El amor al prójimo


Turín 1877: La tercera expedición misionera


Dios y el prójimo son parte de la misma caridad. No se puede amar a Dios sin amar  al prójimo, y viceversa: no se puede amar al hermano sin amar a Dios. Amar significa no envidiar, soportarse mutuamente, socorrerse, desear a todos el bien, y, llegado el caso, ofrecerse voluntariamente para la salvación  y el bien del otro.
Un día llegó al despacho de Don Bosco un pobre anarquista quien le rogó que le diera un poco de dinero para comprar  una camisa. Don Bosco hurgó en sus bolsillos, registró su cartera….nada, ni un centavo. Fue entonces hacia la pieza contigua y vio sobre su lecho una camisa limpia que le habían puesto por la mañana. La tomó y se dirigió al pobre:
-Aquí tiene, amigo-le dijo- es lo único que tengo.
El otro lo miró con extrañeza y respondió:
-Pero… ¿y usted?
-Pierda cuidado, la Providencia que hoy ha pensado en usted, mañana velará por mí.
Conmovido hasta el llanto, el pobre anarquista se arrojó a sus pies exclamando:
-¡Oh, cuánto bien puede hacer un sacerdote!
Aquel hombre llegó a ser un gran amigo del sacerdote.

Oh, Don Bosco, tú que amaste con un amor tan fuerte a tus semejantes, especialmente a los jóvenes, y que entregaste lo más precioso de tu inteligencia y lo más florido de tu vida practicando ardientemente la caridad pastoral, consigue del Señor que, amando también nosotros a nuestro prójimo con sincera caridad, merezcamos un día la recompensa con que Jesús corona a los que saben amar al prójimo como a sí mismos, por amor a Dios.

María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros



La frase del mesEs así como debemos ganarnos el corazón de los hombres: con  el amor, la caridad.