Cualidades necesarias para ser un buen animador grupal




Animador grupal, llamado también coordinador, facilitador, o dirigente de la reunión, es quien estimula, alienta, coordina, asesora, dinamiza al grupo y a la reunión. ¿Qué se necesita para ser un animador de grupo? ¿Qué cualidades y condiciones son necesarias para realizar esta tarea? ¿Qué actitudes y aptitudes debe tener quien dirige una reunión?
El que dirige la reunión no debe ser necesariamente un experto en el tema a tratar, sino más bien un hábil jefe en condiciones de guiar una discusión con acierto. Cualquiera que sepa dirigir imparcialmente una reunión en la cual participan personas que tiene opiniones diversas, consiguiendo mantener a los que intervienen en un plano amigable, posee los requisitos que le son  indispensables.
El conocimiento es importante, pero no tanto como un pensamiento claro e imparcial y la capacidad de ejercer un hábil control sobre los participantes. El que conduce tiene la misión de procurar que cada uno contribuya y que ninguno monopolice el tiempo del grupo. Debe además controlar la intensidad de los sentimientos que el intercambio de opiniones puede hacer nacer y que pueden impedir un juicio sereno  haciendo que se pierda de vista el problema que se discute o que un error sea aceptado cono verdad.
El conductor debe crear una situación que permita la perfecta libertad de discusión; para conseguirlo, debe evitar encuentros impetuosos o desagradables; no debe permitir que la sala de reunión se convierta en  un lugar al que todos llevan sus quejas y resentimientos, y debe tener siempre presente el bien común.

A lo largo de la reunión, quien la preside debe procurar:
  • Reunir los hechos
  • Seleccionarlos y valorarlos
  • Obtener de la reunión una decisión
  • Desarrollar un plan
  • Poner en ejecución ese plan


El verdadero conductor ayuda a los participantes a:
  • Hacerse más permeable a nuevos  métodos e ideas
  • Reconocer nuevas y mayores responsabilidades
  • Comprender mejor los nuevos problemas que van apareciendo
  • Conseguir una mentalidad mas abierta
  • Organizar el propio pensamiento. Quien dirige una reunión debe además poder asumir papeles diversos: debe organizar, guiar, dirigir, informar, interpretar, alentar, estimular, juzgar, moderar y conciliar siempre que haya necesidad. Y debe saber hacerlo sin que se advierta demasiado. Esto significa que:

Debe ser un  pensador claro y rápido. No es necesario que sea el más rápido del grupo, pero para obtener respeto y confianza debe ser el más capaz bajo este aspecto; una buena preparación general le ayudará  muchísimo sobre este particular.


Debe poseer habilidad para expresarse fácilmente, para hablar con soltura expresando claramente su pensamiento. Debe poder ayudar a los otros a exponer en un lenguaje claro y ordenado. Debe ser capaz de formular preguntas y presentar los argumentos de diversos modos para mantener siempre viva la atención de grupo. Debe ser conciso al delinear el tema de discusión, al resumir los progresos de la discusión a medida que avance la misma y al exponer los resultados o conclusiones.



Debe poseer cualidades analíticas, pues se espera de él que sepa aclarar los  problemas. Esto significa que debe saber analizar y profundizar en los varios puntos de vista del asunto que se discute. A lo largo de la discusión debe estar siempre alerta al analizar la propuesta que se haga; quién se opone a ella, quien postula otra distinta; debe separar lo esencial y distinguir en cada momento aquello que puede servir para arribar a una conclusión.



Debe ser imparcial, esto es, adoptar una actitud vigilante para que cada uno reciba la misma atención y tratamiento cortés. Aunque quien presida la reunión pueda no ver con satisfacción a ciertos individuos  o a determinados puntos de vista, no deben permitir que sus sentimientos influyan sobre su juicio. 


Debe ser paciente, tolerante con los tropiezos de sus oyentes. Muchos encontrarán dificultad para pensar en voz alta y otros encontrarán fatigoso expresar sus pensamientos de cara al grupo; lo que  estos participantes necesitan es estímulo y ayuda paciente.

Debe tratar a las personas con mucho tacto, es decir, tratar a los demás sin ofenderlos nunca.

Debe tener seriedad y control de sí mismo porque debe saber inspirar en el grupo entusiasmo, ánimo y confianza en su habilidad para conducir la discusión, sin  monopolizarla tratando de imponer a toda costa su punto de vista.

Debe tener sentido del humor; no hay nada que pueda sustituir al sentido del humor cuando sea preciso aliviar la tensión; ello permitirá salir de situaciones delicadas y mantendrá vivo el interés del grupo. Una anécdota divertida ayudará a llevara a buen fin el punto en cuestión si herir los sentimientos de nadie. De cualquier modo, cuando se inicia una discusión en tono serio, debe ser mantenida en el miso plano, y el respeto por el grupo debe evitar interrupciones humorísticas o salidas ingeniosas.