Espiritualidad


Treinta máximas de Don Bosco


Recopiladas por el P. Rafael SÁNCHEZ VARGAS, SDB

Alegría
1        Para nosotros la base de toda santidad consiste en estar siempre alegres.
2        Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma.
3        Muéstrate siempre alegre, pero que tu sonrisa sea sincera.
4        Para ser bueno basta practicar tres cosas y todo te resultará a pedir de boca. ¿Cuáles son estas tres cosas?: Alegría, estudio y piedad.
5        Estando siempre alegres, ni cuenta nos daremos qué pronto pasa el tiempo
6        El demonio no puede resistir a la gente alegre.
7        Mientras conservéis vuestra alegría, os alejaréis del pecado.

Amistad
8        Sin sonrisa no es posible demostrar amistad.
9        ¡Cuántas almas se pueden atraer con el buen ejemplo!
10    No os fiéis de la amistad de los que hablan mal de sus superiores o que tratan de alejaros de vuestros deberes.

Amor
11    Los jóvenes... se muestran muy dóciles cuando están convencidos de que la persona que les manda los ama.
12    Sin cariño, resulta estéril toda educación.


Autoridad
13    Recomendamos siempre la obediencia a la autoridad civil, porque quien gobierna está puesto por Dios para mandar.
14    Respetad todas las autoridades constituidas como ciudadanos, pero como católicos depended del Sumo Pontífice.


Bien
15    Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse.
16    Nuestra vida es tan fugaz, que apenas nos alcanza el tiempo para hacer el bien.


Caridad
17    Yo os aseguro que quien no da lo superfluo, defrauda al Señor.
18    Demos bastante si queremos conseguir mucho.
19    Proteged a los pobres, si queréis llegar a ser ricos.


Castidad
20    Si alguno moralmente no está seguro de poder conservar la castidad, por caridad, no intente hacerse sacerdote ni religioso.
21     Vino y castidad no pueden estar juntos.
22     Humildad, obediencia, castidad, serán siempre agradables a María Santísima.
23    Medios positivos para conservar la castidad: oración, evitar el ocio, frecuentar los Santos Sacramentos y ser cuidadoso en las cosas pequeñas.


Ceremonias
24    El recogimiento religioso y devoto durante las ceremonias sagradas es de grandísima edificación para los fieles; además de que la santidad del acto lo requiere así.


Cielo
25    Caminad con los pies en la tierra, pero teniendo la mirada y el corazón en el cielo.
26    Si el pensamiento del infierno es aterrador, que nos llene de consuelo la esperanza del Paraíso, en donde se gozan todos los bienes.


Comunión
27    Mostradme un jovencito que frecuente la Confesión y Comunión; lo veréis florecer en su juventud, llegar a una edad viril y alcanzar, si así place a Dios, la más avanzada edad, con una conducta que será para ejemplo de quienes lo conocen.
28    Quien no se acerca a la Comunión con un desprendimiento de afectos mundanos y no se arroje incondicionalmente en los brazos de Jesús, no podrá sacar los frutos que teológicamente se sabe que deben ser los efectos de la Comunión.

Confesión
29    Las confesiones que no dan fruto, no son buenas.
30    Que cada confesión sea tan sincera como si fueses la última de vuestra vida.




La adicción a internet


por  el P. Jorge Enrique Mújica, LC (México)


Qué se entiende por « adicción a internet »

La adicción a internet entra en la categoría de «nuevas dependencias» conocidas también como dependencias no químicas o de comportamiento, es decir, conductas de dependencia no ligadas a una sustancia específica.

El objeto de la dependencia es un comportamiento o actividad lícita o al menos socialmente aceptada como trabajar, comprar, jugar, etc. Se puede hablar, por tanto, del desarrollo de una adicción sin dependencia en cuanto que sólo implica la necesidad de poner en acto determinados comportamientos pero hay ausencia de una dependencia física verdadera y propia.

Las «dependencias de comportamiento» y las «dependencias químicas», sin embargo, tienen algunos factores comunes:
1) imposibilidad de resistir al impulso de poner en práctica un comportamiento compulsivo (compulsividad);
2) la sensación creciente de tensión que precede al inicio del comportamiento;
3) placer o paz durante la puesta en acto del comportamiento.

