Aguinaldo 2016 Ficha 3


por Julio Ortega, SS.CC. (Perú)

4.3. La aventura del Espíritu ES CAMINO DE ESPIRITUALIDAD

¿Cómo podríamos definir el concepto de espiritualidad?
En esencia la espiritualidad es vivir bajo la acción del Espíritu.
En palabras del teólogo Hans Urs Von Balthasar, “la espiritualidad es la actitud básica, práctica o existencia, propia del hombre, y que es consecuencia y expresión de una visión religiosa de la existencia”.

Nosotros no podemos entender la espiritualidad como algo que se añade o algo circunstancial a la persona, sino que es parte de la esencia misma de nuestra condición de seres humanos.
Por lo tanto, nada en nosotros, ni actitudes, ni comportamientos, ni las relaciones pueden quedar al margen de la espiritualidad.

La espiritualidad, penetra todas las dimensiones de la persona. Tiene que ver con su identidad, sus valores, lo que da significado, esperanza, confianza y dignidad a su existencia y se explicita en la relación consigo mismo, con el prójimo y con cuanto trasciende la naturaleza humana, el misterio de Dios.
Nosotros, como creyentes y seguidores de Cristo, no podemos hablar de la espiritualidad en general sino de la espiritualidad cristiana porque tenemos en Jesús la fuente, la razón, la meta y el sentido de nuestra vida y de la espiritualidad con que la vivimos.

Nos descubrimos habitados por Dios, y creemos que hay un sitio en nuestro corazón para Él, y nos descubrimos seres privilegiados por una relación tan personal. Qué bello es esto sabiéndonos al mismo tiempo 'mendigos de Dios'.
La espiritualidad cristiana es entonces, y ante todo, un don del Espíritu.
Él es el “Maestro interior” del camino espiritual de cada persona. Él suscita en nosotros la sed de Dios (Jn 4,7) y al mismo tiempo sacia nuestra misma sed.
Esa vida «en el Espíritu» es para San Pablo «vida oculta con Cristo en Dios» (Col 3,3), vida del «hombre interior que se renueva día a día» (2ºCo 4,16), «vida nueva» (Rm 6,4).

Es el Espíritu el que hace del cristiano morada de Dios, capaz de acogerle. Es el Espíritu el que da comienzo a la vida espiritual engendrando al hombre como hijo de Dios.
Los maestros espirituales se refieren a este espacio interior donde acontece el diálogo con Dios.
En los Evangelios, cuando Jesús se refiere a la oración, alude a un lugar secreto, escondido, habitado por Dios: «Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6,6).


4.4. Una aventura QUE ES VIDA ABIERTA AL ESPÍRITU SANTO
La consecuencia de todo este dinamismo ha de ser la de indagar lo fascinante que es vivir la vida estando abiertos al Espíritu Santo que habita en ella. Dios nos sale al encuentro y nos invita a caminar con Él y a participar de su vida por medio del Espíritu.

Caminar con Dios es la experiencia más especial, bella, única que pueda alcanzar el ser humano.
Es expresión de la esencia de nuestro ser cristianos y forma parte de la experiencia vital y profunda que da sentido pleno a la vida del creyente.
Por ello, una vida espiritual intensa implica una constante apertura al Espíritu.

De hecho, como sugiere Don Vecchi hablando de nuestra espiritualidad salesiana, creemos que “todo aquello que en el mundo orienta hacia Dios, todo aquello que explícita o implícitamente invoca la presencia o la intervención de Dios, todo aquello que empuja a la búsqueda de Dios tiene al Espíritu como fuerza oculta”.

Si bien conocer a Dios y su búsqueda es más que nuestro propio deseo. Es, ante todo, Don que se nos brinda y que sintoniza con nuestra condición de buscadores del Absoluto, por más que tantas veces nuestros pasos sean pequeños e inciertos.

