por Vicente Jara
Integrante de
RIES-Red Iberoamericana del Estudio de Sectas
Sin duda que esta expresión la hemos
oído no pocas veces. En general, no es algo conocido entre las personas de
Occidente de hace dos generaciones, pero no cabe duda alguna de que hoy muchas
personas la han escuchado: “expandir o
ampliar la consciencia”.
Pero… ¿qué significa esta expresión? Sin
saber mucho de su significado real, o sin ser muy capaces de explicar en
detalle qué quiere decir, muchos podrán afirmar que este concepto o expresión
hoy en día se encuentra en multitud de grupos de meditación, de seguidores de
corrientes orientales más o menos irregulares de la Nueva Era, e incluso en el
lenguaje cotidiano.
Muchos podrán decir que su semántica
viene a especificar algo así como “conocer más y mejor”, “romper límites”,
“pensar y percibir más allá de lo que es cercano, mirar a lo lejos, con mayor
perspectiva”, “liberarse del ego”. Valdría como primera aproximación, y para
muchos estas podrían ser sus respuestas. Sin embargo, hay mucho más que todo
esto.
Vayamos a los detalles, sin entrar en
demasiadas complicaciones, que sí las tiene:
El
dios Shiva y la energía Sakti
El origen de esta expresión la tenemos
en el hinduismo. Esta religión no es nada fácil de entender, entre otras cosas
porque tal y como hoy la podemos conocer es una amalgama de experiencias
religiosas, con gran diversidad de libros religiosos y con corrientes y
escuelas, algunas incluso más filosóficas que religiosas. Desde este contexto
empezaremos explicando quién es el dios Shiva.
Shiva es un gran dios del hinduismo, y
junto con Brahma y Visnú formarían las triples expresiones o el Trimurti de
divinidades de esta religión. Si Brahma es creador y Visnú es quien preserva,
Shiva es el transformador y destructor, el danzarín del cosmos, como a veces se
le representa. También es paradigma de un yogui en meditación omnisciente y se
le suele venerar en la forma de lingam o pene, recogiendo así el sentido de
masculinidad. Es importante mencionar que en los textos más antiguos del
hinduismo, los Rig-Veda, no aparece aún la mención a esta divinidad.
Para poder seguir explicando nuestro
tema, necesitamos ver ahora quién es Sakti. Sakti no es tanto una deidad, sino
una energía de un deva (o dios masculino) capaz de personificar a su esposa o
esposas, pues es habitual la multiplicidad de emparejamientos entre dioses por
medio de estas energías o Sakti. Así, existen múltiples Sakti de Shiva,
alrededor de 50, como Kundodari o Lolaki, siendo una de ellas Sarasuati. Por lo
tanto, Sakti es una especie de energía (en el sentido oriental, no en el
sentido físico y medible) de una deidad masculina hinduista, la cual energía
llega a personificarse en su esposa, una diosa femenina o devi.
Una devi tiene aspecto de fertilidad y
creación por su carácter femenino. Esta personificación de femineidad desde la
masculinidad lleva a unificar lo masculino y lo femenino, el deva con la devi,
Shiva con Sakti, en el caso que estamos viendo, pues ocurre con muchísimos
dioses y diosas del hinduismo, altamente politeísta.
Antes hemos dicho que una de las Sakti
de Shiva es Sarasuati. Esta diosa es fundamental para explicar el significado
de expandir la consciencia.
Es verdad que los Rig-Veda, los textos
más antiguos del hinduismo, del II milenio a. C., tienen poco desarrollados
estos aspectos de deva y de devi, e incluso como antes dijimos no llegamos aún
a encontrar a la divinidad de Shiva, que aparecerá como asimilación de
religiosidades diferentes a la hinduista que serían absorbidas con el paso de
los siglos por esta gran religión. Pero sí tenemos en cambio en los Rig-Veda a
la diosa Sarasuati, lo cual la convierte en una divinidad muy antigua. En su
origen parece que fuera una diosa acuática, fluvial, y en estos textos luchó
contra los demonios de la sequía y la oscuridad, entre ellos Vritrasura. Los
Rig-Veda son textos que hablan de los dioses de manera muy antropomórfica y
naturalistas, en cambio, en otro texto fundamental del hinduismo, el
Mahabarata, del siglo III a. C., se complejizan altamente los conceptos con aspectos
más abstractos.