Los elementos comunes tocan esencialmente modificaciones psicopatológicas que se producen en el individuo que se hace dependiente de la red como pueden ser: pérdida de las relaciones interpersonales, cambio de humor, cognición orientada al uso del medio, alteración de la percepción del tiempo con fenómenos disociativos.


Criterios para diagnosticar dependencia a internet

Entre los factores que facilitan el comienzo de estas dependencias se encuentra
·        la accesibilidad (fácil e inmediata a todo servicio, con gratificación instantánea ante cualquier necesidad por pequeña que sea),
·        el control (se puede ejercer un elevado control sobre nuestras actividades online, no separadas de una irreal percepción de omnipotencia)  
·        la excitación (podemos someternos a una extraordinaria cantidad de estímulos y, en consecuencia, llegar fácilmente a un estado de excitación).

Según Goldberg [1] la dependencia de internet es un síndrome que se manifiesta con:

·        la necesidad de transcurrir un tiempo cada vez mayor en red para obtener satisfacción;
·        una marcada reducción de interés por otras actividades que no sean internet;
·        el desarrollo, después de la suspensión o disminución del uso de la web, de agitación psicomotriz, ansia, depresión, pensamientos obsesivos sobre lo que está pasando online, etc.;
·        la necesidad de acceder a la red siempre más frecuentemente o por periodos más prolongados respecto a la intención inicial;
·        la imposibilidad de interrumpir o tener bajo control el uso de internet;
·        la inversión de grandes cantidades de tiempo en actividades relacionadas con la web;
·        el continuar usando internet no obstante el conocimiento de problemas físicos, sociales, laborales o psicológicos provocados por ese uso.


¿Qué indicios se pueden tener para considerar que una persona presenta una adicción a internet? Diversos autores ofrecen algunos criterios:


·        Para Young [2] es necesario que se presenten 5 o más respuestas positivas a las siguientes interrogantes:

·        ¿Te sientes excesivamente absorbido por internet (piensa a la conexión anterior o planificas la siguiente sesión online?
·        ¿Sientes la necesidad de pasar más tiempo conectado a la red para obtener la misma satisfacción?
·        ¿Has intentado repetidamente controlar, reducir o interrumpir el uso de internet, pero sin éxito?
·        ¿Te sientes inquieto, nervioso, deprimido o irritable cuando intentas reducir o interrumpir el uso de internet?
·        ¿Permaneces online por mucho tiempo más de lo que inicialmente querías?
·        ¿Has corrido el riesgo de perder relaciones importantes (el trabajo, la escuela o la carrera) por culpa de internet?
·        ¿Has mentido a familiares, al terapeuta o a otros para esconder la magnitud de tu participación en la red?
·        ¿Usas internet como medio para escapar de los problemas o para aliviar el mal humor (sentimientos de impotencia, culpa, ansia, depresión, etc.)?




Según Cantelmi-Talli [3] es necesario que se presenten al menos dos de los siguientes síntomas en su modalidad «encubierta» y «manifiesta» y por un periodo de al menos 6 meses:

encubierta:
1. Elevado tiempo de permanencia online no justificado por razones de trabajo o estudio.
2. Manifestaciones sintomáticas offline (por ejemplo nerviosismo, irritación, depresión, etc.).
3. Consecuencias negativas debidas al uso excesivo de internet (por ejemplo aislamiento social, escaso rendimiento laboral, etc.).

manifiesta:
1. Incontrolable impulso a conectarse a internet.
2. Repetidos intentos de controlar, reducir o interrumpir el uso de internet.
3. Frecuentes mentiras relativas al uso excesivo de internet.


Finalmente, la American Psychological Association ofrece 9 criterios para diagnosticar una dependencia de internet, a saber:

1. Preocupación relacionada con internet;
2. Síntomas de abstinencia cuando se interrumpe el uso;
3. Tolerancia (necesidad de transcurrir siempre más tiempo en internet para obtener la misma satisfacción);
4. Intentos de controlar el uso de internet;
5. Permanencia de un uso excesivo de internet no obstante el conocimiento de los problemas psicosociales negativos que eso comporta;
6. Pérdida de otros intereses;
7. Uso de internet para escaparse o mejorar un estado de humor;
8. Engañar a los demás por cuanto respecta a la cantidad de tiempo invertido online;
9. Comprometer una relación significativa (de trabajo, de oportunidades de estudio o de carrera) a causa del uso de internet.