Y es en esta perspectiva que permanecemos centrados en Jesús para, junto con Él, recorrer un verdadero camino que sea aventura, novedad, aire fresco del Espíritu, sabiendo que no es algo destinado a élites sino a toda persona, todo hombre y mujer, todo joven abierto a Dios; sabiendo que toca la propia vida de manera decisiva, sabiendo que siempre nos conducirá a un encuentro más profundo e íntimo con Jesús, notando que se despliegan las capacidades de la propia persona, que se expresa principalmente en la comunicación de Dios -Misterio siempre inabarcable-, que nos habla y con el que nos comunicamos de maneras diversas, que nos lanza siempre a salir de nosotros mismos e ir al encuentro de los otros viviendo la fe en la actividad ordinaria de la vida cotidiana. Todo esto sería expresión de la espiritualidad cristiana.


5.  CONDUCIDOS POR EL ESPÍRITU SANTO

5.1. Jesús 'evento del Espíritu'
La acción del Espíritu Santo llega a su punto máximo, por designio del Padre, en la persona de Cristo. Toda su existencia es un evento del Espíritu ya desde el momento de su concepción cuando a María, se le comunica que:
“el Espíritu Santo descenderá sobre ti, sobre ti extenderá su sombra la potencia del altísimo” (Lc 1,35)

Ya antes del inicio de su ministerio en Galilea “Jesús recibe el Espíritu y Dios se le declara Padre amante (Mt 3,17): es constituido Hijo antes de actuar como apóstol”.
Mientras Jesús se recoge en oración tras su bautismo “el cielo se abrió y descendió sobre Él el Espíritu Santo” (Lc  3,21b-22a), y por medio del Espíritu el Padre lo unge como Mesías y lo presenta como el Hijo Amado.

Lleno del Espíritu Santo “es guiado por el Espíritu al desierto...” (Lc 4,1-13)
En el Espíritu, llegado al desierto, vence las tentaciones y se muestra especialmente Hijo en el Padre. Siempre en el Espíritu vuelve a Galilea, llega a Nazaret y se atribuye a sí mismo, y públicamente, la profecía de Isaías “el Espíritu del Señor está sobre mí” (Lc 4,18)

En síntesis, estas citas del Nuevo Testamento nos muestran de manera evidente que la vida de Jesús ha estado marcada por la presencia y acción del Espíritu de Dios, y que la vida de Jesús fue un aprender a vivir como Hijo del Padre buscando siempre y en todo hacer su voluntad.


5.2. María, mujer del Sí, guiada por el Espíritu
María de Nazaret es la jóven creyente amada de Dios, con quien Dios mismo dialoga por medio de su ángel, significando o dando a entender que la presencia y acción del Espíritu se realiza en un encuentro respetuoso que es propuesta y respuesta. La misma presencia del Espíritu dependerá, en definitiva, de su sí.
En Lucas 1, 35 el ángel le comunica el plan de Dios, al que María responde:
“Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices. Y el ángel la dejó”
Lc 1,38.

Luego que María diera el sí, ni se imaginaba cuáles iban a ser los caminos que iba a recorrer guiada por el Espíritu, pero ella se fió totalmente de Dios.
Estuvo presente en Caná, en el inicio de la misión del hijo; estuvo al pie de la cruz en el Calvario, en el momento en que su hijo entregaba su vida; estuvo en oración con los discípulos después de la resurrección y estaba presente cuando el Espíritu Santo irrumpe en Pentecostés. Toda la vida de María fue marcada por el sí a Dios y por la apertura a su Espíritu. “En ella, la Madre, la fe resplandece como don, apertura, respuesta y fidelidad”.



FICHA  DE REFLEXIÓN (grupal o personal)
01. Defina de manera sencilla el concepto de espiritualidad:
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02. La espiritualidad ¿es algo añadido o circunstancial a nosotros, o es parte de nuestra esencia como seres humanos?
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03. Defina si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas:
- Nuestras actitudes, comportamientos y relaciones están al margen de la espiritualidad.         
- La espiritualidad, penetra todas las dimensiones de la persona.         
- Nuestra espiritualidad cristiana tiene a Jesús como su fuente, su meta y razón de vida.
- La espiritualidad cristiana es ante todo, un don del Espíritu.               


04. Es el __________ el que da comienzo a la ________ espiritual engendrando al ________ como hijo de Dios.


05. ¿Quién hablaba del “sentir y gustar interiormente de las cosas de Dios”?
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06. Cuando Dios sale a nuestro encuentro, nos hace una doble invitación:
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07. Una vida __________ intensa implica una constante __________ al Espíritu.


