por el Lic. Ángel María González
(Valladolid, España)
PRESENTACIÓN
El fenómeno de la drogadicción es
un poliedro de múltiples caras. No es fenómeno de reciente aparición, pero sí
de enorme actualidad, debido, sobre todo, a los cambios que el fenómeno ha
sufrido.
Salud, orden público, ética, juventud, familia, valores humanos,
delincuencia y educación son hoy nudos de una red que afecta en mayor o menor
medida a millones de seres humano a lo largo y a lo ancho de todo el planeta.
Por tanto, nos resulta preocupante, y los principalmente porque está afectando
sin piedad a gran parte de la juventud.
¿Por qué se drogan los jóvenes?
Tal vez por problema de adaptación o por soledad; por seguir una moda o por
una influencia perniciosa de los medios de comunicación (cine, TV, música
rock); por un concepto equivocado de la diversión o por evasión. Parecería que
algunos son incapaces de aceptar la realidad y desearan crearse una realidad a
su medida, con inversión de valores; muchos tienen dificultad para seguir
pautas de vida sana, deportiva, con valores convivenciales y sociales
relevantes, sin ceder a modas que nublan la dignidad humana.
Tal vez les faltan metas nobles a alcanzar, o sufren las consecuencias de
cierta debilidad en la familia como ámbito de educación; y, además, tiene a
mano –a bajo precio- un buen surtido de sustancias para cultivas sus caprichos.
Ante este fenómeno, bien vale la pena que hagamos un breve elenco de
cuestiones y problemas mentales, físicos, sociales y personales que la droga
acarrea, por ejemplo, por su repercusión en accidentes, marginación o
estancamiento personal…
Es necesario decir la verdad a los jóvenes: los efectos de las drogas en el
cuerpo son devastadores, y conducen a consecuencia casi siempre nefastas y de
variada índole: ruina de la salud, problemas de delincuencia; en resumen, ruina
de la persona.
Y es necesario también recordar que, entre las drogas, hay una barata,
asequible y socialmente bien vista: el alcoholismo, que está sumiendo a
millones de seres en la soledad y la marginación, además de causar la muerte de
miles de personas en accidentes de tránsito.
Analizando el fenómeno, viene el interrogante sobre el papel que
corresponde, frente a él, a los padres y a la sociedad en general.
UN POCO DE HISTORIA
Drogas han existido siempre
Las drogas han sido un re curso del hombre ante las enfermedades, y también
un medio excepcional para escapar de la realidad envolvente.
Sin embargo, y por fortuna, el uso terapéutico de las mismas -unido a la
medicina y a rituales y hábitos festivos de algunos pueblos- fue siempre muy
superior al uso como escapen de la realidad. Así aconteció hasta que
sobrevinieron las grandes transformaciones sociales del siglo XIX.
Los cambios que acompañaron la revolución industrial y el desarraigo
personal que esa revolución conllevó, provocaron la primera gran ola en el
abuso de las drogas. Hasta entonces, el uso de las mismas con fines evasivos no
había sido significativo social o mercantilmente. Con la revolución industrial
todo comenzó a cambiar, debido principalmente a que cierto número de sustancias
(drogas) propiciaron un mercado muy estimable (y desleal) móvil izando recursos
económicos al margen de las leyes y de las haciendas públicas de los países.
Fue a la vista de ese mercado creciente e ilegal cuando las naciones
comenzaron a preocuparse del tema. Es fecha importante a ese respecto el año
1906, pues en él se celebró la Conferencia de La Haya sobre narcóticos, que
adoptó las primeras resoluciones. Son resoluciones que han venido marcando-casi
hasta nuestros días- el tipo de lucha contra las drogas que emprendieron las
naciones y los organismos internacionales. Consistía principalmente en tres
cosas: acción policial, estancación aduanera y prescripción médica limitada.
