por Julio Ortega - Salesiano Cooperador
Como
Don Bosco, ¡con los jóvenes, para los jóvenes!
El Aguinaldo de cada año, pasa a ser una
propuesta de comunión para toda nuestra Familia Salesiana en el mundo.
1. UNA
HERMOSA HERENCIA ESPIRITUAL
Califico
de «hermosa herencia espiritual»
nuestra tradición familiar del Aguinaldo porque ha sido algo que siempre ha
estado muy en el corazón de Don Bosco. Los primeros mensajes que, a modo de
Aguinaldo, están recogidos en nuestra tradición se remontan a la década de
1850. En las Memorias Biográficas leemos que una estrategia de Don Bosco era la
de escribir, de cuando en cuando, un papelito haciéndolo llegar a quien quería
darle un consejo. Algunos mensajes fueron conservados y son muy personales:
invitan a una buena acción, o a remediar algo que no va bien; además desde los
primeros años del Oratorio, Don Bosco entregaba, al final del año, un Aguinaldo
a todos sus jóvenes en general y otro a cada uno en particular. El primero, el
general, solía consistir en indicar algunos procedimientos y aspectos a tener
en cuenta para la buena marcha del nuevo año. Y casi cada año continuó dando
tales aguinaldos. El último Aguinaldo que Don Bosco dedicó a sus hijos. (Memorias
Biográficas). Sintiendo Don Bosco que llegaba el momento final, hizo llamar a
Don Rua y a Monseñor Cagliero y, con las pocas fuerzas que le quedaban, les dio
unas últimas recomendaciones para ellos y para todos los Salesianos. Bendijo
las casas de América y a muchos de los Hermanos que en esas tierras estaban,
bendijo a todos los Cooperadores italianos y a sus familias y, finalmente, les pidió que le prometieran que se amarían
como hermanos…, y que recomendaran la frecuente comunión y la devoción a María
Santísima Auxiliadora. Recogiendo estas palabras, Don Rua describe en su
tercera circular ese momento y esas palabras, y añade que «estas podrían servir como Aguinaldo del nuevo año para enviar a todas
las casas salesianas. Deseó que fuesen para toda la vida y dio su aprobación
para que sirviesen realmente como Aguinaldo para el nuevo año».
2. EL AGUINALDO… QUE QUIERE SER PALABRA DE UNIDAD PARA
TODA NUESTRA FAMILIA SALESIANA
Nuestra
Familia se distingue y caracteriza por ser, en primer lugar, una familia carismática en la que el Primado de Dios-Comunión es el
corazón de la mística salesiana.
Esto es así porque nos remite al origen de aquel «carisma» del Espíritu que se nos ha
transmitido a nosotros desde Don Bosco para «ser vivido, custodiado,
profundizado y desarrollado constantemente en sintonía con el Cuerpo de Cristo
en perenne crecimiento». En tal comunión de carisma reconocemos la diversidad
y, al mismo tiempo, la unidad que tiene su fuente en la consagración
bautismal, en el compartir el espíritu de Don Bosco, y en la participación de
la misión salesiana al servicio de
los jóvenes, y especialmente los más pobres. Por eso en cada Aguinaldo
subrayamos este aspecto de la comunión que es prioritario en nuestra Familia.
En la medida en que el Aguinaldo ayude a las programaciones pastorales de las
diversas ramas y grupos, es bienvenido, pero sabiendo que su finalidad primaria no es la de llegar a ser un programa de
pastoral para el año, sino la de ser un mensaje creador de unidad y
comunión para toda nuestra Familia, en un objetivo común. Después veremos
en cada «rama» cómo concretarlo en vida, cómo hacerlo operativo. De ahí la
propuesta de Aguinaldo, para nuestra Familia Salesiana, para este año que el
Señor nos regala: COMO DON BOSCO, ¡CON LOS JÓVENES, PARA LOS JÓVENES!
3. COMO DON BOSCO… DESDE SU CORAZÓN
PASTORAL Y SU ACCIÓN EDUCATIVA, ENVUELTOS EN LA TRAMA DE DIOS
Decir
COMO DON BOSCO, hoy, es ante todo
volver a encontrar y descubrir de nuevo en toda su plenitud el espíritu de Don
Bosco que, hoy como ayer, tiene y ha de tener toda la fuerza carismática y toda
actualidad. De entre todo lo que se podría explicitar sobre esta realidad
carismática, voy a subrayar dos aspectos:
I. La Caridad
pastoral (o el corazón del «Buen Pastor»), como elemento movilizador del
ser y el hacer de Don Bosco.