08. ¿Quién dijo: “...todo aquello que empuja a la búsqueda de Dios tiene al Espíritu como fuerza oculta”?
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09. La ________ del Espíritu Santo llega a su punto máximo, por __________ del Padre, en la persona de ________. Toda su existencia es un evento del __________.
10. Según el Nuevo Testamento la vida de Jesús:
- Ha estado marcada por la __________ y acción del __________ de Dios.
- Fue un __________ a vivir como ________ del Padre buscando siempre y en todo su __________.


11. En María la presencia y ________ del Espíritu se realiza en un __________ respetuoso que es propuesta y __________.


12. ¿Cuáles son los dos hechos que marcaron toda la vida de María?
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Los peculiares vínculos entre la mujer y su casa

por Ana María Carelli


Siempre se ha dicho que la mujer es más que nada, corazón. Y eso es verdad, porque mientras el varón es un ser volcado al mundo y a las cosas, la mujer es interioridad, una intimidad desde la cual brotan  sus características propiamente femeninas. Todo en la mujer, su ser corporal, sus expresiones anímicas, sus gustos y preferencias, manifiesta un más allá resguardado  desde donde irradia su específico modo de ser. El ser de la mujer y sus actos, hasta los que parecen triviales, se configuran a partir de esa intimidad silenciosa y llena de paz en la que ella es receptiva y cálida; expansiva, generosa y alegre; deseosa de encontrarse y darse a lo demás.

El poeta Rainer María Rilke dijo que la sabiduría se encuentra en la fidelidad a la condición humana. La mujer que desee ser consecuente consigo misma tiene que cultivar las prerrogativas que definen su auténtica condición femenina, apta fundamentalmente para desempeñar los actos y los gestos que implican la maternidad, el cuidado y la educación del ser humano.

Hay dos ámbitos que resultan privilegiados para la exteriorización de las características más íntimas de la mujer. Uno de ellos el lugar donde ella habita, en el cual, desde las capacidades de su alma, va generando las condiciones vitales que resultan más entrañables y propicias al ser humano. "Es la casa la gran invención de la mujer", dijo don Ortega y Gasset. Es una prolongación del ser femenino, de su corazón, de su estar siempre en disponibilidad para el encuentro y la entrega personal. La casa es el lugar más apropiado para el surgimiento de la vida humana, la renovación del amor, el despertar y la expresión de los afectos y la imaginación.

Es por eso que el hogar es mucho más que un lugar donde protegerse de la intemperie o de los peligros del mundo exterior. Es un espacio sagrado, que invita al diálogo y a fortalecer los vínculos. Es un lugar único, que queda impregnado con la afectuosidad, los anhelos y los deseos más profundos de sus habitantes. Quizá el motivo más importante por el que la mujer ansía siempre "estar siempre en casa", es porque para ella es encontrarse consigo misma.

Uno de los signos del cautiverio de la mujer actual es justamente su incapacidad para "quedarse en casa" y estar a solas consigo misma; para crear un clima que predisponga al diálogo y al amor; para iluminar los ambientes con su presencia y dejar flotando en el aire la fragancia de su perfume. En muchos hogares hay soledad y sus habitantes son, más que moradores, peregrinos.... siempre de paso. En otros, hay demasiado ruido; o lujo impersonal, que nada dice de los que  allí viven.

Para ser feliz, la mujer precisa mucho más que el varón: de un ámbito donde lo más importante sean las personas y las relaciones humanas, y en el que todos se esfuercen por mantener encendido el corazón y despierta el alma.

El mundo más propio de la mujer es el de los afectos y el de la comunicación espiritual. De ahí que el otro espacio en el que sus presencia ha sido constante a través de los siglos, y donde ella se encuentra muy a gusto es  "la Casa de Dios". La mujer es por naturaleza la gran orante y la eterna adoradora de Dios. Será por eso que a la Iglesia se le ha dado figura de Mujer y Esposa. A Ella le va muy bien el ardor y el silencio del templo, que es invitación a la intimidad y al más elevado Amor.