Con frecuencia las cruzadas son mostradas como
un episodio deplorablemente violento en el que libertinos occidentales, que no
habían sido provocados, asesinaban y robaban a musulmanes sofisticados y
amantes de la paz, dejando patrones de opresión escandalosa que se repetirían
en la historia subsecuente.
En
muchos lugares de occidente, esta perspectiva es actualmente demasiado común,
unánime y obvia como para ser rebatida. Pero la unanimidad
no es garantía de precisión. Lo que todo el mundo “sabe” sobre las cruzadas podría, de hecho, no ser
cierto.
A
este propósito, el historiador doctor Paul F. Crawford del Departamento de
Historia y Ciencias Políticas de la Universidad de Pennsylvania (Estados
Unidos), derriba cuatro mitos anticatólicos sobre Las Cruzadas.
Primer mito: "Las cruzadas representaron un ataque
no provocado de cristianos occidentales contra el mundo musulmán"
Nada
podría estar más lejos de la verdad, e incluso una revisión cronológica
aclararía eso. En el año 632, Egipto, Palestina, Siria, Asia Menor, el norte de
África, España, Francia, Italia y las islas de Sicilia, Cerdeña y Córcega eran
todos territorios cristianos. Dentro de los límites del Imperio Romano, que
todavía era completamente funcional en el Mediterráneo oriental, el
cristianismo ortodoxo era la religión oficial y claramente mayoritaria.
Hacia
el año 732, un siglo después, los cristianos habían perdido la mayoría de esos
territorios y las comunidades cristianas de Arabia fueron destruidas completamente
poco después del 633, cuando los judíos
y los cristianos por igual fueron expulsados de la península. Aquellos en
Persia estuvieron bajo severa presión. Dos tercios del territorio que había
sido del mundo cristiano eran ahora regidos por musulmanes. ¿Qué sucedió? La
respuesta es: el avance del Islam. Cada una de las regiones mencionadas fue
sacada, en el transcurso de cien años, del control cristiano por medio de la
violencia, a través de campañas militares deliberadamente diseñadas para
expandir el territorio musulmán a expensas de sus vecinos.
Pero
esto no dio por concluido el programa de conquistas del Islam. Los ataques
musulmanes contra los cristianos siguieron, ya no solo en esa región sino
contra Europa, especialmente Italia y Francia, durante los siglos IX, X y XI,
lo que hizo que los bizantinos,- los cristianos del Imperio Romano de Oriente-,
solicitaran ayuda a los Papas. Fue Urbano II quien envió las primeras cruzadas
en el siglo XI, después de muchos años de recibir el primer pedido.
Lejos
de no haber sido provocadas, las cruzadas representan el primer gran
contraataque del Occidente cristiano contra los ataques musulmanes que se
habían dado continuamente desde el inicio del Islam hasta el siglo XI, y que
siguieron luego casi sin cesar.
Para
entender un poco mejor el asunto basta con preguntarse cuántas veces fuerzas
cristianas han atacado La Meca. La respuesta, por supuesto, es: nunca.
Segundo mito: "Los cristianos occidentales fueron a
las cruzadas porque su avaricia los motivó a saquear a los musulmanes para
hacerse ricos"
Por
el contrario, muchos cruzados terminaron
en bancarrota.
Algunos
historiadores explican que pocos
cruzados tenían suficiente dinero para pagar sus obligaciones en casa y
mantenerse al mismo tiempo decentemente en las cruzadas. Desde el principio mismo, las consideraciones financieras fueron
importantes en la planeación de la cruzada. Los primeros cruzados vendieron
tantas de sus posesiones para financiar sus expediciones que generaron una
extendida inflación.
Aunque
los siguientes cruzados tomaron esta consideración en cuenta y comenzaron a
ahorrar mucho antes de embarcarse en esta empresa, el gasto seguía estando muy
cerca de lo prohibitivo.
Lo
que algunos estimaban iban a costar Las Cruzadas era una meta imposible de
lograr; muy pocos se hicieron ricos con las cruzadas, y sus números fueron
empequeñecidos sobremanera por quienes quebraron. Muchos en el medioevo eran
muy conscientes de eso y no consideraron a las cruzadas como una manera de mejorar
su situación financiera.
Tercer mito: "Los cruzados fueron un bloque cínico
que en realidad no creía ni en su propia propaganda religiosa; en vez de eso,
tenían otros motivos más materiales".
Éste
ha sido un argumento muy popular, al menos desde Voltaire. Parece creíble e
incluso obligatorio para la gente moderna, dominada por la perspectiva del
mundo materialista.
Con
una tasa de bajas que bordeaba el 75%, con una expectativa de volver quebrado y
no poder sobrevivir, ¿cómo tenía resultado la prédica para que más personas se
enrolaran? Las cruzadas eran apelantes
precisamente porque era una tarea dura y conocida, y porque emprender una
cruzada por los motivos correctos era entendida como una penitencia aceptable
del pecado. Lejos de ser una empresa materialista, la cruzada era impráctica en
términos mundanos, pero valiosa para el alma. Era el ejemplo casi supremo de
ese sufrimiento complicado, y por eso era una penitencia ideal y muy completa.
Con lo complicado que puede ser para la gente actual creer, la evidencia
sugiere fuertemente que la mayoría de los cruzados estaban motivados por el
deseo de agradar a Dios, expiar sus pecados y poner sus vidas al servicio del
prójimo.
Cuarto mito: "Los cruzados le enseñaron a los
musulmanes a odiar y atacar a cristianos"
Nada
más alejado de la verdad. Hasta hace muy poco, los musulmanes recordaban las
cruzadas como una instancia en la que habían derrotado un insignificante ataque
occidental cristiano. La primera historia musulmana sobre las cruzadas no
apareció sino hasta 1899. Por ese entonces, el mundo musulmán estaba
redescubriendo las cruzadas, pero lo hacía con un giro aprendido de los
occidentales. Al mismo tiempo, el nacionalismo comenzó a enraizarse en el mundo
musulmán. Los nacionalistas árabes tomaron prestada la idea de una larga
campaña europea contra ellos de la escuela europea antigua de pensamiento, sin
considerar el hecho de que constituía realmente una mala representación de las
cruzadas, y usando este entendimiento distorsionado como una forma para generar
apoyo para sus propias agendas. No fueron las cruzadas las que le enseñaron al
Islam a atacar y odiar a los cristianos. Muy lejos de eso están los hechos.
Esas actividades de odio y persecusión habían precedido a las cruzadas por
largo tiempo, y nos llevan hasta el origen del Islam.