II. Su capacidad de leer «el Hoy» para preparar «el Mañana».
3.1. Don Bosco,
con el corazón del «Buen Pastor»
El
corazón de Jesús, Buen Pastor, marca todo nuestro hacer pastoral y es
referencia esencial para nosotros. Al mismo tiempo, la concreción, «al modo salesiano» la encontramos en
Don Bosco (plasmado en el espíritu de Valdocco,... o en lo que de más propio
tienen los grupos de la
Familia Salesiana ). Por lo tanto, en nuestra Familia Salesiana, el
punto de confluencia primero y para todos es el carisma de Don Bosco suscitado por el Espíritu Santo, para bien
de la Iglesia. Es esto que llamamos carisma
salesiano y que nos abraza y acoge a todos. En Don Bosco «la feliz
expresión (que fue su programa de vida),
“me basta que sean jóvenes para que los
ame”, fue la palabra y, todavía lo es hoy, la opción educativa fundamental»
por excelencia. Sabemos que por sus niños y jóvenes desarrolló una grandísima
actividad con palabras, con acciones educativas, con presencia, con escritos,
con asociaciones o compañías, con viajes, con fundaciones, y en encuentros con
todo tipo de autoridades civiles y religiosas y con el mismo Papa. «Por ellos,
sobre todo, manifestó una atención muy cuidada, dirigida a sus personas, a fin
de que en su amor de padre los jóvenes pudiesen acoger el signo de un amor más
alto». Esa predilección por los jóvenes,
por cada joven, fue la que lo llevaba a hacer lo que fuese, a romper «todo
molde», todo estereotipo con tal de llegar a ellos. Como atestigua don
Francisco Dalmazzo al «proceso de santidad» de Don Bosco, bajo juramento en
1892, «Yo vi un día a Don Bosco abandonarnos a don Rua y a mí, que lo
acompañábamos, para ayudar a un muchacho albañil a transportar una carretilla
muy cargada, que se sentía incapaz de mover y que lo demostraba llorando; y
esto sucedía en una de las calles principales de la ciudad». Esa predilección por los muchachos llevaba
a Don Bosco a entregarse del todo en la búsqueda de su bien, de su crecimiento,
desarrollo y bienestar humano y de su salvación eterna. Ese era su
horizonte de vida: ¡ser todo para ellos, hasta el último suspiro! Lo expresa
una de nuestras hermanas estudiosa de Don Bosco: «El amor de Don Bosco por estos jóvenes se manifestaba en gestos
concretos y oportunos. Se interesaba por toda su vida, enterándose de las
necesidades más urgentes e intuyendo las más ocultas. Afirmar que su corazón se
entregaba totalmente a los jóvenes significa que toda su persona, inteligencia,
corazón, voluntad, fuerza física, todo su ser estaba orientado a hacerles el
bien, a promover su crecimiento integral, a desear su salvación eterna. Por
tanto, para Don Bosco ser hombre de
corazón quiere decir estar totalmente consagrado al bien de sus jóvenes y
gastar a favor de ellos todas sus energías hasta el último aliento». Esto
lo llevó, con criterios similares, y con el mismo espíritu, a buscar una
solución a los problemas de las jóvenes, con la cercanía de la Cofundadora María
Mazzarello y el grupo de mujeres jóvenes unidas a ella y dedicadas, en el
ámbito parroquial, a la formación cristiana de las chicas. Su corazón pastoral
lo animó, a contar con otros colaboradores, hombres y mujeres, «consagrados con
votos estables, cooperadores asociados en el compartir los ideales pedagógicos
y apostólicos». A esto se suma su condición de gran promotor de una especial
devoción a María Auxiliadora de los cristianos y Madre de la Iglesia , y su cuidado y
afecto permanente por sus exalumnos. Y en el centro de todo este hacer y de su
visión ha estado, como verdadero movilizador de su fuerza personal «el hecho de
que Don Bosco realiza su santidad
personal mediante el compromiso educativo vivido con celo y corazón apostólico»,
la caridad pastoral. Esa caridad pastoral que para Don Bosco, por sentirse envuelto en la
Trama de Dios significaba que Dios tenía la
primacía en su vida, era Él la razón de su vivir, de su hacer, de su
ministerio sacerdotal, hasta el punto de abandonarse en Él hasta la temeridad.