Formas de dependencia de internet

Se conocen al menos cinco distintos tipos de adicción a internet:
1) cyber-sex addiction : consumo de pornografía por medio de la web
2) cyber-relational addiction: trastorno de las relaciones humanas al grado de ser casi completamente mediadas o sustituidas por la web
3) juegos de línea online,
4) adicción a la información: consumo indiscriminado de noticias sin finalidad concreta ni utilidad ulterior
5) net compultion: se relaciona, por un lado, con la adicción a las compras en internet y, por otro, al abocarse obsesivamente al trabajo propio de oficina que precisa de la conexión a la web.



Principales consecuencia de la dependencia

Como es de esperarse, las dependencias tienen consecuencias en las vidas de quienes las padecen. Estas pueden ser de cinco tipos:


Físicas o de salud: reflejadas en problemas de sueño (causadas por la exposición prolongada del sujeto a internet hasta elevadas horas de la noche, lo que altera el ritmo normal del sueño), cansancio (provocado por la falta de horas de descanso), debilitamiento del sistema inmunitario (consecuencia de la irregularidad del sueño), irregularidad de la comida, escaso cuidado del cuerpo e higiene [4], dolores de cabeza, de espalda, cansancio de los ojos y desarrollo del síndrome del túnel Carpiano (debido a la posición del brazo para sostener el mouse).

Laborales-académicos: quien pasa conectado a internet hasta elevadas horas de la noche difícilmente podrá tener un adecuado rendimiento en la escuela o en el trabajo por causa del cansancio. De hecho, los estudiantes que abusan de internet presentan un declive en el rendimiento escolar. En el ámbito laboral, cada vez más trabajos amenazan con despido a quienes usan la web para fines no relacionados con el propio trabajo.

Familiares: disminución del tiempo disponible para dedicar a las personas significativas y a la familia; se destruyen las relaciones entre padres e hijos, pero sobre todo son los matrimonios los que resientes más la interferencia de un uso patológico de la red. Muchas veces nacen relaciones sentimentales online y son estas las que ponen en crisis la estabilidad de la pareja, la cual muchas veces llega al divorcio.

Financieras: es comprensible que quien duerme poco tenga limitaciones para trabajar. Y en el ámbito laboral quien rinde poco gana menos o, simplemente, es despedido. Por otra parte, las crisis financieras están relacionadas en este ámbito al uso del dinero que se posee para el consumo de pornografía, juegos u otro tipo de compras compulsivas en la red.

Espirituales (relación con Dios): siendo como es que las consecuencias de las patologías tocan a todo el hombre, es comprensible que éstas también tengan manifestaciones en la vida espiritual. Estas pueden ir desde una cierta acedia hasta una dificultad de oración por la cantidad de imágenes almacenadas en la memoria las cuales dificultan no sólo la concentración sino incluso la capacidad de crear espacios interiores de silencio. Este es una de las consecuencias más perjudiciales para la vida de los seminarios pues llegan a incapacitar a una persona para continuar adelante en el camino hacia el sacerdocio.




Notas

[1] I. GOLDBERG, El Desorden de la adicción a internet, criterios de diagnóstico, 1995.

[2] K.S., YOUNG, La Adicción a Internet: síntomas, evaluación y tratamiento, 1999 

[3] Shapira NL, M; Goldsmith, T; Szabo, S; Lazoritz, M; Gold, M; Stein, D., El uso problemático de internet: clasificación sugerida y criterios de diagnóstico, 2003

[4] Sobre este particular es interesante el caso de los así llamados «hikikomori»: adolescentes y jóvenes japoneses que viven aislados del contacto con el mundo físico en pro de relaciones sólo y exclusivamente mediadas por la red (con las comprensibles condiciones de sanidad que esto supone).




Hijos en casa…. ¿hasta cuando?


por Isabel del Caz y Juan Carlos Cordero de la Hera
(Adaptación)

El ciclo vital familiar señala la evolución que realiza una familia través del tiempo marcado por diferentes etapas. Este ciclo cambia en respuesta a diversos contextos biológicos y sociales. Cada transición precisa que la familia incorpore nuevas tareas evolutivas y que afronte posibles riesgos derivados de la adaptación de los nuevos roles familiares, sociales y emocionales.

