Diez papas para Don Bosco


Por Marcos Bongioanni

Característica fisonómica de Don Bosco es haber sido devoto del papa. En el lecho de muerte decía al Cardenal Alimonda, a modo de testamento, estas memorables palabras: “Tiempos difíciles, Eminencia…He vivido tiempos difíciles… ¡pero la autoridad del Papa, la autoridad del Papa! He dicho a Monseñor Cagliero que diga al Santo Padre que los salesianos tiene  como fin sostener la autoridad del papa dondequiera que se encuentren y trabajen”.

Total fue su adhesión y filial obediencia al Vicario de Cristo. Por ello place ver el amor que han demostrado a Don Bosco y a su obra los pontífices que se han ido sucediendo a lo largo de un siglo.

Pío IX
Juan María Mastai Ferretti nació en Senigallia (Ancona) el 13 de mayo de 1792. El 16 de junio de 1846 fue elegido Papa. Murió el 7 de febrero de 1878.  El ha incoado su causa de beatificación y canonización. El proceso apostólico comenzó el 17 de diciembre de 1954. San Juan Bosco tuvo la primera audiencia con Pío IX el 9 de marzo de 1858. El Pontífice comprendió en seguida al santo, y persuadido de que su obra era voluntad de Dios y muy necesaria a los tiempos que corrían, le exhortó a darle estabilidad, le dio consejos valiosos y allanó dificultades con su intervención directa. Sugirió a Don Bosco que diera a su congregación el nombre de Sociedad: le dijo que eran necesarios los votos pero que debían ser simples; le aconsejó una manera de vestir y unas prácticas de piedad sencillas; le ordenó que escribiera sus memorias; le dio numerosos muestras de afecto y le proporcionó incluso ayuda material. Durante su pontificado se aprobaron la Sociedad salesiana y sus  Constituciones, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora y la Pía Unión de Cooperadores salesianos. Se reservó el cargo de protector de la Sociedad.

León XIII
Vicente Joaquín Pecci nació en Carpineto (Frosinone) el 2 de marzo de 1810. Fue elegido papa el 20 de febrero de 1878. Murió el 20 de julio de 1903.
San Juan Bosco tuvo la primera audiencia privada con León XIII el 16 de marzo de 1878: el pontífice aceptó ser el primer cooperador salesiano. Trató siempre al Santo cordialmente, pese a su carácter nada efusivo. Por decisión suya, en 1884 se concedieron a la Sociedad Salesiana los privilegios redentoristas, cuando únicamente solían darse tras años de méritos y trabajos; pero a la Congregación de Don Bosco, visto su prodigioso desarrollo, le eran absolutamente necesarios. Erigió el primer vicariato apostólico confiado a los salesianos; para él nombró obispo a Mons. Cagliero el 30 de octubre de 1883. En la primera audiencia concedida a don Miguel Rúa (1888) le manifestó su convicción de que Don Bosco era santo, y le dio consejos para consolidar la Sociedad.


San Pío X
José Sarto nació en Riese (Treviso) el 2 de junio de 1835. Fue papa el 4 de agosto de 1903. Murió el 20 de agosto de 1914. Fue canonizado el 29 de mayo de 1954.
Ya antes de ser papa, como sacerdote, obispo y patriarca, había dado pruebas de benevolencia a la Sociedad Salesiana. Estuvo con el fundador en Turín el 15 de agosto de 1875 cuando era canónigo; compartió la mesa del Santo; se inscribió en los cooperadores salesianos y se marchó edificado. A los pocos días de acceder al solio pontificio, envió a Don Miguel Rúa un autógrafo con su bendición para la Sociedad Salesiana. El 23 de  julio de 1907 firmó el decreto con que se introducía el proceso apostólico de San Juan Bosco, y el 10 de febrero de 1914 el de Domingo Savio. El año 1903 promovió a Mons. Cagliero a arzobispo titular de Sebaste, y en 1908 lo nombraba delegado apostólico de Centroamérica. Es el primer cooperador salesiano elevado al honor de los altares.

Benedicto XV
Santiago della Chiesa nació el 21 de noviembre de 1854 en Génova. Accedió al trono pontificio  el 3 de  setiembre de 1914. Murió el 22 de enero de 1922.
El 6 de diciembre de 1915 honró con la sagrada púrpura a monseñor Cagliero, primer cardenal salesiano.

Pío XI
Aquiles Ratti nació en Desio (Milán) el 31 de mayo de 1857. Fue elegido papa el 6 de febrero de 1922. Murió el 10 de febrero de 1939.
En el otoño de 1883 era sacerdote y fue a ver a don Bosco a su oratorio, donde pasó dos días; comió con él y se marchó lleno de recuerdos profundos y agradables. Aquel contacto con el santo sería siempre para él un honor. No escatimó medios para promover rápidamente el proceso apostólico de don  Bosco, para cuya canonización quiso establecer el día de Pascua de 1934, en que se clausuraba el año santo de la Redención. Extendió su fiesta a toda la iglesia universal. Con razón y viva complacencia suya se le llamó el papa de Don Bosco.
A él se debe que la causa de  Domingo Savio superara dificultades que parecían invencibles: el 9 de julio de 1933 firmó el decreto de la heroicidad de sus virtudes. EL 11 de mayo de 1936 proclamó la heroicidad de virtudes de María Mazzarello, a quien beatificó el 20 de noviembre de 1938. Otras muestras de predilección hacia la Sociedad salesiana fueron la concesión de la valiosa indulgencia del trabajo santificado (1922)  y la elevación de monseñor Augusto Hlond a la púrpura cardenalicia.