Este
sentirse envuelto en la
Trama de Dios significaba, amar al joven,
a todo joven, cualquiera que fuese su estado o situación, para llevarlo a la plenitud de ese ser
humano, que se ha manifestado en Jesús y
que se concretaba en la posibilidad de vivir como honrado ciudadano y como buen
hijo de Dios. Y esta ha de ser la clave de nuestro ser, vivir y actuar el
carisma salesiano. Si llegamos a sentir en lo más profundo de cada uno de
nosotros, esa pasión educativa que llevaba a Don Bosco a encontrarse con el
joven en el tú a tú, creyendo en él, confiando en que en cada uno siempre hay
semilla de bondad y de Reino, para ayudarlos a dar lo mejor de sí mismos y
acercarlos al encuentro con Jesús, entonces estaremos haciendo realidad, lo más
bello de este nuestro carisma salesiano.
3.2. En la historia
de Dios y de los hombres
Yo
creo, y muchos de nosotros creemos que Don
Bosco tenía una capacidad especial para saber leer los signos de los tiempos.
Supo hacer propios tantos valores que su tiempo le ofrecía en el campo de la
espiritualidad, de la vida social, de la educación… y fue capaz de darle a todo
ello una impronta tan personal que lo ha distinguido y diferenciado de otros
grandes de su tiempo. Esto le permitía leer el hoy como si viviese ya
en el mañana. El hoy de Don Bosco era contemplado por él con los ojos del
«historiador de Dios», con los ojos de quien sabe mirar la Historia para reconocer
en ella los signos de la presencia de Dios. Historia presente, no pasada.
Historia contemplada con una lucidez que a la mayoría nos resulta posible
únicamente con la relectura -en Dios- de los acontecimientos, para poder dar
así respuestas a las necesidades de sus jóvenes. Por su estilo de vivir y de
actuar, nosotros también estamos llamados hoy a pedir a Don Bosco que nos
enseñe a leer los signos de los tiempos para ayudar a los jóvenes. Esta misma
convicción la expresa el Capítulo General Especial cuando dice que «Don Bosco
poseyó en alto grado la sensibilidad a las exigencias de los tiempos… Sus
primeros colaboradores se formaron en este espíritu… Y la sociedad moderna, con sus cambios rápidos y profundos exige un nuevo
tipo de persona, capaz de superar el ansia provocada por dichos cambios y de
proseguir buscando, sin anquilosarse en soluciones hechas… capaz de distinguir,
sin extremismos, lo permanente de lo mutable». En este deseo de actualizar
el carisma, el camino que nos queda es, el de buscar para nosotros ese su
corazón pastoral, junto con esa capacidad de movilidad, de adaptación, de
lectura creyente del aquí y ahora.
4. ¡CON LOS JÓVENES!
PARA LOS JÓVENES… EN ESPECIAL LOS MÁS POBRES
4.1. ¡Con los
JÓVENES! estando con ellos y en medio de ellos
Y
decimos Con los JÓVENES, porque el
punto de partida de nuestro hacer carne
y sangre (encarnar) el carisma salesiano, es el de ESTAR CON LOS JÓVENES, estar con ellos y entre ellos, encontrarlos
en su vida cotidiana, conocer su mundo, amar su mundo, animarles a ser
protagonistas de sus vidas, despertar su sentido de Dios, animarlos a vivir con
metas altas. El mundo de los jóvenes es un mundo de posibilidades. Para poder
ser fermento en el mundo de los jóvenes, debemos
conocer y valorar positiva y críticamente aquello que los jóvenes valoran y
aman. El desafío de nuestra misión en medio de los jóvenes pasa a través de
nuestra capacidad profética para leer
los signos de los tiempos, como anteriormente decíamos de Don Bosco; es
decir, ¿qué nos está diciendo y pidiendo Dios a través de estos jóvenes con los
que nos encontramos? Este desafío comienza por tener la capacidad de escucharlos, y por tener el valor y la audacia de
entablar con ellos un diálogo
«horizontal», sin posicionamientos estáticos, sin creernos los dueños de la
verdad. Adoptemos la actitud del
«aprendiz», y mucho aprenderemos de ellos y de la imagen de Iglesia que
proyectamos hacia ellos. Los jóvenes, con su palabra, su presencia o su
«indiferencia», con sus respuestas y sus ausencias, nos están reclamando algo.