Desde
el Rig-Veda y el Mahabarata al Vedanta, el shivaísmo y el tantra
Dentro de la literatura principal del
hinduismo es importante citar el cambio que adquiere lo dicho hasta ahora en
los textos Vedanta, una escuela filosófica esotérica, de en torno a la mitad
del primer milenio a. C., que supuso un cambio de perspectiva del hinduismo
precedente, y que influirá en numerosas corrientes posteriores de esta
religión. Ahora Sarasuati es vista como energía femenina, y con ello toma el
aspecto del conocimiento del Brahma, que es la divinidad absoluta e impersonal
del hinduismo, la divinidad creadora. Además los Vedanta afirman que solamente
se podrá alcanzar la liberación de la rueda de las reencarnaciones o samsara
mediante el conocimiento, es decir, mediante la adoración de Sarasuati. Es una
meditación continuada, total, una iluminación que permite alcanzar la
liberación o moksha hinduista.
Añadamos además sobre la
complementariedad entre dios masculino y diosa femenina, que el shivaísmo, que
es una ramificación dentro del hinduismo que coloca a Shiva como dios
principal, y no a Brahma, y en los textos puranas, que son colecciones de
historias posiblemente recopiladas a lo largo del primer milenio a. C., que
ambos aspectos también manifiestan por un lado el enfrentamiento entre la
docilidad y el salvajismo, aspectos antagónicos que viven en lucha eterna.
Y para complejizar un poco más las
perspectivas hasta ahora recogidas, indicar que la corriente del tantra ve en
la energía Sakti al alma, el atman del hinduismo; y considera que para liberar
al alma de la corporalidad y elevarla a su dios masculino o Shiva, se ha de
hacer mediante unificación varón-hembra, ya espiritualmente o mediante el acto
coital. Dejemos dicho sin entrar en mayores explicaciones por ahora que el
tantra es una variedad del hinduismo, entrando dentro de las llamadas escuelas
o tradiciones esotéricas, y no solamente hinduistas, también budistas, entre
otras, donde integran aspectos espirituales con aspectos materiales e incluso
sexuales.
A partir de aquí están las múltiples
escuelas y variantes del hinduismo, y además de la religión budista, que se
desarrolló en la misma zona geográfica que aquel, y así, el intento de romper
la reencarnación y su rueda del samsara de vida y muerte y de nuevo
reencarnación, o el dolor y el sufrimiento. Y ello por el conocimiento y la
meditación.
Al parecer este paso hasta la
instauración de la meditación dentro del hinduismo supuso la eliminación de
prácticas antiguas y ancestrales rituales de sacrificios animales para alcanzar
el favor de los dioses, sustituyéndolas por prácticas interiores de ascesis,
sacrificios particulares de silencio e interiorización, que con el pasar de los
siglos fueron purificándose hasta llegar a las meditaciones contemplativas y
meditativas acerca del acontecer del mundo, la divinidad y la propia
interioridad, llevando en el hinduismo a la creencia de que el fin de la
meditación o de la expansión de la consciencia era la certidumbre de que uno,
en su atman o alma, era una chispa del dios Brahma: yo y dios somos lo mismo.
Solo esto acabaría por liberarnos de la reencarnación de la rueda del samsara y
alcanzar el saber verdadero (vidya), eliminando la ignorancia (avidya).
Por fin ya sabemos qué significa “expandir
la consciencia”
Expandir o ampliar la consciencia es por
lo tanto unificarse con el dios Brahma, o para el shivaísmo, con el dios Shiva,
que además recoge aspectos de dios de la meditación, el yogui omnisciente. Esto
se lograría con la energía Sakti personificadora femenina de Sarasuati, diosa
del conocimiento. De ahí que expandir la consciencia es dar cabida a la diosa o
devi Sarasuati y engrandecerla en uno mismo, es la realización en el atman
personal de la devi esposa de Shiva para divinizarse por ella en el dios
masculino Shiva-Brahma. Esto es la expansión de la consciencia, la
ampliación de la consciencia. Método por
el cual lograr la liberación de las reencarnaciones o del dolor, y que el
hinduismo y el budismo, como religiones o espiritualidades principales de
Oriente han desarrollado y difunden.
Explicado el significado hemos de volver
al tantrismo, ya hinduista o budista, pues el seguidor de este camino usa de
diversos métodos para expandir la consciencia, incluso usando mantras o sonidos
generados por el meditador, como ocurre en el budismo tibetano, por ejemplo.