Una de esas etapas es la familia con hijos adultos, que es una fase de transición caracterizada principalmente por la necesidad que tiene los hijos de ejercer su vida de manera más independiente ya que actúan como adultos, y de preparase para su emancipación. Sin embargo, actualmente la edad a la que se independizan los hijos se está postergando debido a diversos factores, principalmente económicos, como el desempleo y la dificultad de acceso a la vivienda. Además, la prolongación de la etapa de formación, retrasa el acceso de los jóvenes al ambiente laboral.

Es un hecho que aumenta el número de jóvenes adultos que siguen viviendo en casa de sus padres; la situación actual contrasta con lo que sucedía en los 70 cuando era común que los hijos abandonaran la casa paterna lo más pronto posible  por el deseo de independizarse y  ser responsable libremente de la propia vida, momento que solía presentarse cuando el joven terminaba los estudios secundarios y se trasladaba a la ciudad de la sede de su universidad.

A la frecuente pregunta ¿hasta cuándo los hijos en casa? se suele responder con argumentos peyorativos: los hijos son unos aprovechados, no maduran, son cómodos y egoístas, una generación de caprichosos consumistas, etc.; pero esta valoración no ahonda en las causas por las que los jóvenes no acaban de independizarse de una buena vez.

Hagamos un listado de posibles razones de por qué sucede esto, con miras a reflexionar sobre las soluciones:

  • ü  La prolongación de la etapa que se ha dado en llamar “post adolescencia” se ha generalizado en todo el mundo.
  •  
  • ü  La falta de trabajo; a menudo, cuando lo consiguen, tiene contratos “basura”, temporarios, o esclavizantes con poca remuneración.
  •  
  • ü  alquileres elevados
  •  
  • ü  a las familias les gusta estar cerca unos de otros.
  •  
  • ü  Los padres quieren que sus hijos se desarrollen como personas, siempre y cuando ese desarrollo no ponga en cuestión su identidad familiar. Eso hace que la familia valore que los hijos se queden mucho más tiempo en casa, y que cuando se han ido, los contactos se vuelvan muy frecuentes y hasta indispensables.
  •  
  • ü  Las madres realizan una “estrategia de retención”: con lo bien que está en  casa, para qué te vas a ir. Que un hijo se vaya a vivir solo les resulta incomprensible, lo ven como un fracaso, como si hubieran hecho algo mal.
  •  
  • ü  Para los padres es importante que sus hijos sean independientes, pero no consideran que esa autonomía deba pasar por un alejamiento físico. Les siguen protegiendo y cuidando pues “ya la vida les dará lecciones”.
  •  
  • ü  Situaciones de estrés en el hogar por conflictos de convivencia intergeneracional, desvalorización, etc.
  •  
  • ü  Un apego excesivo de los hijos como consecuencia de falta de habilidades por temor a enfrentarse con responsabilidades adultas.
  •  
  • ü  La comodidad de los jóvenes al no tener que preocuparse por lo que habrán de comer, por cómo tendrán la ropa limpia o cómo se pagarán las cuentas.
  •  
  • ü  A algunos padres les cuesta admitir que sus hijos han crecido y siguen tratándolos como niños. Se encuentran cómodos con esa situación, ya que se han adaptado a ella y les resulta difícil cambiar su rol, o temen quedarse solos.
  •  
  • ü  Otro problema surge cuando el matrimonio ha mantenido como único lazo de unión a sus hijos, por lo que evitan que se vayan pues intuyen que ya nada tendrán para decirse.






Qué hacer en la etapa de transición, previa a la partida de los hijos

ü  Una de las metas del joven adulto debe ser emanciparse de la tutela paterna y alcanzar las habilidades necesarias  para crecer como persona y desenvolverse en la sociedad. La tarea por parte de los padres será la de promover la autonomía e independencia de sus hijos; admitir que los hijos han crecido y aceptar el proceso de emancipación, respetando su libertad y compartiendo su proyecto de vida.

ü  Puede ayudar el retomar las relaciones de pareja que permanecían ocultas  mientras están ocupados en la crianza de los hijos: hacer proyectos juntos, incorporar nuevas actividades o cursos, frecuentar más las amistades comunes, etc.

ü  Es importante no dejarse llevar por la monotonía, el aburrimiento, el desgano y la tristeza por “el nido vacío”.

ü  Mantener una comunicación abierta, fluida y sincera entre padres e hijos, creando un ambiente de diálogo que proporcionará alta calidad de convivencia.

ü  Ser flexible y reconocer las distintas opiniones.

ü  Compartir expectativas, esperanzas y preocupaciones.