Y también el Espíritu en ellos, y a través de ellos, nos está hablando. Del
encuentro con ellos nunca se sale indemne, sino recíprocamente enriquecidos y
estimulados.
4.2. ¡Con los
JÓVENES! mostrándoles predilección pastoral
Y
decimos Con los JÓVENES, porque si
lo que llena nuestro corazón -desde el momento de la llamada vocacional de
Jesús a cada uno de nosotros-, es la predilección pastoral por los jóvenes,
esta predilección se manifestará en nosotros, como en Don Bosco, en una verdadera «pasión» buscando su
bien, poniendo en ello todas nuestras energías. Y nuestras comunidades, sea
cual sea el grupo de nuestra Familia (comunidades de vida religiosa, de oración
y compromiso, de testimonio…), han de intentar adquirir «visibilidad» entre los jóvenes de su propio ambiente.
Esta visibilidad exige discernimientos, opciones y renuncias. Significa ante
todo gratuidad en el servicio, relaciones fraternas alegres y detallistas, en
un proyecto comunitario de oración, encuentros y servicio. Se requiere, más que
nunca, una «casa abierta», con
pluralidad de iniciativas convocantes,
y con propuestas oportunas para los
problemas de los jóvenes del entorno. Hagamos que los jóvenes se percaten del
valor que tiene el poder disponer de un «hogar salesiano», poder contar con un
grupo de personas amigas. La
significatividad exigirá que nuestras comunidades vivan en una saludable
tensión que se transforma en búsqueda, discernimiento y toma de decisiones que
han de ser continuamente revisadas, llevadas a la oración y contrastadas en la
vivencia fraterna y en la praxis pastoral.
4.3. ¡Para los
JÓVENES! en especial para los más pobres
En
diversas ocasiones he comentado que cuando el Papa Francisco habla de ir a la
periferia, dirigiéndose a toda la
Iglesia , a nosotros nos interpela de manera muy viva y
directa porque nos está pidiendo que
estemos en la periferia, con los jóvenes que están en la periferia, lejos
de casi todo, excluidos, casi sin oportunidades. Al mismo tiempo digo que esta periferia es para nosotros algo muy
propio como Familia Salesiana, porque la
periferia es algo constitutivo de nuestro ADN salesiano. ¿Qué fue el
Valdocco de Don Bosco sino una periferia de la gran ciudad? ¿Qué cosa fue
Mornese sino una periferia rural? Será necesario que nuestro examen de
conciencia personal y de Familia se confronte con esta fuerte llamada eclesial,
que es a su vez de la esencia del Evangelio. Es necesario examinarnos acerca de nuestro estar con los jóvenes y para
ellos, para los más pobres, necesitados y excluidos…, pero no será
necesario buscar nuestro norte, nuestra «estrella polar de navegación», porque
en los últimos, los más pobres, en los que más nos necesitan está lo más propio
de nuestra identidad carismática y con esta identidad es con la que hemos de
confrontarnos al buscar nuestro sitio, nuestra manera de responder hoy a la
misión, en el aquí y ahora.
4.4. ¡Para los
JÓVENES! … porque tienen derecho a encontrar modelos de referencia creyentes y
adultos…
Cada
vez se hace más evidente que nuestro servicio a los jóvenes pasa también, y en
gran medida, a través de la existencia de modelos
de referencia creyentes y adultos. Los jóvenes buscan y desean encontrarse
con cristianos audaces pero «normales»,
a los que no sólo puedan admirar, sino también poder imitar. Nuestros jóvenes, como en otras
dimensiones de su persona «en construcción», necesitan mirarse en otros, quieren reconocerse a sí mismos y aprender a vivir su fe, más por contagio
(por testimonio de vida) que por
adoctrinamiento. Por eso nuestra acción pastoral no puede ser una tarea
uniforme y lineal, dado que las situaciones de de los jóvenes son tan variadas.
Esto implicará, sobre todo en nosotros educadores, actitudes profundas como estar dispuestos a «perder la propia vida» para darla por el Reino, aceptar la pobreza, la
austeridad, la sobriedad como opción de libertad pastoral personal e institucional,
estar dispuestos a reconvertir nuestras obras cuando sea necesario, poniendo siempre en primer lugar a las
personas, el encuentro con ellas y el servicio a las mismas.
