Por Valdis Grinsteins (Brasil)
El Nacimiento de la Virgen
Luca Giordano (1634-1702)
Tres ciudades se disputan la honra de haber sido el lugar de nacimiento de
la Madre de Dios.
La primera es Belén. Esa tradición se debe al hecho de que Nuestra Señora
es de estirpe real, de la casa de David. Siendo Belén la ciudad de David, fue
esa la razón por la que san José y la Virgen Santísima, ambos descendientes del
profeta rey, se dirigieron a esa localidad en ocasión del censo romano que
ordenaba que todos se registraran en el lugar originario de sus familias.
Por eso el niño Jesús nació en Belén y es aclamado, en el Evangelio, como
hijo de David. El principal argumento de los que sustentan la tesis de que
Nuestra Señora nació en Belén se basa en un documento titulado De Nativitate
Sanctae Mariae [“Sobre el nacimiento de Santa María“], incluido en la
continuación de las obras de san Jerónimo.
Hay una tradición, en paralelo, que señala la pequeña localidad de Séforis,
localizada a pocos kilómetros al norte de Belén, como lugar de nacimiento de la
Virgen María.
Esa opinión tiene como base que, ya en la época del emperador Constantino,
a principios del siglo IV, se construyó una iglesia en la localidad para
celebrar a san Joaquín y santa Ana, padres de Nuestra Señora, que residían
allí.
San Epifanio menciona este santuario. Los defensores de otras hipótesis
señalan que el hecho de que los padres de la Virgen residieran allí no indica
necesariamente que Nuestra Señora hubiera nacido en esa localidad.
La hipótesis que congrega el mayor número de adeptos es la de que María
nació en Jerusalén. San Sofronio, patriarca de Jerusalén (634-638) escribió en
el año 603 que esa es la ciudad natal de María Santísima. San Juan Damasceno
defiende la misma postura.
La fiesta de la Natividad de
María
En la Iglesia católica celebramos muchas fiestas de santos. Habiendo,
felizmente, millares de santos, se conmemoran millares de fiestas. Pasa que no
se celebra la fiesta del nacimiento del santo, sino la de su muerte en esta
vida, por ser el día de su entrada en la vida eterna. Sólo en tres casos se
conmemoran las fiestas el día del nacimiento: la Navidad de Jesús, el
nacimiento de san Juan Bautista y la natividad de la Virgen María.
La fiesta de la Natividad de María se
celebraba en el Oriente católico mucho antes de ser instituida en Occidente.
Según una bella tradición, esta se inició cuando san Maurilio la introdujo en
la diócesis de Angers, en Francia, a consecuencia de una revelación en el año
430.
Un hombre de Angers se encontraba en la pradera de Marillais la noche del 8
de septiembre de ese año cuando vio a los ángeles cantar en el cielo. Les
preguntó cuál era el motivo de su cántico y le respondieron que cantaban de
alegría por el nacimiento de Nuestra Señora esa noche .
En Roma, ya en el siglo VII, se encuentra el registro de la conmemoración
de esta fiesta. El papa Servio la volvió solemne mediante una gran procesión.
Posteriormente, Fulberto, obispo de Chartres, contribuyó mucho a la
difusión de esta fecha en toda Francia. Finalmente el papa Inocencio IV, en
1245, durante el Concilio de Lyon, extendió la festividad a toda la Iglesia.
La conmemoración en la actualidad
Por una serie de motivos curiosos, la fiesta de la Natividad de María se
celebra muy especialmente en Italia y en la isla de Malta, donde la principal
conmemoración de la fiesta consiste en una procesión solemne en la localidad de
Xaghra.
En la ciudad de Florencia, el día de la fiesta, muchos niños se dirigen al
río Arno llevando pequeñas linternas que se colocan en el agua y lentamente van
atravesando la ciudad.
En Mistretta, Sicilia, la población celebra la fiesta representando un
baile entre dos gigantes. A primera vista parecería que eso no tiene nada que
ver con la natividad, pero corresponde a una tradición: una imagen de santa Ana
con Nuestra Señora niña fue encontrada y llevada a la ciudad, pero
misteriosamente volvió al lugar donde había sido hallada; los habitantes
consideraron que sólo podría haber sido llevada por gigantes y de ahí proviene
esa costumbre.
En Moliterno existe la bonita y pintoresca costumbre entre las chicas de
fijar pequeñas candelas en los sombreros de sus trajes típicos. En un
determinado momento se pagan las demás luces y sólo se encienden esas velas,
mientras las jóvenes bailan una danza regional.
En muchas localidades, las luces desempeñan un papel determinante en la
fiesta. Podemos conjeturar una razón: la Natividad de Nuestra Señora representó
un preanuncio de la llegada al mundo de la Luz de justicia, Nuestro Señor
Jesucristo.