Sobre esas coordenadas se definió la lucha contra el uso indebido de las
drogas, limitándose, como se ve, a reducirlas y a controlar su oferta. Por
aquellas fechas no se tomaban medidas de ningún tipo tendientes a disminuir la
demanda del consumo. Eran días en que las drogas se encontraban todavía en la
periferia de la sociedad.
Incremento actual de las drogas y
elaboración de diseño
De la periferia a la sociedad
joven
Hoy, el problema de las drogas como un elemento de refugio o de evasión es
una epidemia mundial.
El ser humano, que hasta ahora había logrado asumir la realidad basándose
en una creencia firme en el futuro (bien por espiritualidad, bien por ideología
o por la mera supervivencia), se encuentra un tanto perdido, náufrago en un
mundo hostil. Llama la atención, por ejemplo, observar cómo los hombres venían
mostrándose capaces y dispuestos a enfrentarse a uno u otro orden socialmente
establecido, aunque el hecho provocara algún daño a terceros, mientras que ahora
parecen dispuestos a provocar incluso el daño propio.
Fue por los años sesenta y setenta cuando una juventud irritada,
provocativa, se enfrentó a la sociedad utilizando, entre otras armas, y a gran
escala, el arma de la droga. Era el momento de la decadencia de las ideologías.
El futuro comenzaba a acercarse demasiado a prisa y la vanguardia de la
juventud comenzaba a ver el paraíso a través de sustancias hasta entonces
exóticas. Las drogas- alcohol, cocaína, hachís, heroína- iban desplazándose de
la periferia hacia el centro de la sociedad.
Por primera vez en la historia, el alcohol comenzaba a ser consumido
mayoritariamente por los jóvenes, cada vez a menor edad. Su carácter de droga
legal, y el uso que la publicidad y los medios de comunicación hacían de esta
droga barata, la fueron convirtiendo en todo un rito social casi sagrado y muy
popular, silenciándolos consejos que alertaban sobre los peligros que su
adicción implicaba.
¿Es que la sociedad actual potencia
conductas autodestructivas?
En las décadas finales del siglo XX, podemos decir que se ha dado un paso
más en la “popularización” del fenómeno de la drogadicción. Primero, del
alcohol se dio el paso a la cocaína, el hachís y la heroína. Y hoy se trata
frecuentemente de consumir drogas de
diseño, porque su producción en laboratorios clandestinos y colocación en el
mercado es mucho más fácil que las drogas tradicionales citadas. A diferencias
de éstas, las nuevas sustancias se pueden producir a partir de productos
farmacéuticos al alcance de todos, y esto evita su tráfico internacional y
permite su elaboración cerca de los canales de distribución, eliminando los
obstáculos aduaneros. Todo ello abarata sus costes, y por lo tanto pone en
manos de jóvenes inexpertos todo un abanico de sustancias que se asocian con el
ocio, pastillas que se toman como si de una aspirina se tratara.
Las motivaciones que conducen al consumo de drogas se potencian por una crisis
de valores (morales, religiosos, ideológicos, de civilidad). La llamada a la
rebelión, a la insumisión, a la transgresión por arte de los movimientos
culturales (música rock, cine…) socava los cimientos de la educación de unos
jóvenes que no encuentran modelos que representen esos otros valores que forman
personas íntegras en el trabajo, la constancia, el esfuerzo, la dedicación, la
superación.
Al adolescente actual le cuesta mucho decir NO a ese nuevo modelo de vida
en sociedad permisiva. El adolescente necesita identificarse con el grupo generacional;
le cuesta negar los valores de ese grupo y le será más difícil aún hacerlo si
no se le inculcan otros modelos de vida más exigentes y nobles.
El Papa Juan Pablo II, en el primer congreso sobre la droga celebrado en el
Vaticano, aseguró que el de la droga es un fenómeno que se hace difícil
combatir porque hunde sus raíces en la propia condición de un mundo “en el que faltan
la esperanza y propuestas humanas y espirituales vigorosas”. “Es el síntoma de
una enfermedad del vivir, de una dificultad para encontrar el propio lugar en
la sociedad, de un miedo por el porvenir”.