4.5. ¡Para los
JÓVENES! … para quienes el encuentro personal será oportunidad única para
sentirse acompañados
Trabajar con los jóvenes y por los jóvenes, ha sido y es, no sólo un
privilegio por estar en contacto con personas vitales, llenas de potencialidad,
de sueños y frescura… sino, sobre todo, es
una oportunidad que se nos ofrece de caminar junto a ellos para volver a Jesús, para recuperar su vida y su mensaje, sin filtrar su
radicalidad, sin eludir incómoda confrontación con nuestras escalas de
valores y estilos de vida. Estamos convencidos de que el Evangelio, tanto hoy
como ayer, cuenta con todas sus posibilidades de ser escuchado, oído y aceptado
de nuevo en el mundo de los jóvenes, como una Buena Noticia. En este ser
escuchado y aceptado el Evangelio, se nos presenta el desafío de cultivar con empeño el encuentro personal, el acompañamiento espiritual personal, donde
cada Salesiano educador, pueda proponer caminos, sugerir opciones. A ejemplo de
Don Bosco, tenemos una gran necesidad de
educadores abiertos a la novedad, ágiles para innovar,
ensayar, arriesgar y ser personalmente testimonio veraz en la vida de los
jóvenes. Se nos pide acercamiento personal en el encuentro espontáneo, interés
por «sus cosas» sin pretender invadir su intimidad.
Un acompañamiento centrado en la
consideración positiva y afectuosa del otro, y que ha de materializarse en
las tareas de «facilitar», de «valorar» y de «orientar». Poner en marcha «itinerarios de educación a la fe» no
consiste tanto en introducir cosa alguna del exterior al interior de los
jóvenes, sino en ayudarlos a dar a luz su intimidad más radical habitada por
Dios, a desarrollar las potencialidades y capacidades que llevan dentro de sí
mismos. Se trata de acompañar sus vidas, de ayudarlos a descubrir su identidad
más íntima y su proyecto personal de vida.
4.6. Porque los JÓVENES…
especialmente los más pobres, son un don para nosotros
Fue
el mismo Rector Mayor Juan Vecchi quien escribió que «los jóvenes pobres han
sido y son todavía un don para nosotros». Y ciertamente no podemos pensar que
don Vecchi esté defendiendo la pobreza, pero es cierto, que si estamos con
ellos y en medio de ellos, son ellos,
los primeros que nos hacen el bien, que nos evangelizan que nos ayudan a vivir
verdaderamente el Evangelio desde lo más propio del carisma salesiano. Me
atrevo a decir, como ya he manifestado en alguna otra ocasión, que son los jóvenes, y especialmente quienes
son más pobres y necesitados, quienes nos salvarán ayudándonos a salir de
nuestras rutinas, de nuestras inercias y de nuestros miedos, a veces más
preocupados en conservar las propias seguridades, que en tener el corazón, el
oído y la mente abierta a lo que el Espíritu nos pueda pedir. Por ellos y ante
ellos no podemos eludir las urgencias que desde la misma realidad juvenil nos
están golpeando a la puerta. Colaboramos con nuestras obras y servicios
múltiples en promover la acogida de los jóvenes, escuchar los gritos del alma: jóvenes solos, acosados por la
violencia, con conflictos familiares, con heridas emotivas, con confusión, con
sufrimiento y dolor. La Buena Noticia
empieza por escuchar y acoger de forma incondicional sus necesidades, deseos,
miedos y sueños. Urge también recuperar su capacidad de búsqueda, de
indignación ante las oportunidades que se les cierran por ser promesas vacías,
estimular sus sueños para promover la acción, la colaboración, la búsqueda de
unas sociedades mejores. Aceptar el «abrazo de Dios» como un regalo, aprender a
llorar en Él, a reír en Él.