ü  Procurar respetar los espacios individuales

ü  Cumplir unas mínimas normas de convivencia que padres e hijos deberán respetar.

ü  No establecer diferencias entre hijos e hijas a la hora de colaborar con las tareas domésticas.

ü  Permitir y estimular que los hijos que trabajen contribuyan con la economía familiar.



En definitiva, aunque no hay “jubilación” en el “oficio” de ser padres, conviene establecer y conservar lazos intergeneracionales sanos, lo que hará posible una convivencia fluida y contribuirá al perfeccionamiento espiritual de toda la familia. 

Modelos humanos



por Alfonso Aguiló Pastrana


El carácter, como el arte de pensar bien, no se adquiere tanto con reglas como con modelos: al lado de la regla o del criterio, ha de ir el ejemplo; y al lado del ejemplo, la idea y la manera de llevarla a la práctica.

Todo hombre experimenta con mayor o menor frecuencia un sentimiento de emulación ante algún testimonio humano que se le presenta. Siempre hay momentos en que queda deslumbrado por un aspecto concreto de una persona concreta y, entonces -también en mayor o menor medida-, desea ser, en ese aspecto, como esa persona.

El hombre -hoy quizá más que en otros tiempos- cree más en los testimonios humanos vivos que en las enseñanzas; cree más en la vida y en los hechos que en las teorías. Se reconoce en los modelos humanos y se siente atraída por ellos.

Todos necesitamos modelos. Todos los buscamos. Hay conductas que nos atraen con una fuerza fascinante. Sólo hombres reales descifran lo que el hombre es y puede llegar a ser. Ante cualquier modelo humano se produce una empatía, una especie de contagio que arrastra. El problema es que este efecto se produce tanto para bien como para mal.

Por eso se ha dicho siempre que el gran reto educativo no está sólo en elocuencia de palabra -con ser muy importante-, sino en la elocuencia del discurso de las obras, en la grandeza de alma de quien tiene que educar. Y es en gran parte porque parece como si las cosas fueran menos difíciles, y más atractivas, cuando las vemos hechas vida en otros.

Y por eso es también decisivo que quien está en una fase temprana de la formación de su carácter tenga ante sus ojos modelos humanos atractivos y logrados, que le faciliten adquirir pronto criterios de estimación que luego no resulten ser un barniz, sino que respondan a principios bien asentados. Y esto se refiere tanto a los modelos reales con los que convive como a esos otros, también de ficción, que le se presentan en la literatura, el cine o la televisión.

Si una familia, un educador, o incluso una sociedad, presentara el mal como algo que triunfa, o presentara modelos que muchas veces son modelos de valores negativos, estaría perjudicando a todos, pero sobre todo a los más jóvenes, que son los más permeables a esos estímulos.


Si ofreciéramos modelos negativos como metas apetitosas, luego no podríamos quejarnos si los jóvenes parecieran perdidos, sin creencias ni pautas morales. Es preciso inculcar estos sentimientos y esos valores, porque, si no, luego nos quejamos sin razón. Como decía el escritor C.S.Lewis, a veces "extirpamos el órgano y exigimos la función. Hacemos hombres sin corazón y esperamos de ellos virtud e iniciativa. Nos reímos del honor y nos extrañamos de ver traidores entre nosotros. Castramos y exigimos a los castrados que sean fecundos."


Fabricación de niños, eugenesia y derrota de la mujer




A propósito del libro “¿Qué es una familia?”, de Fabrice Hadjadj
(Tomado y adaptado de: Archipiélago ortodoxia, el blog de Jorge Soley)



¿Y si la familia no fuera el “hogar cerrado” que siempre se ha pensado? ¿Y si fuera la “institución anarquista por excelencia”? De hecho, es anterior a las ideologías y al estado. Fundamentada en lo más concreto del ser humano — o sea, en eso que todos estamos pensando —, aparece con el deseo que une a un hombre y a una mujer. Tanto si es regia como si es puritana, la oscura fuente de donde brota la familia está en nuestra ropa interior. Y los nacimientos que brotan de ella desconciertan a sus mismos autores, los abren a una novedad que burla sus planes: un pequeño trisómico(*) puede surgir de la mejor pareja de ingenieros; un hermafrodita, de una pareja de activistas contrarios al matrimonio homosexual; un poeta, de dos eminencias de las finanzas… Sin ninguna anomalía particular, todo hombrecito que nace es siempre un acontecimiento que excede la capacidad de sus padres. Pero a los “innovadores” les gustaría poner límites a una novedad tan desconcertante. Querrían transformar la familia en laboratorio y que dejara de estar fundamentada en el sexo para estarlo en la ingeniería. El padre reemplazado por el experto, el abrazo apasionado por el tubo de ensayo transparente, la mesa familiar por la tableta electrónica, etc.

