Exhortación Post Sinodal Querida Amazonía

 

 

Texto completo del documento:

http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20200202_querida-amazonia.html

 

Firmada el 2 de febrero de 2020, la Exhortación Post Sinodal “Querida Amazonía” constituye el primer fruto del Sínodo para la región Panamazónica celebrado en Roma entre el 6 y el 27 de octubre del año anterior, si bien el Pontífice reconoce que el documento no desarrolla todas las cuestiones tratadas en el Documento final del Sínodo, que concluyó con un texto titulado “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

Los 111 puntos del documento están distribuidos en cuatro capítulos, a los que el papa Francisco se refiere como “sueños”: cuatro visiones  que  él propone, narradas con el sello específico de haber sido orados y reflexionados desde el discernimiento comunitario y que por ello, no son suyos, si no del Espíritu que ilumina los corazones de todos los fieles.

 

Del sueño social (Capítulos 8 a 17) se desprenden la actitud de indignación que surge cuando se constatan las reiteradas injusticias cometidas contra quienes se les ha despojado de su riqueza familiar, social, comunitaria y cultural. Sólo promoviendo la defensa de los más débiles mediante el sentido de comunidad y la práctica de la fraternidad y del diálogo social, avanzaremos hacia la recuperación de la dignidad de cada persona y de cada territorio.


El sueño cultural (capítulos 28 a 40) invita a una cultura del encuentro, tan presente siempre en el pensamiento del Papa desde el inicio de su pontificado. Sólo el encuentro fraterno y abierto permite recuperar la cultura original que da sentido de vida e identidad; pero este encuentro intercultural necesita la apertura solidaria a dejarse enriquecer por lo “otro”. Este sueño es la propuesta contraria a la globalización y al paradigma tecnocrático que pretende anular lo diverso para alentar el consumo de lo igual.

 

El sueño ecológico (capítulos 41 a 60) parte de la necesaria interconexión entre todo lo creado en donde el ser humano es creatura que tiene el deber de cuidar de la casa común y permitir que el hombre pueda llegar al fin para el que ha sido creado: Dios, que le ha dado su existencia gratuita y por puro amor.  Por esto, la relación que debe existir entre la persona y su ambiente debe ser de sumo respeto, y contemplación, superando la mirada superficial y frívola de la simple productividad.

 

Finalmente, el sueño eclesial (capítulos 61 a 110) propone “nuevos testimonios de santidad con rostro amazónico”.  Esto significa encontrar nuevos caminos para la Iglesia en esa región, desafíos que comprometan la acción de todos, laicos y religiosos que entiendan que lo que distingue a la acción de la Iglesia es el esencial kerygma, es decir, el anuncio del infinito amor de Dios por cada uno y, de modo preferencial, por los más pobres y débiles.

 

La exhortación culmina con una invocación a la Madre de Dios:

 

Madre de la vida,

en tu seno materno se fue formando Jesús,

que es el Señor de todo lo que existe.

Resucitado, Él te transformó con su luz

y te hizo Reina de toda la creación.

Por eso te pedimos que reines, María,

en el corazón palpitante de la Amazonia.

 

Muéstrate como Madre de todas las creaturas,

en la belleza de las flores, de los ríos,

del gran río que la atraviesa

y de todo lo que vibra en sus selvas.

Cuida con tu cariño esa explosión de hermosura.

 

Pide a Jesús que derrame todo su amor

en los hombres y en las mujeres que allí habitan,

para que sepan admirarla y cuidarla.

 

Haz nacer a tu Hijo en sus corazones

para que Él brille en la Amazonia,

en sus pueblos y en sus culturas,

con la luz de su Palabra, con el consuelo de su amor,

con su mensaje de fraternidad y de justicia.

 

Que en cada Eucaristía

se eleve también tanta maravilla

para la gloria del Padre.

 

Madre, mira a los pobres de la Amazonia,

porque su hogar está siendo destruido

por intereses mezquinos.

¡Cuánto dolor y cuánta miseria,

cuánto abandono y cuánto atropello

en esta tierra bendita,

desbordante de vida!

 

Toca la sensibilidad de los poderosos

Porque, aunque sentimos que ya es tarde,

nos llamas a salvar lo que todavía vive.

 

Madre del corazón traspasado

que sufres en tus hijos ultrajados

y en la naturaleza herida,

reina tú en la Amazonia

junto con tu Hijo.

Reina para que nadie más se sienta dueño

de la obra de Dios.

 

En ti confiamos, Madre de la vida

no nos abandones

en esta hora oscura.

Amén.


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