Por eso, Juan Pablo II insistió en la importancia de unos valores sólidos
en la familia, como imprescindible para cimentar una personalidad fuerte, e
instó a los poderes públicos, a los padres, a los educadores, a os
profesionales de la sanidad y a las comunidades cristianas, a que se comprometan
cada vez más, y de una manera concertada, en la labor de prevención.
Adelantemos, pues, que la misión de la sociedad será construir un mundo que
ofrezca otras actividades y modelos a la juventud, desde la familia, la
escuela, y todas las demás instituciones sociales, para que los jóvenes
apuesten por la vida y puedan decir “NO” sin avergonzarse.
CAUSAS DEL FENÓMENO
Un concepto equivocado de la
diversión
Como el tabaquismo, el alcoholismo y la drogadicción. Crack, música
atronadora…, parece que tiene por objetivo la evasión, embotar los sentidos,
como si en el fondo se tratara de renunciar a las sensaciones de nuestro
cerebro.
¿Hay miedo a pensar? ¿Es la vida demasiado absurda como para poder
afrontarla con lucidez? Tal vez hoy no se impone la lucidez y falta resistencia
a la tentación de las drogas porque no se han puesto unas bases sólidas,
valores duraderos, metas por las que luchar.
¿Por qué se drogan los jóvenes?
Evidentemente, las causas o motivaciones que se den en las personas
drogatas serán muchas. Explicitemos algunas:
Por curiosidad: la droga parece considerarse a veces como un ritual de
iniciación.
Porque está de moda: De moda sobre todo para personas sin criterio. Por
halago a la moda se acusa de retrógrados a los que no se drogan. Para no ser
arrastrados por la corriente hace falta personalidad y saber decir que no. Si
tendemos a masificarnos, ¿se convertirá en actitud de élites el resistir a la
droga?
Por satisfacer la sed de aventuras, de nuevas experiencias. Hay que vivir-se dice- intensamente,
saboreándolo todo, deseando escapar de uno mismo, abandonando o repudiando
aquello que signifique esfuerzo o responsabilidad, como si esos valores estuvieran
en baja. Las drogas conviven peligrosamente con todo aquello que es atractivo
fácil para la Juventud.
Evasión del sufrimiento, del fracaso, de la baja autoestima, de la
frustración, factores todos que pueden desembocar en depresión, dejando el
camino expedito para la drogodependencia.
Cambio de las motivaciones: con las drogas se combate el aburrimiento y la
falta de un proyecto de vida coherente y realista. En la búsqueda de un mundo
mejor, la droga aparece como una respuesta o un sustituto del vacío espiritual,
a modo de pervertida mística que mata la aspiración hacia lo trascendente.
La droga evidencia el vcío de valores de la sociedad, una falta de consistencia
en algo sólido capaz de llenar tanto huecos como tiene el corazón del hombre.
Renuncia a la lucha: el drogadicto ha renunciado a luchar, solo desea la
sensación evanescente, flotar en las vivencias nirvánicas. Las drogas son el
camino más rápido, pero a la vez el más engañoso para huir de la realidad; la trampa
está en que esa solución es tan rápida como poco duradera.
Al escamotearse el verdadero sentido de la libertad, se cae en la sumisión,
en la dependencia. La dependencia es la progresiva adaptación del organismo a
la droga de forma que, si la sustancia falta, se alteran algunas constantes biológicas
(síndrome de abstinencia, ansiedad). La tolerancia consiste en la necesidad de
ir incrementando progresivamente la dosis para producir los mismos efectos que
al principio. La droga detiene la evolución de la persona, congela el proceso
de maduración ante los efectos tiranizantes de las sustancias.
