Por María Teresa Villafrade (Chile)
Periodista, Voluntaria de Radio María Chile
La sexualización de las niñas
Por María Teresa Villafrade (Chile)
Periodista, Voluntaria de Radio María Chile
El tema que
tocaremos hoy es demasiado interesante e inquietante: La sexualización de las
niñas. Para muchos es un concepto desconocido, pero es el resultado del
constante bombardeo de los medios de comunicación de la imagen de la mujer como
objeto sexual. Las niñas están siendo afectadas por este motivo en su
desarrollo mental y psicológico.
El año pasado,
la Sociedad de Psicología Americana hizo un reporte lapidario sobre la sexualización
de las niñas, preocupados principalmente por el aumento de la ansiedad, la depresión
y los trastornos alimentarios a cada vez más corta edad.
Tuve oportunidad
de profundizar sobre el tema a raíz de ese estudio, y creo que es necesario
abordarlo no sólo para quienes son madres, sino también abuelas, tías,
hermanas.
El fenómeno de
la sexualización ocurre cuando los valores de una persona están directamente
relacionados con su atracción y conducta sexual, dejando de lado otras características
personales, es decir, la persona siente que vale a los ojos de los demás sólo
por sus atributos físicos y por su capacidad de atraer sexualmente a otros.
La investigación
de la Sociedad de Psicología Americana (SPA) utilizó, para realizar su reporte,
numerosos estudios. Uno de ellos me resultó sumamente inquietante: un experto
llamado Brumberg publicó en 1977 el análisis de los diarios de vida de adolescentes
estadounidenses de los últimos 100 años. La idea era estudiar, cómo ellas
trataban de verse mejores. Y el resultado fue que, mientras las adolescentes de
tiempos pasados se centraban en hacerse más educadas y mejorar sus estudios, en
los últimos 20 años la realidad cambió completamente: las adolescentes describen,
como su centro de desarrollo, estar bien con sus cuerpos y ser más atractivas.
La conclusión de
la SPA fue que las imágenes de mujeres cargadas de apelaciones sexuales son
perjudiciales para la salud emocional y física de las niñas.
La aparición de
muñecas como Barbie y Bratz, a las cuales les puedes cambiar de peinado y
vestirlas con coquetas minis, también fueron investigadas. Denunció a “los
fabricantes de juguetes producen muñecas que usan minifaldas de cuero, boas de
pluma, botas altas, que se venden a niñas de 7 a 10 años, con lemas impresos
como ‘miel para tus ojos’”. Cuidemos entonces lo que regalamos, lo que
compramos a nuestras hijas.
Y para muestra
un botón: No sé si ustedes vieron la película Pequeña Miss Sunshine. Pues, se las
recomiendo, porque allí exhiben el desconocido e impactante mundo de los
desfiles de moda y concursos de belleza infantiles, donde las madres son las
que se desviven porque sus pequeñas hijas dejen de verse como niñas y compitan
entre ellas como vampiresas, adultas en cuerpos de niñas, un verdadero horror
que esperamos no sea una moda nunca en Chile. ¡Las mamás compran extensiones
para el pelo, dientes falsos y pestañas postizas a niñitas de 5 años!
La publicidad de
ropa infantil Armani, por ejemplo, fue censurada en España por el Defensor del
Menor porque usaba fotografías de dos niñas vestidas y pintadas, en la que más
que vender ropa parecían promover el turismo sexual infantil. Hay que tener
mucho cuidado entonces con el uso de niños en publicidad.
Como madres,
hermanas, tías, abuelas tenemos un papel importante en la autoimagen de las
niñas. Las psicólogas señalan que es normal que, entre los 3 y 6 años, las
niñas se identifiquen con su madre y quieran sacar sus zapatos del clóset y usar
su cartera y sus aros. Esa conducta imitativa es normal. En lo que debemos
estar atentas es en el mensaje que les damos sobre ser mujer: ¿Qué tipo de
vestuario les estamos comprando? Petos, transparencias, escotes no son
apropiados para las niñitas. ¿Cuántas mamás se pasan el tiempo sólo quejándose
de la recarga de trabajo y de lo duro que es criar a los hijos?, ¿cuántas están
obsesionadas por adelgazar y mostrando que la esencia del ser femenino está en
el cuerpo?
No estoy
diciendo que no debemos cuidar nuestro cuerpo, lo que digo es que el énfasis del autocuidado
debe estar en la salud, en la vida saludable, en el ejercicio, alimentarse bien
en lugar de restringir los alimentos.
La psiquiatra y
académica de la Universidad de Los Andes, doctora Cecilia Ruiz, me contó de una
competencia atroz que se estaba dando en colegios del barrio alto: las niñas
hacen una diferencia entre aquellas que pueden atravesar una reja y las que no.
La doctora tuvo una paciente de 9 años con cuadro depresivo porque era de las
que no podía atravesar con su cuerpo la reja, porque no era tan delgada como
las demás.
El predominio
del culto al cuerpo se refleja también en otras intervenciones de moda: tatuajes y
piercing por doquier. Es importante como padres estar atentos. ¿Queremos que nuestras
niñas crezcan sintiéndose como objetos o sujetos sexuales? Pongamos atención a
los mensajes que les damos en casa y cuestionemos en voz alta la publicidad que
utiliza mujeres livianas de ropa para promover productos. Cada madre, cada una puede
aportar su granito de arena.
Es una lucha
constante, diaria, porque la influencia externa es a veces superior a la influencia
del hogar. Enseñémosle a las niñas a quererse tal como son, a cultivar su
intelecto, el amor por el arte. No las llevemos solamente al mall de paseo,
vayamos a ver con ellas una obra de teatro, un paseo, leamos libros juntos. En
fin, de manera sencilla, mostrémosle que las mujeres no somos solamente
“cuerpos” sino también mente, alma, espíritu. ¿Qué pasa cuando sólo explotamos
el cuerpo?
Veamos nada más los ídolos de las adolescentes: Paris Hilton,
Britney Spears, y otros nombres más, chicas que partieron con una fama
arrolladora que finalmente termina…arrollando sus vidas. El caso de Spears es
el más terrible, porque ella inició su carrera musical muy temprano, como
teenager, con una imagen de niña virginal y pudorosa, que apelaba a valores
olvidados por su generación. Pero eso en realidad era sólo una “imagen” de
marketing, que apuntaba a llamar la atención y vender discos, la chica, en
realidad, no creía en el valor de la virginidad y si lo hizo, ese valor se
desvaneció rápidamente. La vida de ella ahora es un real desastre, con dos hijos
pequeños que no puede ver ni pueden verla, con parejas que van y vienen y que,
en lugar de ayudarla a superar sus problemas, la hunden cada vez más. Con su
madre y su padre desesperados, porque no saben cómo sacarla de la inestabilidad
emocional y mental.
Son casos
extremos, es cierto, pero son también modelos que las niñas y adolescentes admiran. Hay que
tener cuidado con la sexualización de las niñas; preservar su inocencia es nuestra
misión. Apoyarlas y elogiar más sus aptitudes intelectuales y emocionales, que
las cualidades físicas.