5. EN EL
BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE DON BOSCO
5.1. Hubo un Primer Centenario
Como
es natural hubo un primer Centenario, aquí una pequeña reseña histórica. En 1915 concurrían dos centenarios,
ambos muy salesianos. El nacimiento de
Don Bosco y la determinación del 24 de mayo como celebración en honor de María
Auxiliadora. Esta fue decidida por decreto del Papa Pío VII, para dar
gracias a la Madre
de Dios por su liberación del cautiverio, estableciendo la fiesta de María
Auxiliadora el 24 de mayo, día en que entró de nuevo en Roma. La idea de
celebrar el primer Centenario del nacimiento de Don Bosco comenzó con mucha
antelación. Don Pablo Álbera quería darle a la celebración un doble carácter: extender
la devoción a María Auxiliadora y dar a conocer la figura y obra de Don Bosco,
y también con el fin de acelerar la causa de beatificación. En 1914 la
organización de las celebraciones del primer Centenario estaba muy avanzada. La
prensa había dado a conocer los actos principales; las autoridades que iban a
intervenir; se habían seleccionado también los planos del monumento y de la
nueva iglesia; la Santa
Sede había aprobado el cambio de fecha del Capítulo General,
y la renuncia de los miembros del Capitulo Superior a un año de sus respectivos
cargos; el cardenal Gasparri, en calidad de Protector de la Congregación Salesiana
había escrito una carta, en nombre del Papa. Pero las circunstancias que vendrían fueron adversas. En 1914 y 1915
sucedieron trágicos acontecimientos: un terremoto sacudió una parte de Sicilia,
con graves daños materiales, pero sin pérdidas de vidas de SDB y FMA; un fuego
destruyó completamente la casa chilena de Valdivia; la muerte de Pío X, muy
cercano a los Salesianos. Un nuevo terremoto que, a inicios de 1915, asoló la
región de los Abruzos, ocasionando la muerte de tres FMA. Dos SDB, fueron
rescatados de entre los escombros. Y llegó el acontecimiento más trágico: el
estallido de la Primera
Guerra Mundial, que dividió el mundo en dos grandes bandos,
dejando millones de muertos. Italia, al
principio neutral, entró en guerra el 23
de mayo de 1915, justo un día antes del comienzo de la celebración del
centenario de la fiesta de María Auxiliadora. El conflicto bélico afectó
gravemente a las obras salesianas en diversos países. Unos 2,000 jóvenes
Salesianos fueron llamados a las armas, en uno y otro bando. La guerra impidió
el contacto y la comunicación con las casas salesianas. También disminuyó en
gran medida la ayuda de los Cooperadores. Don Pablo Álbera hizo continuos
llamamientos a la oración, insistiendo en la conmemoración del 24 de cada mes,
dedicado a María Auxiliadora. Era evidente que en esta situación los programas
del Centenario tendrían que ser suprimidos, reducidos o esperarían mejores
circunstancias. Se suspendió los actos festivos, se redujo los programas y sed
dio un carácter más religioso e íntimo, aunque siempre con la esperanza de que
la paz llegara pronto y se pudieran vencer los obstáculos. Pero la paz tardó en
llegar y muchos de los actos no pudieron celebrarse nunca. Con todo, y si bien
el día anterior a la fiesta, el 23 de mayo, Italia declaró la guerra a Austria,
y entró a formar parte del bloque de los aliados, el 24 de mayo se celebró en
el abarrotado santuario un solemne pontifical presidido por el cardenal
arzobispo de Turín. También hubo festejos en Valsalice y Castelnuovo. Para cerrar el aniversario, el Rector Mayor
invitó a todos los amigos de Don Bosco a una doble peregrinación: la
primera, el día 15 de agosto, para visitar su tumba y la segunda, el día 16,
para visitar I Becchi, donde había nacido y en Castelnuovo, donde había sido
bautizado. En Valsalice la asistencia fue tan numerosa que fue necesario
levantar un altar en el pórtico que está delante de la tumba. Miles de personas
se agrupaban ocupando todos los espacios del patio y sus alrededores. Cantos,
oraciones y ofrendas precedieron a la bendición eucarística impartida por don
Pablo Álbera desde la terraza situada ante la tumba de Don Bosco. A los
presentes se les entregó un recuerdo con la imagen de Don Bosco y algunas de
sus máximas. La segunda jornada, el 16 de agosto, concentró en torno a la casita
de Don Bosco en I Becchi a numerosos grupos de jóvenes y adultos, eclesiásticos
y laicos, que venían de Turín y de los pueblos aledaños. Lo esperaban don Pablo
Álbera y todo el Capítulo Superior. Don Pablo Albera celebró la Santa Misa y después se
procedió a la colocación de la primera piedra de la nueva iglesita que se
quería levantar allí en honor de María Auxiliadora como recuerdo del doble
centenario. En Castelnuovo se descubrió una lápida conmemorativa. Después de
una comida popular, siguió el homenaje oficial del pueblo. Don Pablo Álbera fue
nombrado ciudadano de honor. En América pudieron celebrarse ambos centenarios.