El tema del doping
Es bien sabido que la alta competición deportiva se desarrolla en un ambiente
cargado de intereses económicos, comerciales, e incluso políticos. Las
retribuciones a los deportistas alcanzan cifras incomparables a las de
cualquier otra actividad.
Lo que nació como deporte se ha convertido en espectáculo profesionalizado
en el que no cuentan tanto las virtudes (cultivo de cualidades físicas o salud)
como la búsqueda del rápido éxito personal o colectivo.
A veces, en pos de esa meta se trata de acortar el camino por el atajo
fácil que proporcionan los conocimientos farmacológicos aplicados al campo del
esfuerzo físico. Por eso abundan
tramposos deportistas que ingieren sustancias peligrosas con tal de ganar una
medalla o de seguir en el equipo una temporada más, atentando contra el espíritu
deportivo, que conlleva virtudes como el juego limpio y la importancia de la
actividad física como una faceta imprescindible en el desarrollo de la persona.
El doping, además de difundir una cultura de falta de ética, agrava el
problema de la carencia de modelos para la juventud. Si los deportistas son los
héroes de nuestro tiempo, resulta catastrófico para la educación que alguno de
ellos salte a la primera plana de los periódicos por haberse valido de
sustancias prohibidas.
Los niños de la calle… y también
los niños “bien”
En muchas ciudades del tercer mundo miles de niños son abandonados por sus
progenitores y malviven en las calles por medio de pequeños hurtos,
prostitución, etc. Para sobrellevar su situación, muchos se dan a las drogas.
Al tener que pagar la dosis diaria, se ven impulsados a delinquir cada vez con
más frecuencia y en una espiral ascendente de nivel delictivo. Hay muchos que
en esta carrera tienen que conformarse alcohol, pegamento, disolventes o
productos farmacéuticos derivados de las anfetaminas; pero los hay también
quienes consiguen sustancias como cannabis, cocaína, o ingesta de tóxicos por vía
intravenosa, lo que hace proliferar el sida.
En ese campo, la pobreza, la falta de trabajo, la marginación, podrían comprenderse
como motivo para tratar con la droga. Pero abundan los casos de personas que, disponiendo
de dinero, fama belleza, un mal amanecieron muertas en la soledad de sus
fastuosas mansiones, atiborrados de barbitúricos. Y algunas de esas personas
eran el espejo donde se miraban muchos jóvenes. Astros del deporte, de la
canción, actores y actrices famosos…su mal ejemplo socava la confianza de esos
admiradores y minan el andamiaje de valores positivos. Esos casos podrían
hacernos pensar que la vida no merece la pena, pero en realidad son indicativos
de que el camino elegido por el ser humano para alcanzar la felicidad no
siempre es el más obvio.
CONSECUENCIAS DE LA DROGADICCIÓN
Quien promueve la drogadicción
oculta sus efectos
Los consumidores de droga, o no saben lo que se están metiendo en el
cuerpo, o lo saben, pero esperan controlarlo o desafían su propio futuro conscientemente.
Hoy día, cualquier muchacho dispone de dinero que cuesta una pastilla.
Esto, junto con la curiosidad insaciable de la juventud y la imprudencia propia
de la edad, es el campo propicio para la vida de esos “camellos” que tratan de
vender su peligrosa mercancía y de engordar las cuentas de los narcotraficantes,
fortunas labradas al precio de la salud y la vida de miles de personas. Tremendo
error el de no querer se consciente de que lo que se traga puede ser la propia
ruina.
La droga no hace milagros: más
bien mata.
Hablando en términos generales, la droga permite al organismo humano
resistir despierto y activo durante muchas horas. Es un don. Si se administra correctamente,
ayuda al ser humano.
Pero la naturaleza tiene una ley inexorable: lo que se recibe se tiene que pagar, y si la droga está
descontrolada, sus efectos son fatales.
Al poco tiempo la droga causa toxicidad en las neuronas, que son las
encargadas de la liberación de serotonina, elemento imprescindible para el
recto funcionamiento del cerebro. La droga puede llegar a destruirlas.
