La serenidad ante las dificultades


Turín 1875: La primera expedición misionera


Se pierde fácilmente la serenidad cuando se llega a saber que alguien nos quiere mal y nos hostiliza en nuestras actividades; fácil es entonces perder la paz del corazón y la serenidad de espíritu. Otro fácil motivo de turbación es el saber que alguien habla mal de nosotros: ya sea que hablen con razón, ya sea que hablen injustamente, el saberlo nos hiere en lo más íntimo y nos hace perder la serenidad.
Don Bosco vivió por seis años en continuo peligro de su vida y su tranquilidad  a causa de la persecución de que fue objeto por parte de quienes querían truncar su actividad a favor de la juventud y de la buena prensa. Pero él no se agitaba jamás. Modificando ligeramente un pasaje de la Escritura, había creado una especie de rima con la cual se serenaba a sí mismo y serenaba a los demás: Laetare et benefacere e lasciar cantare le passere (Estar alegres, hacer el bien y dejar que los criticones afilen su lengua en la maledicencia).
Con todo el cúmulo de males y de trastornos físicos por los cuales fue atormentado durante toda su vida, jamás profirió un lamento ni la menor señal de impaciencia: no conocía el desaliento.


¡Oh, padre Don Bosco! Tú que en las horas amargas de tu vida, y en las persecuciones a tu obra que se desencadenaron, elevaste siempre al cielo el sacrificio de un corazón fuerte y generoso, haz que sepamos aceptar las exigencias de cada día y las renuncias que implica el testimonio cristiano. Que todo sea un instrumento para construir el Reino de Dios y la salvación de las almas. Amén.

María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros




La frase del mesEs preciso tener como compañera inseparable a la paciencia.