En todas las naciones americanas donde estaba implantada la obra salesiana se
celebraron actos masivos en honor de Don Bosco y de María Auxiliadora. En
varios lugares se dio su nombre a las calles y se levantaron centros e iglesias
en perpetua memoria del acontecimiento. Argentina y Brasil fueron las que más
se distinguieron en esta circunstancia.
5.2. En la celebración del Bicentenario
Hasta
aquí fue la historia de la primera celebración. Son también muchos los actos,
en gran medida muy sencillos, que están teniendo lugar en todo el mundo.
Pretendo subrayar, como lo hice el 16 de agosto en I Becchi al inicio del
Bicentenario, el sentido del mismo. Hoy nosotros, mientras celebramos el
Bicentenario de este hecho histórico, damos profundas gracias a Dios por lo que
ha hecho con su intervención en la
Historia , y en esta historia concreta aquí, en las colinas de
I Becchi. Varias veces digo en esta carta, que el carisma salesiano es el regalo que Dios, a través de Don Bosco, ha
hecho a la Iglesia
y al Mundo. Se formó en el tiempo, desde las rodillas de Mamá Margarita
hasta la amistad con buenos maestros de vida y sobre todo en la vida cotidiana
con los jóvenes. El Bicentenario del
nacimiento de Don Bosco es un año jubilar, es
un «año de Gracia», que queremos vivir en la Familia Salesiana
con un profundo sentimiento de gratitud al Señor, con humildad pero gran
alegría, porque ha sido el mismo Señor
quien ha bendecido este hermoso movimiento espiritual apostólico fundado por
Don Bosco bajo la guía de María Auxiliadora. Es un año jubilar para los 30
grupos que ya formamos esta gran Familia, y para otros muchos que, inspirados
en Don Bosco, en su carisma, en su misión y espiritualidad, esperan ser
reconocidos en esta Familia. Es un año jubilar para todo el Movimiento Salesiano
que, hace referencia a Don Bosco en sus iniciativas, acciones, propuestas,
camina compartiendo espiritualidad y esfuerzos por el bien de los jóvenes, en
especial los más necesitados. Este
Bicentenario quiere ser, para todos, y en todo el mundo salesiano, una ocasión
preciosa que se nos ofrece para mirar el pasado con agradecimiento, el presente
con confianza, y para soñar el futuro de la misión evangelizadora y educativa
de nuestra Familia Salesiana con fuerza y novedad evangélica, con coraje y mirada
profética, dejándonos guiar por el Espíritu que siempre nos acercará a la
novedad de Dios.
El
Bicentenario está siendo una
oportunidad para una verdadera renovación espiritual y pastoral en nuestra
Familia, una ocasión para hacer más vivo el carisma, y hacer tan actual a Don
Bosco como siempre lo fue para los jóvenes, en nuestro camino hacia las
periferias físicas y humanas de la sociedad y de los jóvenes.
El año del
Bicentenario, y el camino posterior
que hemos de recorrer, han de ser
para nosotros, un tiempo para aportar lo que humildemente forma parte de
nuestra más viva esencia carismática.
Este
Bicentenario ha de ser, y está siendo
también, la evocación de tantas mujeres y hombres que en este proyecto
apasionante han dado su vida por este ideal de manera heroica, en las
condiciones más difíciles y extremas del mundo, y por eso son un triunfo, un
tesoro inestimable que solo Dios puede valorar. Con esta convicción, nos
sentimos más animados no solo a admirar a Don Bosco, no solo a percibir la
actualidad de su figura, sino a sentir
fuertemente el irrenunciable compromiso de imitación de quien, desde las
colinas de I Becchi llegó a la periferia de Valdocco, y a la periferia rural de
Mornese, para implicar consigo y con otras personas a todo aquel que buscara el
bien de la juventud y su felicidad en este mundo y en la eternidad.
REFLEXION
(Grupal o personal)
1.