Con la droga no se juega, porque en vez de hacer milagros, mata.
El éxtasis
Es una droga de diseño, derivada de las anfetaminas, que se ha convertido
en objeto de culto a nivel mundial. Los consumidores suelen ser jóvenes de
entre 15 y 25 años. Asombra la facilidad con la que estos jóvenes encuentran
información sobre su fabricación y consumo. Alguien debería advertirles que el
consumo de éxtasis provoca:
- Dependencia psíquica
- Arritmia
- Aumento de temperatura corporal
- Hepatitis tóxica
- Convulsiones
- A largo plazo, da lugar a un deterioro neuronal grave que afecta al sistema nervioso central y causa problemas de memoria, y otras muchas alteraciones neuronales.
Otros efectos
Otras sustancias tienen parecidos efectos. Enumeremos algunos:
- Los riesgos van desde ataques de pánico y trastornos visuales hasta muertes repentinas por hemorragias cerebrales, pasando por una amplia gama de psicosis, depresiones, cuadros similares a algunos tipos de demencia, continuando por aumento del índice de suicidios. El sistema cerebral puede quedar dañado para toda la vida.
- No son raros los infartos entre personas menores de 30 años, y el consumo de cocaína es el responsable de la mayoría de esos casos, lo que indica que es un error suponer que la cocaína es menos nociva que la heroína.
- Estos problemas ocurren tanto entre los que consumen ocasionalmente como entre los que lo hacen con mayor frecuencia. Según el toxicólogo John Henry, la droga puede estar creando una generación de futuros enfermos mentales.
- La droga es también el factor de riesgo más importante en la transmisión del sida, no solo por el intercambio de jeringuillas infectadas, sino porque muchas mujeres recurren a la prostitución para pagarse la dosis diaria.
Los jóvenes deben escuchar y conocer todo esto. ¿Quién se encarga de
hablarles claro respecto de las perniciosas consecuencias del consumo de
drogas? La escuela y la familia deberían aliarse para crear en la juventud una
mayor conciencia sobre la salud y el respeto por el cuerpo.
EL ALCOHOL, DROGA LEGAL
El alcoholismo
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define el alcoholismo como la
ingesta diaria de alcohol superior a 50 gr en la mujer y 70 gr. en el hombre.
Una copa o un cóctel tiene unos 40 gr de alcohol
Un cuarto litro de vino, 30 gr.
Un cuarto litro de cerveza, 15 gr.
El alcohol era una sustancia que tradicionalmente afectaba a seres
marginados. Hoy es droga permitida que está penetrando cada vez más en la sociedad.
Su consumo no sólo ha dejado de ser mal visto sino, por el contrario, está cada
día más valorado socialmente.
Las campañas de marketing han logrado asociar la bebida con la imagen del bienestar,
del éxito social y el triunfo económico. Salir, equivale a beber y, por
analogía, beber equivale a divertirse, pasarlo bien.
Así se empieza a beber
Entre los más jóvenes, beber significa pertenecer a un grupo. El nivel de
tolerancia al alcohol marca la jerarquía dentro del grupo. Lo moderno es beber,
lo valiente es beber, la moda es beber. Abstenerse, por el contrario, es una
postura mojigata…algo difícil de soportar por los jóvenes. Estos necesitan ser
aceptados por sus semejantes. Hace falta mucha autoestima y una fuerte
personalidad para resistir. ES la presión del grupo la que incita a tomar las
primeras copas.
Después viene la tolerancia, cada vez mayor, que exige mayores dosis cada
vez.
En la bebida alcohólica se encuentra un refugio, un bienestar, un paraíso,
aunque sea momentáneo, frente al estrés de la vida diaria. El alcohol se revela
como una auténtica droga que cambia el estado de ánimo y después… se pierde el control:
el alcohólico- que no se reconocerá como tal- será incapaz de moderar su
consumo.