Pío XII
Eugenio Pacelli nació en Roma el 2 de marzo de 1876. En el brevísimo cónclave del 1 y 2 de marzo de 1939 fue elegido papa. Murió el 9de octubre de 1958.
Aprobó el decreto de la Congregación de Seminarios y universidades (3 de mayo de 1940) por el que se creaba el Pontificio Ateneo Salesiano. El 24 de junio de 1951 canonizó a María Mazzarello. Beatificó el 5 de marzo de 1950 y canonizó el 12 de junio de 1954 a Domingo Savio. Proclamó la heroicidad de virtudes de Miguel Rúa el 26 de junio de 1953. Introdujo la causa de beatificación de Ceferino Namuncurá el 10 de diciembre de 1956, y el de Dorotea Chopitea, viuda de Serra el 21 de junio de 1957. Eligió 36 obispos salesianos. Nunca olvidó –lo recordaría en la última y amabilísima audiencia concedida al rector mayor Don Pedro Ricaldone- que había sido cardenal protector de la Sociedad Salesiana.

Juan XXIII
Ángel José Roncalli nació en Sotto il Monte (Bérgamo) el 25 de noviembre de 1881. Fue elegido papa el 28 de octubre de 1958. Convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II. Murió el 3 de junio de 1963.
Juan XXIII se complació varias veces en recordar que de chico leía las Lecturas Católicas de Don Bosco, su “primero y más eficaz complemento de formación religiosa y cívica”; que, siendo todavía niño, se enteró por el Boletín Salesiano que llegaba a su casa, de la muerte de Don Bosco; que la imagen de María Auxiliadora, recorte de un Boletín Salesiano, estaba colgada en una pared de la habitación donde dormía. Juan XXIII inauguró solemnemente en Roma el templo de San Juan Bosco el año 1963. Eligió doce obispos salesianos y el tercer cardenal de Don Bosco, Raúl Silva Henríquez.

Pablo VI
Juan Bautista Montini nació en Concesio (Brescia) el 2 de setiembre de 1897. Fue elegido papa el 21 de junio de 1963 al segundo día del cónclave. Dirigió y clausuró el Concilio Vaticano II. Murió el 6 de agosto de 1978.
Recuerdo-dijo una vez a los salesianos el papa Montini- que en el despacho de mi padre había un rinconcito, junto a la estantería, de donde colgaba un cuadro de Don Bosco; y allí estaban escritas, quizá de mano y pluma del mismo Don Bosco, o al menos dictadas por él, las siguientes palabras, que siempre han estado en mi memoria: “al final de la vida se recoge el fruto de las obras buenas”.  Pablo VI recordó siempre tales dichos celosamente guardados y meditados en la casa paterna. Por eso quiso proponer, en pleno Concilio Vaticano II, a la Virgen María con el título que su madre había aprendido de labios de Don Bosco: Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos.
No eran sólo recuerdos lejanos. Toda la vida de ese gran pontífice, de sus años jóvenes  a la diplomacia vaticana, del arzobispado ambrosiano al pontificado supremo, se cruza con hechos y personajes que caracterizaron la historia salesiana. Se relacionó con los inspectores salesianos Pedro Tirone y Augusto Hlond –más tarde cardenal- cuando era secretario del nuncio monseñor Lauri en Polonia (1923). Fue muy amigo de Antonio Cojazzi y colega suyo en la animación de jóvenes universitarios católicos desde 1924 hasta 1944. Encargó a los salesianos, -haciéndose eco de un deseo de Pio XII-, de los pequeños limpiabotas romanos, que siguió personalmente y con frecuencia, haciéndose salesiano con los salesianos. Quiso que los hijos de Don Bosco se encargaran de los jóvenes de Arese (Milán) y los recuperara para la vida cristiana y honrada, civil y profesional. Como papa, eligió veintinueve obispos salesianos, creó cardenal (in péctore el año 1969 y públicamente en 1973) al checoslovaco Esteban Trochta. El año 1969 quiso presidir un rito especial en la gran iglesia de María Auxiliadora de Bombay-Matunga, donde, a continuación, se reunió con miles de jóvenes. En Filipinas acudió a visitar el centro “Don Bosco” de Tondo (Manila). Envió un mensaje personal al XXI Capítulo general de la Sociedad Salesiana (1977).
Como prosecretario de Estado en el Vaticano, como arzobispo de Milán y como Papa, siempre estuvo cariñosamente cerca de la familia salesiana, no de manera genérica sino en concreto, con elegancia y sencillez, con dulzura y sin debilidad, aconsejando a personas y alentando empresas.
Pablo VI se sentía orgulloso de que un pariente suyo fuera salesiano. “Sabed- decía a los hijos de Don Bosco- que también yo tengo un lazo de cariño familiar, de afecto especial a vosotros y a vuestro grande y santo Fundador”. Animaba conscientemente y de corazón “a ir a donde hubiera más necesidad: la juventud, la juventud del pueblo, la juventud que necesita un complemento de familia –a menudo insuficiente- y de hogar, que con frecuencia no es educativo. Vosotros suplís, completáis, sabéis lograr almas fuertes, serenas, íntegras, hermosas, cristianas. ¡Qué alegría!... ¡Benditos seáis, y comprendidos y apoyados y colmados de gracias!”