Estos mantras son sonidos auto-generados de ayuda a la expansión de la
consciencia, palabras con sentido religioso muy profundo, nombres de
divinidades o atributos de ellas, esotéricos y por ello propio de iniciados. En
el tantrismo tendríamos además todo el desarrollo de los chakras y el uso
energético para la unificación y el logro yo-soy-dios, también haciendo uso de
la energía sexual masculina-femenina y la práctica sexual entre varón y hembra.
Hemos visto como muchos conceptos
relativos a la expansión de la consciencia se encuentran tanto en el hinduismo
como en el budismo, lo cual es normal por el surgimiento de este último en el
ámbito hinduista. Tan es así que no existe una interpretación definitiva y
clara donde situar a la corriente vajrayana del budismo. Pues si para algunos
es budismo, como la corriente mahayana o la hinayana, para otros es algo
sincrético entre budismo y rituales hinduistas. Lo que a nosotros nos interesa
es mostrar que el vajrayana es el budismo tántrico, y por ello podemos
encontrar en él muchos aspectos ya mencionados en el tantrismo hinduista. Con
más nitidez y finura discriminadora hay que decir que el tantrismo de corte más
sexual sería la denominada corriente de la mano izquierda. La de la mano
derecha pretende la integración masculino-femenina mediante prácticas solamente
espiritualizadas, valga como aclaración.
El
hinduismo y el budismo llegado a Occidente
Ni que decir tiene que el tantrismo que
ha venido en el último medio siglo a Occidente es precisamente una mezcla de
hinduismo y budismo, con pocos aspectos esotéricos y de iniciación y con una
fuerte carga sexual. Las corrientes neo-budistas y de la Nueva Era, los gurús
que pululan por Occidente, han hecho amalgama de energías, chakras, textos
sencillos, meditación de todo tipo, uso de mantras a versos zen, incluso usando
palabras cristianas como mantra sonoro, también en ocasiones usando sustancias
psicotrópicas y drogas diversas para poder expandir la conciencia más todavía,
y con terapias de emotividad alta, gimnasia, aceites y sexo, ya en solitario o
de masturbación, como es la práctica del taoísmo del cultivo solitario (así se
llama) o la sexual emparejada, más clásica oriental, o también con más gente,
más multitudinaria,… y todo ello para liberar la mente y el cuerpo, expandir la
conciencia…
¿Qué
decir de todo esto?
En fin, expandir la consciencia, ya en
sus métodos como en su pretensión es una práctica de profundo significado hinduista
y posteriormente budista, totalmente alejada de la religiosidad cristiana y el
sentido antropológico del ser humano dado por el cristianismo y la revelación
de Dios en Jesucristo. Los cristianos no tenemos necesidad de buscar esta
expansión de la consciencia para conocer la verdad, pues ésta se encuentra en
el Evangelio o Buena Noticia. Jesucristo es la Buena Noticia, es quien nos
descubre lo que todos los hombres han buscado, el acabar con el sufrimiento, el
salir del dolor, el conocimiento de qué hacemos aquí, qué es el mundo, de dónde
ha salido y a dónde va esto que nos rodea, todo lo que existe, nosotros mismos
y lo que amamos. Jesucristo nos ha revelado la verdad de Dios, la vida en Dios,
nos ha dado la capacidad de unirnos a Dios Padre, la capacidad de ser hijos en
Cristo, la filiación Divina. Esto es el cristianismo. Y la oración cristiana es
un diálogo con Jesucristo, o con Dios Padre, o con el Espíritu Santo, o la
Virgen María, los santos o los ángeles. En el fondo es una convivencia con Dios,
donde no nos disolvemos en Él y mucho menos afirmamos ser Dios. Dios es Dios y
yo soy su criatura, y por méritos de Cristo Dios me da la vida y la felicidad.
Inmerecidamente, por su gracia. Los
cristianos no solo debemos rechazar la expansión de la consciencia, sino
enseñar y predicar a todos, incluso a quienes la practican de un modo más o
menor regular o irregular, más o menos desviado o no, que lo que buscan está en
Cristo Jesús, el Mesías, el Liberador, el Logos.
BIBLIOGRAFÍA:
Jesucristo,
portador del agua de la Vida. Una reflexión cristiana sobre la “Nueva Era”.
Consejo Pontificio de la Cultura. Consejo Pontificio para el Diálogo
Interreligioso.