Un problema personal y también
social
Cualquiera podría hacer una lista exhaustiva de las consecuencias del
alcohol. Desde la ruina económica, con la pérdida del trabajo, hasta el grave
deterioro de la salud física y mental.
El alcohólico padece desde leves problemas de desnutrición hasta serias
alteraciones del aparato digestivo, úlceras de estómago y de duodeno,
pancreatitis crónica, cirrosis hepática, lesiones irreversibles en el sistema
nervioso.
Miles de personas mueren cada año en accidentes de tránsito, accidentes
laborales, y enfermedades relacionadas con el exceso en la bebida.
Miles de familias y matrimonios se destruyen causa del alcohol que genera durísimas
tensiones internas.
El alcoholismo es un suicidio lento cuya primera víctima es la propia autoestima,
un desprecio total hacia la propia persona.
POSIBLES SOLUCIONES
Ofrecer alternativas a la
juventud: Los jóvenes son
necesitan drogas, necesitan metas a perseguir, retos a superar. Carecen de
estímulos que verdaderamente les llenen de la satisfacción que supone la
superación de dificultades. La satisfacción por las metas logradas, esta es la
mejor defensa con la que podemos dotar a los jóvenes para que no atenten contra
su cuerpo, el soporte de la vida, que merece todo el respeto. No tenemos ningún
derecho a maltratar nuestro cuerpo añadiéndole sustancias que son ajenas a su
naturaleza.
La reflexión es fundamental: En todo momento es preciso reflexionar sobre los motivos
que nos mueven a actuar. La reflexión es un arma contra la depresión porque
fomenta la autoestima. Quine no reflexiona no madura en sus responsabilidades,
no se proyecta hacia el futuro, no se hace dueño de sí mismo.
Una adecuada información: Una persona informada es menos propensa a caer en las
garras de la droga. Quien conoce los peligros es más libre para decidir, está
más capacitado para decir NO. Pero, ¿quién informa? Las propuestas informativas
–de los poderes públicos, de la familia y de la escuela- han de ir acompañadas
de un esfuerzo compartido por los medios de comunicación.
Los medios de comunicación: Pertenecemos a una generación que lo ha visto todo, que
está de vuelta de todo. Ante nuestras retinas han pasado tantas escenas
violentas que nuestros sentidos están embotados. Los medios de comunicación nos
bombardean con escenas cada vez más truculentas. En los medios de comunicación
los buenos son malos y los malos son buenos. Los malos parecen gozar de más
simpatía que los buenos. El materialismo, la grosería, la transgresión, so los
estandartes del modelo social en boga. Si consideramos que los medios tienen
poder para modelar el tipo de sociedad vigente, no queda más remedio que pedir
a esos medios que restauren, en la medida de lo posible, todo el daño que están
causando con su irresponsabilidad.
Los poderes públicos se tienen
que implicar más: Aparte de
castigar a quienes ponen las sustancias prohibida al alcance de todo el mundo,
los gobiernos han de propiciar una misión educadora en todos los ámbitos de la
sociedad, para romper el círculo vicioso producto de esa inversión de los
valores en nuestra juventud.
La familia, base de todas las
operaciones: Además de fomentar la
educación en valores constructivos, los gobiernos también han de volcarse en el
apoyo a la familia. ES la célula básica de la sociedad. El ejemplo que aporta
la familia es fundamental en la educación de la persona. La familia es la
primera barricada del individuo en defensa de su autoestima y su realización.
La escuela: Desde la más tierna infancia la escuela debe ser un
semillero de valores constructivos. La escuela no debe renunciar a ejercer
protagonismo en pos de una educación integral que potencie cualidades
positivas. Inculcar responsabilidad, sentidos del deber, de la solidaridad, de
la trascendencia del ser humano, sobre todo en las edades más tempranas, son
facetas que deben cultivarse con tanto interés como se cultiva la difusión de
los conocimientos académicos.