Laudato Si´



Laudato Si’ es la segunda encíclica del Papa Francisco y la primera dedicada enteramente al tema de la ecología. Fue firmada el 24 de mayo de 2015 y publicada el 15 de junio de ese mismo año.
Se llama ‘Laudato si’, (‘Alabado seas’), porque el documento comienza citando esas palabras, con las que empieza el llamado ‘Cántico de las Criaturas’ que escribió san Francisco de Asís para alabar y agradecer a Dios por la Creación. San Francisco de Asís escribió “El cántico de las criaturas” en torno al año 1226, cuando ya había iniciado su camino de pobreza radical. El poema es una expresión de alabanza a Dios a través de las criaturas, y puede decirse que es uno de los primeros documentos ecologistas. Este es el poema de San Francisco de Asís que inspiró Laudato si’:

Cántico de las criaturas

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas:
en el cielo las has formado
claras y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos
con flores de colores y hierbas.

Loado seas, mi Señor,
por los que perdonan por tu amor
y sufren enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la muerte corporal
de la cual ningún hombre vivo puede escapar.
¡Ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados los que encontrará en tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.


Introducción
Dice el Papa que san Francisco de Asís llamaba ‘hermana’ a la tierra, y nosotros nos sentimos sus dueños y la explotamos; advirtiéndose el efecto del pecado en el medio ambiente.
Recuerda la preocupación de sus predecesores por el deterioro del medio ambiente, y pide que cada persona se arrepienta de sus propios pecados contra la creación divina.
Dice que la preocupación por la naturaleza va ligada a la justicia hacia los pobres, y propone entablar relaciones fraternas y no de explotación.

Capítulo I: Lo que le está pasando a nuestra casa.  Denuncia el Papa la contaminación de aire, tierra, agua, por basura, desechos tóxicos, emanación de gases. Critica la ‘cultura del descarte’, que excluye personas y convierte a las cosas en basura. Advierte del calentamiento global y sus efectos. Lamenta el desigual acceso al agua potable; la destrucción y desaparición de animales y vegetales; que al planear obras no se considera cómo afectan. Reconoce que algunos países avanzan en preservar zonas, y otros sólo buscan su interés.
Recuerda que el hombre no debe vivir en condiciones insalubres, privado del contacto con la naturaleza. Advierte que la comunicación por internet sustituye la relación real con los demás; que el ser humano y el ambiente se deterioran juntos, y que los más afectados son los más débiles. Lamenta la irresponsabilidad e indiferencia hacia este tema.

Capítulo II: El Evangelio de la creación. Explica que fe y razón ofrecen un diálogo productivo; que la fe ilumina toda realidad humana. Hace notar la sabiduría de textos bíblicos que muestran que el mundo nos fue encomendado; nos llaman a establecer relaciones fraternas con todas las criaturas, y a contemplar y preservar la belleza de la creación.

Capítulo III: Raíz humana de la crisis ecológica. Dice el Papa que el deterioro de la ecología va a la par del deterioro de la sociedad. Hace notar que la tecnología ha logrado maravillas, pero su poder daña si domina y explota. Denuncia males sociales: egoísmo, consumismo, cultura del descarte, relativismo. Propone valorar cada vida creada por Dios, desde su concepción, y respetarla, y el sentido del trabajo. Comenta experimentos con animales y manipulación genética. Propone que haya espacios de discusión donde los afectados por obras que alteran el medio ambiente, sean escuchados.

 Capítulo IV: Una ecología integral. Dice el Papa que no hay dos crisis, ambiental y social, sino una sola. Que la ecología supone cuidar el patrimonio cultural, histórico, artístico; proteger las culturas aborígenes; procurar calidad de vida en ciudades y el contacto con la naturaleza. Denuncia la grave escasez de vivienda. Considera a la familia como la base de la sociedad. Invita a preguntarnos qué mundo dejamos a las siguientes generaciones.

Capítulo V: Algunas líneas de orientación y acción. Pide el Papa consenso mundial para resolver la crisis ecológica. Menciona logros y fallos de movimientos mundiales. Lamenta contaminación de aire y mar, y la pobreza. Propone se organicen grupos que defiendan su entorno de la depredación. Dice que hay que redefinir el concepto de progreso, tomando en cuenta el bienestar integral del ser humano. Pide a los creyentes ser coherentes.

Capítulo VI: Educación y espiritualidad ecológica. Propone el Papa cambios de vida. Abandonar el consumismo compulsivo. Propone una educación ambiental que no sólo informe sino cree hábitos. Dice que es en la familia donde se aprende a amar y a cuidar la vida. Propone una ‘conversión ecológica’: no sólo reconocer lo hecho contra el planeta, sino arrepentirse y cambiar. Asegura que ‘menos es más’: acumular cosas distrae el corazón e impide disfrutar la vida. Propone vivir con sobriedad y humildad; reconocer nuestra dependencia de otros, revalorar los signos de amor, dar gracias a Dios antes y después de las comidas.
De la Encíclica ‘Laudato si’, podemos extraer estas diez propuestas:

  • Que cada uno reconozca sus propias maneras de dañar el planeta, y se arrepienta de sus pecados, grandes y pequeños, de su manera particular de contribuir a la destrucción de la creación divina.
  • Abandonar el estilo de vida consumista, conformarse con menos, vivir con sobriedad.
  • Evitar el uso de plástico.
  • Evitar el desperdicio de agua, reducir su consumo.
  • Separar los residuos, en orgánicos e inorgánicos.
  • Cocinar sólo lo que se va a comer, no desperdiciar alimentos.
  • Reciclar, reutilizar.
  • Usar transporte público o compartir un vehículo entre varias personas.
  • Plantar árboles.
  • Apagar las luces que no se usan.



Considera los Sacramentos medios privilegiados para encontrarnos con el Creador. Alaba el descanso dominical cuyo centro es la Eucaristía. Nos invita a alabar a la Trinidad al contemplar la creación, y pedirle ayuda a María para ‘mirar este mundo con ojos más sabios’.