La madurez humana




Don Bosco siempre se preocupó por la persona humana, sus condiciones de vida, sus relaciones, su convivencia en una sociedad justa y humanitaria. Desde los primeros años inculcó a los jóvenes una formación que los ayudase a descubrir el gozo de sentirse personas valiosas, libres y responsables. La madurez afectiva, a su vez, era un capítulo desarrollado por Don Bosco de una manera muy particular. Él la llamaba pureza, “la más bella de las virtudes”.

El ser humano madura plenamente cuando desarrolla al máximo todas sus potencialidades, cuando se dona totalmente a los demás, haciendo fructificar los dones recibidos. Don Bosco es un modelo de espléndida armonía entre naturaleza y gracia, fusionadas en un proyecto de vida fuertemente unitario: la verdadera madurez lleva a ser, como decía nuestro santo, honrados ciudadanos y buenos cristianos.


Oh, padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco, tú que nos enseñaste a ver en Jesucristo el modelo perfecto de las virtudes, haz que sepamos cultivar en nosotros los valores auténticos que nos presenta el Evangelio. Que nos sirva tu ejemplo para buscar el bien total de los jóvenes y lleguemos a poblar el mundo de buenos cristianos y ciudadanos honrados. Amén


María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros


La frase del mesSi el dinero hace mucho, la oración lo hace todo.