¿Qué pidió Don Bosco en su último Aguinaldo?
2. ¿Cuál es el corazón de la mística salesiana?
3. Por nuestra comunión de carisma reconocemos la __________ y, al mismo tiempo, la __________.
4. Nuestra Unidad tiene su fuente en:
4.1
4.2
4.3
5.
¿Cuál es la finalidad primaria del Aguinaldo?
6.
Para todos los integrantes de la Familia Salesiana , el punto de confluencia
primero es __________ de Don Bosco suscitado por _______________, para bien de
_______________.
7.
El amor de Don Bosco por los jóvenes se manifestaba en __________ concretos y
__________.
8.
¿Qué quiere decir para Don Bosco ser hombre de corazón?
9.
Don Bosco realiza su santidad personal mediante el __________ educativo vivido
con __________ y corazón __________
10.
¿Cómo estaríamos haciendo realidad, lo más bello de este nuestro carisma
salesiano?
11.
¿Qué significaba sentirse envuelto en la TRAMA DE DIOS?
12.
Don Bosco tenía una capacidad especial para saber ______ los signos de los
______. Esto le permitía leer el _____ como si _______ ya en el mañana.
13.
Nuestra sociedad moderna, con sus cambios rápidos y profundos ¿qué tipo de
personas nos exige?
14.
¿Qué debemos hacer para ser fermento en el mundo de los jóvenes?
15. ¿Qué nos pide Dios a través de los jóvenes
con los que nos encontramos?
16. ¿Cómo
se debe manifestar nuestra predilección pastoral por los jóvenes?
18 . El
Papa nos está pidiendo que estemos en la __________, con los __________ que
están en la periferia... para nosotros la __________ es algo __________ de
nuestro ______ salesiano.
19.
En nuestro servicio a los jóvenes deben encontrar __________ de referencia __________
y adultos.... __________ audaces pero «__________».
20.
Nuestra jóvenes... necesitan... aprender a vivir su fe, más por __________ (por
testimonio de ______) que por ____________
21.
Nosotros
como educadores... debemos estar dispuestos a «_______ la propia vida» para _______
por el Reino... dispuestos a __________ nuestras obras cuando
sea __________.
22. Trabajar
con los jóvenes y por los jóvenes... es una __________ que se nos ofrece de
caminar ______ a ellos para volver a _______, para recuperar su vida y su __________,
sin filtrar su __________.
23. ¿Cuál es el desafío que
se nos presenta al escuchar y aceptar el Evangelio?
24.
¿En qué consiste los «itinerarios de educación a la fe»?
25. ¿Por qué el Rector Mayor nos dice que los jóvenes, y especialmente los más pobres y necesitados, son quienes nos salvarán?
26. Por qué los jóvenes pobres han sido y son todavía un don para nosotros?
27. ¿Cuáles
fueron los dos centenarios que se celebraban en al año 1915?
28. Don Pablo Álbera quería darle a la
celebración del primer centenario un doble carácter: extender la __________ a
María Auxiliadora y dar a __________ la figura y obra de __________, y también
con el fin de __________ causa de beatificación.
29. Italia
declaro la guerra a __________ y así integrando el bloque de los __________ entró
en la primera guerra mundial el ____ de mayo de ______, justo un día antes del __________
de la celebración del __________ de la fiesta de María Auxiliadora.
30. El
__________ salesiano es el regalo que ______, a través de ________, ha hecho a
la __________ y al mundo.
31.
¿Por qué este Bicentenario un Año Jubilar, es un «año de Gracia»?
32. Este
Bicentenario quiere ser, una __________ preciosa para mirar el pasado con ____________,
el presente con ____________, y para soñar el ________ de la ________ evangelizadora
y ________ de nuestra Familia Salesiana.
33. El
Bicentenario es una oportunidad para: una verdadera __________ espiritual y __________
en nuestra Familia, una ocasión para hacer más vivo el __________, y hacer tan ______
a Don Bosco como siempre lo fue para los ________
34.
En este Bicentenario, nos sentimos más animados no solo a __________ a Don
Bosco, no solo a percibir la __________ de su figura, sino a sentir el
irrenunciable compromiso de _________ de quien, desde las colinas de I Becchi
llegó a la __________ de Valdocco, para implicar consigo a todo aquel que
buscara el ________ de la juventud y su __________ en este mundo y en la eternidad.
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