Este nuevo libro de Hadjadj, “¿Qué es una familia?”, quiere mostrar el vínculo que une lo lógico con lo genealógico, oponiéndose a su dislocación contemporánea en provecho de la tecnología. Se atreve a afirmar que la diferencia de los sexos es el cimiento de la inteligencia humana, y que el nacimiento ordinario está más cargado de porvenir que todos los magníficos futuros planificados por la “procreación médicamente asistida”.

Parece cada vez más claro que el rechazo prometeico del mundo moderno hacia la naturaleza es ya, y lo va a seguir siendo, uno de los grandes asuntos de nuestro tiempo. Esto incluye todo lo relacionado con la generación de seres humanos, desde las técnicas de fabricación de los mismos in vitro hasta los recientemente popularizados “vientres de alquiler”.  Una de las cuestiones clave en este asunto, que supone una quiebra radical, es la transformación de la gestación en producción. Me gustaría llamar la atención sobre dos puntos en los que el pensador francés Fabrice Hadjadj  me parece preclaro.

En primer lugar, cuando Hadjadj plantea, con su estilo provocador, cómo, si son lógicos, los defensores de la producción de niños en vientres de alquiler exigirán la eugenesia, el mínimo control de calidad que se debe exigir en toda producción:

“Indiscutiblemente, según acabamos de ver, si se pasa del nacimiento a la fabricación del hombre, exigir un individuo sin defecto alguno  será de una moralidad total. Y si la bioética tiene algo que hacer en este ámbito, no hay tarea más urgente que establecer una oficina de reclamaciones e incluso un servicio posventa. Supongamos que nuestro inteligente teléfono portátil recién estrenado deja de funcionar. Nos escandalizaría bastante oír al vendedor invocar a los dioses y culpar del defecto a la fatalidad. Estamos en nuestro derecho, en el orden de la fabricación, cuando exigimos un producto perfecto. Cosa que no es cierta en el orden del nacimiento (incluyo en este término la fecundación, la gestación, el parto e incluso, en cierto modo, la educación consecutivas a la unión de un hombre y una mujer). En el mismo momento en que el nacer se convierte en un hacer, todos los imperativos morales no podrán hacer otra cosa más que reforzar la eugenesia a la que esa misma moral pretende poner trabas”.

En segundo lugar cuando, a continuación, Hadjadj señala cómo, el paso de la gestación natural a la fabricación in vitro impone un igualitarismo que despoja a la mujer de lo suyo y consolida la dominación del hombre, una dominación, eso sí, que se ejerce a través de la técnica:

“Si hay algo que el imperio de la fabricación rechaza por su esencia, más aún que cuidado del bebé, es la gestación. La gestación consiste en acoger en uno mismo un fenómeno oscuro que escapa dos veces a su control: en su proceso y en su término. La fabricación es todo lo contrario: se trata de construir fuera de lo mismo de manera totalmente visible, algo que se controla desde un extremo al otro de la cadena. El paso de la gestación in útero a la fabricación in vitro puede aparecer como la gran emancipación de la mujer del futuro, pues por su perfecta igualdad con el hombre puede ser enrolada por un patrón en la gran guerra económica. Pero, realmente, es su total capitulación. Porque la gestación es lo propio de lo femenino. El macho no puede llevar en sí a un hijo, sino solamente fabricar objetos fuera de sí. Por lo tanto, pasar de la gestación oscura a la fabricación transparente, promover la objetivación del útero artificial y el rechazo a la muñeca en provecho del tetris(**), es asegurar la dominación fálica. Pero una dominación fálica sin falo, puesto que el macho de musculatura mecánica es reemplazado por el ordenador que juega al Meccano. Nuestra época tiene esa particularidad: gracias a la tecnología, la dominación fálica queda asegurada principalmente por mujeres histéricas seguidas por hombres”.

Bienvenidos al mundo feliz.

(*) individuo que tiene un cromosoma extra
(**) videojuego de puzzle