Juan Pablo I
Albino Luciani, hijo de un obrero emigrante, nació en Canale d´Agordo (provincia de Belluno, Italia) el 17 de octubre de 1912. Fue elegido papa cuando era patriarca de Venecia, el 26 de agosto de 1978. Murió a los treinta y tres días de pontificado en la noche del 28 de setiembre de 1978.
Al felicitar al nuevo papa por su elección, don Egidio Viganó le escribía: “Nuestro hermano el Card. Silva Henríquez nos ha hablado con entusiasmo y simpatía de vuestra persona, y nos ha transmitido vuestro cariñoso saludo, la bendición paterna y una petición especial de oraciones. En este mensaje indirecto del Papa había una muestra de cordialidad que venía de antes, cuando, cuando la catequesis había suscitado el interés de Albino Luciani por las publicaciones de la editorial salesiana LDC, y la pastoral le había acercado a las fundaciones y parroquias dirigidas por los hijos de Don Bosco en ámbitos de su jurisdicción.
Los treinta y tres días de pontificado no permitieron al nuevo papa actos oficiales de relieve especial, fuera de los esporádicos pero humanísimos encuentros en las audiencias. Nos queda la muestra de su simpatía y amor, también hacia Don Bosco.

Juan Pablo II
Carol Wojtyla nació de una familia modesta en Wadowice (Cracovia) el 18 de mayo de 1920. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de noviembre de 1946, y celebró su primera misa en la parroquia salesiana de San Estanislao, donde, a la vez que su devoción a la Santísima Virgen, maduró su vocación. Fue nombrado obispo en 1958; Pablo VI le concedió la púrpura cardenalicia el año 1967. Fue elegido papa el 16 de octubre de 1978.
“Quiero repetiros-dijo el papa a los fieles a fines de febrero de 1986- lo que nos ha dicho el Rector Mayor don Egidio Viganó  en los ejercicios espirituales del Vaticano: Debemos dar gracias al Señor porque nos ha concedido tomar parte en la nueva evangelización inaugurada por el Concilio Vaticano II”.  Anteriormente, comentando dichos ejercicios, Juan Pablo II había destacado en Don Egidio “no sólo el carisma de predicador, sino también su fidelidad al carisma del Fundador de la benemérita Sociedad Salesiana” por su sensibilidad especial en las relaciones de la Iglesia con los jóvenes de hoy.

En estas circunstancias y declaraciones aparece una cordialidad patente de Juan Pablo II hacia los hijos de Don Bosco. Cordialidad que se manifiesta no sólo hacia el Rector Mayor, llamado siempre a importantes prestaciones y servicios en el Vaticano, sino también hacia las diversas instituciones salesianas. Son memorables sus visitas pastorales a la Universidad salesiana-donde compartió sesiones académicas y mesa- y a las parroquias y centros juveniles de Roma. Memorables son también sus contactos con misioneros en las lejanas metas de sus frecuentes viajes: Oaxaca, Manila, etc.

Juan Pablo II, además de numerosos obispos salesianos, en el consistorio de 1985 nombró cardenales a tres hijos de San Juan Bosco: los eminentísimos Castillo Lara, Obando Bravo y Stíckler. Cuando visitó Turín con motivo de un viaje pastoral, acudió a la Casa Madre salesiana para un acto en la basílica de María Auxiliadora, estar con la familia salesiana, y, sobre todo, dialogar con los jóvenes. Dijo entonces: “He vivido en una parroquia salesiana; por eso vengo ahora a la casa de Don Bosco”. En una parroquia salesiana de Cracovia había actuado en sus años jóvenes, había “aprendido- son palabras suyas- la devoción mariana e implorado la vocación sacerdotal”; un hijo de Don Bosco le había enseñado las primeras nociones de la lengua latina; había representado teatro con espíritu oratoriano….
Finalmente, Juan  Pablo II quiso conmemorar el centenario de la muerte de Don Bosco (1888-1988) yendo personalmente a los lugares de sus orígenes y con un jubileo de los jóvenes: gestos que, vistos con los ojos y la fe de Don Bosco, dejan en los anales salesianos una señal de admiración, y confirman en la familia del santo educador una herencia: el amor incondicional al Papa.


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