amor de Don Bosco por los jóvenes se manifestaba en __________ concretos y __________.

8. ¿Qué quiere decir para Don Bosco ser hombre de corazón?

9. Don Bosco realiza su santidad personal mediante el __________ educativo vivido con __________ y corazón __________

10. ¿Cómo estaríamos haciendo realidad, lo más bello de este nuestro carisma salesiano?

11. ¿Qué significaba sentirse envuelto en la TRAMA DE DIOS?

12. Don Bosco tenía una capacidad especial para saber ______ los signos de los ______. Esto le permitía leer el _____ como si _______ ya en el mañana.

13. Nuestra sociedad moderna, con sus cambios rápidos y profundos ¿qué tipo de personas nos exige?

14. ¿Qué debemos hacer para ser fermento en el mundo de los jóvenes?

15.  ¿Qué nos pide Dios a través de los jóvenes con los que nos encontramos?

16. ¿Cómo se debe manifestar nuestra predilección pastoral por los jóvenes?

17. La Significatividad ¿qué exige que nuestras comunidades?

18 . El Papa nos está pidiendo que estemos en la __________, con los __________ que están en la periferia... para nosotros la __________ es algo __________ de nuestro ______ salesiano.

19. En nuestro servicio a los jóvenes deben encontrar __________ de referencia __________ y adultos.... __________ audaces pero «__________».

20. Nuestra jóvenes... necesitan... aprender a vivir su fe, más por __________ (por testimonio de ______) que por ____________

21. Nosotros como educadores... debemos estar dispuestos a «_______ la propia vida» para _______ por el Reino... dispuestos a __________ nuestras obras cuando sea __________.

22. Trabajar con los jóvenes y por los jóvenes... es una __________ que se nos ofrece de caminar ______ a ellos para volver a _______, para recuperar su vida y su __________, sin filtrar su __________.

23. ¿Cuál es el desafío que se nos presenta al escuchar y aceptar el Evangelio?

24. ¿En qué consiste los «itinerarios de educación a la fe»?

25. ¿Por qué el Rector Mayor nos dice que los jóvenes, y especialmente los más pobres y necesitados, son quienes nos salvarán?

26. Por qué los jóvenes pobres han sido y son todavía un don para nosotros?


   


27. ¿Cuáles fueron los dos centenarios que se celebraban en al año 1915?



28.  Don Pablo Álbera quería darle a la celebración del primer centenario un doble carácter: extender la __________ a María Auxiliadora y dar a __________ la figura y obra de __________, y también con el fin de __________ causa de beatificación.

29. Italia declaro la guerra a __________ y así integrando el bloque de los __________ entró en la primera guerra mundial el ____ de mayo de ______, justo un día antes del __________ de la celebración del __________ de la fiesta de María Auxiliadora.

30. El __________ salesiano es el regalo que ______, a través de ________, ha hecho a la __________ y al mundo.

31. ¿Por qué este Bicentenario un Año Jubilar, es un «año de Gracia»?


32. Este Bicentenario quiere ser, una __________ preciosa para mirar el pasado con ____________, el presente con ____________, y para soñar el ________ de la ________ evangelizadora y ________ de nuestra Familia Salesiana.



33. El Bicentenario es una oportunidad para: una verdadera __________ espiritual y __________ en nuestra Familia, una ocasión para hacer más vivo el __________, y hacer tan ______ a Don Bosco como siempre lo fue para los ________

34. En este Bicentenario, nos sentimos más animados no solo a __________ a Don Bosco, no solo a percibir la __________ de su figura, sino a sentir el irrenunciable compromiso de _________ de quien, desde las colinas de I Becchi llegó a la __________ de Valdocco, para implicar consigo a todo aquel que buscara el ________ de la juventud y su __________ en este mundo y en la eternidad.


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